Arco 04: (I)

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Arco 04: El juramento.

/Yo soy/

Quería que él despertará en un mundo mejor. Uno mucho más hermoso de lo que alguna vez fue.

A partir de allí, las cosas fueron mucho más sencillas. La lluvia roja dejo de caer y poco a poco más zonas volvieron a ser habitables.

Su Yun no se quedó quieto, investigo hasta el último instante. De alguna manera se había sentido mucho más cómodo con los conocimientos en su cabeza, comprendiendolos del todo después de tanto ese tiempo. Fue curioso que mientras más cosas conseguía por el bien de los millones que sufrieron una perdida de conciencia, algo dentro de él perdía las esperanzas.

Tres largos años después, gracias a los esfuerzos de los protagonistas que tomaron un papel principal y a su propia invención junto con la del equipo de ex científicos del centro logró desarrollar un antibiótico. El fármaco que fue repartido a una velocidad considerable por lo la cohesión y lo que quedaba de las naciones unidas fue la primera victoria de la humanidad. Como una vacuna prevenía de accidentes y ayudaba en la recuperación de los enfermos.

La niña que lo había acompañado por todo ese tiempo fue la primera en probar el fármaco. En pocos meses comenzó a crecer de nuevo, recuperar el color y el calor que había perdido por todo ese tiempo y se reunió con los familiares de los que se había separado. No fue una despedida fácil.

Podría haber ganado mucho. Fama y dinero. Pero prefirió mantenerse alejado. Visitando día y noche aquel lugar. Se había negado a llamarlo tumba.

“Ya no puedo sentirlo. LinLin es inútil”

El célebre investigador miró hacía el pilar derrumbado con los ojos cansados. Trabajó duro.

—Así que ya no está en este mundo.—Le habló a esa presencia desagradable que sabía que nunca dejaría de vigilarlo—Sigues aquí.

Desapareció sin dejar rastro. Como una hoja que es arrastrada por el viento. Solo lo supo hace unas horas, pero todavía no podía creerlo. Él nunca lo abandonaría, ni siquiera podría imaginarlo, aunque fue él el que hizo la promesa.

—Eso es lo que querías desde un primer momento.

No reconoció la voz ronca que salió de su garganta.

El pequeño sistema en su bolsillo guardó silencio, como si fuera consiente de la cosa que los vigilaba.

«Infracción»

Las letras grandes bailaron frente a sus ojos como un cartel de neón. Eran rojas, un gran detalle de una máquina sin alma.

Entrecerró los ojos. Se sentía demasiado viejo cómo para iniciar un escándalo o sumirse en preocupaciones inútiles.

Te molesta que ganará al final. Yo no lo maté con mis manos y aún así en mundo logró comenzar a recuperarse.

Sabía que ya nadie lo escuchaba, pero sonrió ante la idea de que era imposible que aquello sin sentimientos fuera herido por sus palabras.

—Nunca le haré daño. Siempre lo salvaré aunque tenga que contradecir las reglas de un dios artificial.

Fue un juramento hacía sí mismo. LinLin hizo un pequeño zumbido como respuesta afirmativa.

El tiempo no perdona. Esa era un frase vieja que cobraba sentido con los años.

Su Yun se sentía cada vez más cansado. En un año supo que moriría rápido, el sistema había sido muy eficiente con su castigo. Todos sus órganos comenzaron a fallar tan exactos como un temporizador, a los oídos de sus conocidos y los familiares de Sheng Ju, era algo tan mundano como el cáncer. Quería reír del dolor, pero tenía cosas que preparar. El trabajo se sintió eterno.

Lo siento.

Tuvo que disculparse cientos de veces pero eso no alivió la tristeza y la ira de unos pocos. Se quedó a la mitad del trabajo, solo le consolaba que adiestró a un puñado de semillas talentosas cuando pudo.

Sin la fuente del mal se inició una recuperación muy lenta. Se calculaba que se tardarían dos siglos en llegar a su antiguo esplendor, fue la mayor caída de la humanidad en toda su historia.

Fue una tarde oscura. Las nubes cubrían la ventana de su pequeño cuarto de hospital. No quería nada demasiado presuntuoso por lo que se había negado a recibir algo más grande, era como un perfecto dibujo minimalista, repleto de blanco y formas simples.

Moriría de todas formas. El ruido innecesario no era algo que quería atraer.

En su último día quedó ingresado en un hospital de élite. Nadie tenía la menor idea de lo que sucedía o la razón detrás de la que se mantenía tan calmado. Aunque se había negado, una cantidad absurda de recursos habían sido usados en su cuerpo.

Aunque tenía la insistente voz del sistema a su lado un pequeño atisbo de soledad invadió los ojos de Su Yun.

La tumba vacía permaneció en su lugar. Los arreglos que había preparado les llamó la atención a algunas personas después de que Su Yun dejó el mundo. Por muchos años el monumento se erigió en su lugar. Las futuras generaciones frecuentaron el lugar como tributo a los que permitió que su presente llegará a ser hermoso.

Alguien emergería de allí tarde o temprano. Esa leyenda se mantuvo fresca, se debía crear un mundo hermoso para esa persona y mantener las flores. Quizá eso nunca pasó. Al final la razón de las rosas que rodeaban la tumba fue olvidada.

El gris que tanto odiaba lo recibió. Sin dejarlo suspirar por abandonar la incómoda sensación de muerte y debilidad, el texto por defecto apareció ante sus ojos.

"Abriendo archivo compartido de usuario 0067 y sistema autónomo 00001"

"Datos mundiales corruptos, excepcionalidad controlada."

Corruptos.

Esa era una palabra curiosa, le debería causar un miedo terrible a la eliminación. Nada fuera de lo común sucedió.

"Nuevo récord alcanzado"

"Mundo asegurado"

"Aunque hubieron algunos errores, el sistema mundial reitera sus felicitaciones. Solicitá que el anfitrión realize su trabajo"

Por supuesto, no había ninguna variación mínimamente humana.

"La sanción será efectuada en breve. El sistema recomienda que cumpla los objetivos si es que estos son dados al usuario."

Ya no tenía ánimos para gritarle. La ira que sintió al descubrír que las ruinas que había protegido estaban vacías se desvaneció hace mucho. Ahora solo queda frío.

"La enfermedad no fue el castigo, por lo menos no todo. El alma del anfrition...."

La voz de LinLin resonó con una suavidad impropia de esa cosita. El lo sabía, el rojo intimidante no debía ser usado a la ligera.

—No te esfuerces. Tenemos trabajo que hacer.

Lo aceptó. Era frágil como un insecto frente a un hombre, pero aquello no significaba que estaba dispuesto a ser usado como un muñeco. Aquello de extendía también al zorro y al propio villano. La próxima vez lo sabría todo, lucharía con cada fuerza que le quedará a su alma.

La oscuridad lo tragó.

"LinLin tiene miedo... Anfrition"

Su Yun no logro escucharlo.

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Nota:Borre por completo el arco cuatro y voy a rescribirlo. Gracias por su paciencia.

Proyecto de rehabilitación de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora