Blindness- Markhyuck

XXIV

Mark reconocia que su pequeño novio era más pegajoso como novio que como amigo, desde que el menor se retiraba de su casa y se quedaban hasta la noche para platicar por mensajes. Mark nunca fue fan de la tecnología y menos a escribir rápido en el teclado braille de su celular, pero, bueno, su vida iba a dar un giro rotundo por su precioso sol.

Además de que últimamente se sentía observado. Por quince años de experiencia siendo ciego había aprendido a sentir la presencia y miradas sobre él.

—¿Chan? Deja de estar jugando, mejor ven y dame un beso.

—¿Cómo sabías que era yo?— El pequeño chico se acercó a su novio para dejar un besito lleno de babita en la mejilla de Mark.

Sonrió.

—Aun no llegan niños, creo que vine muy temprano.— Mark se había desesperado de esperar a los pequeños que les enseñaba a leer braille.

—No, ahí viene Ning Ning, esa una pequeña muy hermosa.

—Lo sé, puedo sentir que es hermosa y además es muy tierna.

—Quiero una de esas en unos años, ya sabes.— El menor la pensó. —En realidad no me importaría su sexo, quiero alguien que me llame papá.

A Mark le provocó mucha ternura la forma de hablar de su pequeño novio, además de poder imaginar el tacto de su barriga abultada.

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—Donghyuck está muerto, Taeyong, entiendelo, tu hermano está muerto.— Minjun miraba con pena al hermano mayor de los Lee quien lloraba desconsoladamente.

Taeyong había iniciado una busqueda para encontrar a su hermanito Donghyuck, lo quería de regreso o al menos saber si estaba bien, siendo el mismo pequeño que brillaba como tal estrella. Sin embargo, Minjun le había dado la peor de las noticias.

—Hyuckie, perdoname, por favor.— Taeyong no paraba de lloriquear y Minjun retenía una pequeña risa mientras le entregaba el cofre de cenizas, que, tanto Minjun como Taeyong creían que pertenecían al moreno.

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Canadá ofrecía una sola beca disputada entre los dos mejores estudiantes de medicina de la cuidad de Seoul, por lo que solo estaría entre Lee Minhyung y Kim Minjun.

Harían llegar la correspondencia a ambos jóvenes para que pudieran dar lo mejor de ellos y escoger finalmente a uno.

—Estoy seguro que te ganarás esa bendita beca, le ganarás al imbécil ese, te lo aseguro.—Haechan yacía sentado sobre las piernas de Mark abrazándolo por los hombros.

—Realmente no lo sé, estoy muy nervioso.

—Confia en tu guapo novio, ¿Sí?—el coreano besó los labios del mayor, un toque suave y mojado. Haechan mordió el labio inferior de Mark y este sabía lo que significaba. Tenía que abrir ligeramente su boca y darle acceso a la lengua ajena; o algo así le había dicho Jaemin.

Dicho y hecho.

Mark abrió cuidadosamente la boca, sintiendo deslizar la lengua ajena dentro de su boca y chocar con su lengua, Haechan tuvo que acomodarse en una posición más cómoda sobre Mark, sus piernas a cada lado de las de su novio sin romper el beso que estaba tomando un temperamento mayor.
El menor presionó sus glúteos contra la entrepierna del canadiense que empezaba a asomarse debido al ambiente.

Por último, el pequeño y según tímido Haechan rompió el beso, comenzando a lamer el cuello de Mark y terminado cerca de sus clavículas, tomandolo ligeramente su piel para succionar y formar un chupón que por supuesto, Mark disfrutó del proceso.

—Esto solo es porque estás dentro de los dos mejores, imagínate si llegas a quedarte con la beca cómo te irá.

El delgado bajó de las piernas del mayor para bajar el cierre y desabotonar el botón de su pantalón. Sonrió con lujuria.

—Será de tus mejores felicitaciones, Mark Lee, la próxima, será tu regalo.— Haechan dijo mientras besaba su mejilla.

—Oh my God.—Mark pudo articular tres palabras cuando sintió su pantalón bajar hasta sus rodillas.

El solecito de Mark sonría con lujuria por el bulto que se escondía atrás del boxer azul marino, (que para Haechan, ese boxer estaba muy ajustado).

Mark le había asegurado que nadie llegaría de visita por lo que estarían solos a excepción de quienes trabajaban en la casa.

Según Mark, nadie llegaría.

Según.

Las pequeñas manos de Haechan recorrieron la cadera del mayor para llegar al elástico de su boxer, el cual fue bajado brucamente y Mark se asustó.

Mark se trataba de un activo sumisomo. Eso acababa de descubrir el menor.

—¿Estás bien, Makku?—Había comenzado a recorrer su mano por el largo de su pene, con una masturbación lenta.

—Dios mío, no.— unos cuantos jadeos salieron de su boca y Haechan se felicitó mentalmente por sus logros.

El glande de Mark lucía rosita y empezaba a salir el líquido pre-seminal que se le hacía aún más tierno a Haechan.

Haechan se había metido la punta del pene en la boca, degustando el sabor con su lengua que chupaba el glande.

—Chan...— Mark estaba nervioso, claro, pero estaba más caliente que nervioso.

Haechan acabó por meterse todo el pene (o más bien hasta donde le cupo) a la boca, dando ligeros lenguetazos mientras entrelazaba los dedos con Mark que parecía estar desfalleciendo.

—¡Mark hyung! Estoy aqu-— La puerta se abrió de golpe.

Mark brincó de susto haciendo que su pene se intrudujera hasta la garganta de Haechan, lo que hizo querer vomitar por el esfuerzo.

Haechan tosía descontroladamente agarrándose el cuello y queriendo arreglar las ropas de Mark mientras Jaemin seguía en el marco de la puerta impactado por la escena.

—Sí, creo que estaban comiendo, yo estoy lleno así que me voy.— Jaemin se dió la vuelta desconsertado, pero cerrando la puerta.

—Mierda, Mark, dijiste que no vendría nadie.— Donghyuck aún en el piso, sonrojado, no por Jaemin, sino porque recién terminaba de recuperar la respiración, ayudó a Mark a acomodar su boxer y pantalón.

—Demonios, lo siento. ¿Estás bien?

—¿Me estás preguntando si estoy bien cuando acabas de meterme hasta el fondo tu pene?.— Haechan tenía un tono de indignación que hizo reír a Mark. —Claro que estoy bien, se supone que eran tus felicitaciones pero terminaste agradeciéndome muy bien con el último toque.

Mark rió avergonzado.