XXXIX

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Mark a sus veintiún años es un joven con muchos dotes, desde los físicos hasta los emocionales.

Después de tres años queda exento a su carrera de medicina. Qué joven tan impecable. Además es de ser muy atractivo, con un físico envidiable por muchas personas y también deseado al mismo tiempo.

Chenle es testigo del físico seductor del mayor, sin embargo, como aquella mandíbula afilada, y aquella frente descubierta. Pero qué sexy es aquel médico.

Para suerte o mala suerte de los dos, jamás terminaron en una relación amorosa, afortunadamente notaron que su amistad no era más que una hermandad.

Tal vez sí, compartieron unos cuantos besos y toqueteos, pero nada que ninguno de los dos se pueda arrepentir.

Claro, el chino no se queda atrás, Mark también es espectador de cuántos jóvenes estaban detrás de aquel enfermero, —al igual que Mark, exento—. Pero Chenle los terminaba rechazando amablemente, el buscaba un típico cliché.

Chenle le mostró a Mark de la manera más hermosa el mundo.
También Mark vio aquellas fotos, cuatro jóvenes aparentemente de la misma edad, facciones infantiles.

Por ejemplo, aquellas de su primer amor, un moreno con lindas mejillas, lunares que parecían astros, y cabello castaño poco rizado. Su físico parecía aún de un puberto y seguro con el paso de los años, éste había madurado físicamente. Ah, y por supuesto, la voz aguda que quedó en los videos de éste grababa.

Jaemin es otro joven que logró reconocer por las fechas de las fotos, pestañas largas, atractivo a temprana edad, sonrisa grande y de diseño de un lindo conejo. Dos jóvenes a su lado, Mark aún no sabe quién es Jeno y quién Renjun, pero está seguro que de ellos se trata.

Quiere verlos y conocerlos. También su familia, quiere amarlos demasiado y abrazarlos, tal vez llorar un poco porque será la primera vez en mucho para ver la casa que pasó durante su vida.

Su vuelo a Seul es anunciado, acomoda sus maletas y ayuda a Chenle con las suyas. Porque sí, ambos irán a Corea, donde también habita la familia de Chenle. Además de que el menor de insistió querer conocer a sus amigos y familia.
Además de ser transferidos hasta Busan para realizar pequeñas prácticas, y poder obtener sus cédulas profesionales. Pero tenían un mes de descanso así que estarían mientras tanto en Seul.

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Renjun y Jeno sonríen viendo al menos de rodillas recibiendo besos en las mejillas de los pequeños niños preescolares que caminan directo a sus padres con una mochila más grande que ellos mismos.

Dos años exactos de que Donghyuck murió.  Aún Jeno no logra comprender qué fue lo que orilló a Donghyuck quitarse la vida. No lo entiende. Le entristece aún que los últimos minutos de vida de su mejor amigo, hayan sido dentro de aquella prisión.

Y la última vez que preguntó por Donghyuck, le comentaron que no tenía ni un solo amigo. Además de que el menor inventaba ciertas anécdotas y se golpeaba a sí mismo.

Pero no hay nada que Jeno pueda reponer. Su mejor amigo se suicidó.

Ya no llora, pero aún lo extraña.

—Soy un maestro muy sexy, lo sé.—Jaemin, aún con su delantal lleno de pintura y pedazos de papel, besa a ambos.

—Y por eso necesitamos que nos enseñes muchas cosas, profesor Na.—Renjun ríe ante las palabras coquetas de Jeno mientras ayuda al menor subir al auto con tantas cartulinas y más papeleo.

Y que por supuesto, aquellos tres viven en una hermosa casa que compraron a base de su trabajo, que además de que resultaron ser vecinos de Taeyong, quien llegó poco tiempo después de notificarle que su hermano menor habia fallecido.

Además de que, cierta persona cuyo nombre es Jaemin, quiere que la familia sea tal vez un poco grande, una pequeña persona más, alguien que comience a cobrar vida en su vientre.

A Jeno le da igual, si los tres son felices así, tal vez con alguien más lo serían más.

Pero Renjun no quiere ese tipo de responsabilidadades aún, así que Jaemin no tiene más remedio que respetar y abtenerse. Tal vez en un futuro tendrán a un pequeño o pequeña por ahí. Cuando los tres puedan congeniar.

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—¡Taeyong! ¡Taeyong!—Taeyong corre hasta donde está su esposo, tiene la cuchara en la mano y está estático.
—Taeyong, se está moviendo mucho.—Lloriquea dramáticamente.

—Doyoung, tienes cuatro meses recién, apenas está formado para moverse.—Taeyong acaria suavemente el vientre de su esposo, se inca y lo besa. —Deja de darle problemas a papi, se enoja mucho y yo termino pagando.

—Si se termina pareciendo a ti, haré que le cambies los pañales hasta que crezca.—Taeyong rió y asintió.

—Siento que se parecerá a ti, tú eres muy bello.—Doyoung seguía cortado la verdura sonrojado.

—Que se parezca a ti, sería estar junto a dos obras de arte.— Taeyong sonrió dulcemente para besar los esponjosos labios de su marido.

Lo que Doyoung y Taeyong hubieran dado por tener presente ahí a Donghyuck.

Blindness- MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora