Arco 01: Extra 2 (III)

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Arco(I) Extra 2 (III)

[Zemur]

Stan observó como su hermana perdía el tiempo. Analizaba las pequeñas piedras y se paraba a mirar parte de la flora del jardín frontal. El día avanzaba lento, como una miel espesa.

—¿Cuánto ha pasado?—lanzó una pregunta al aire mientras sostenía una pequeña hoja.

—Tal vez más de una hora—Encogió los hombros. Por alguna razón, Zed no estaba por ninguna parte. La preocupación empezaba a invadirlos. Habían sido su sombra por todo ese tiempo, su ausencia era algo inaudito.

—Creo que lo mejor será buscarlo—El mayor se levantó de la piedra decorativa donde estaba sentado y sacudió el polvo de su ropa. Por discreción, ya no portaba informe.

Pudieron escuchar unos pasos débiles, pero constantes. Su rostro tenía un leve aire a un instructor del pasado, fue casi nostálgico.

—La señora los requiere—La voz del viejo mayordomo sorprendió a los hermanos. Era difícil medir alguna expresión en su rostro azotado por los años.

—¿Fue algo que hice?—Lucy le susurró a su gemelo. Estaba un poco preocupada. Por alguna coincidencia extraña del universo, los problemas siempre la tenían como centro. Esa era una opinión que no compartían ni su hermano y el resto de sus conocidos.

—Esperen.—gritó. Iliá, la Beta, los alcanzó. A ninguno de los dos les agradaba en lo más mínimo, pero sus padres les habían enseñado bien, y no protestaron.

—Hay algo mal en todo esto—susurró por lo bajo.—Nolan lo creé.

Sus espaldas se enderezaron cuando escucharon aquello. Había sido demasiado tranquilo. El Mariscal los envío allí por una razón, era peligroso. La persona restante estaba sentado en los muebles de manera solemne, asintió con suavidad al pequeño grupo que salía de la habitación.

—No te apartes de nosotros.—le respondió la hermana con un tono aún más bajo.

De alguna forma, gracias a esa pequeña advertencia, comenzaron a notar cosas extrañas. Pasos que no deberían pertenecer a un silencioso autómata, no parecía el lugar solitario que les había informado su jefe temporal hace un día.

La señora de la casa los fulminó con la mirada, en ese aspecto, era muy similar a su hijo. Sentada en su amplio escritorio, parecía ver a las tres personas como un enemigo en el campo de batalla. No era amigable.

—Tienen tres minutos para explicarme por qué la mitad de los sensores de mi casa cursan un ciclo diferente.—No ocultó sus intenciones.—O el acuerdo se retira aquí y ahora. Hay muchos interesados.

—Un momento, ¿qué?—respondió sorprendida Iliá.

Ambos hermanos se miraron en desconcierto. Tenían una leve idea de lo que estaba ocurriendo. La situación era peor de lo pensaron en un primer momento.

Un objeto penetró una de las grandes ventanas. El frágil cristal se dividió en cientos de piezas. Todo cayó en el caos.

♢♢♢

Zed despertó.

Aunque no estaba seguro si el término correcto era despertar. Su cuerpo estaba inmóvil, como si todas sus conexiones nerviosas hubieran dejado de funcionar de un momento para otro. Lo único que alcanzaba a sentir era una sensación de perpetuo hormigueo en su piel.

¿Dónde estaba?

La pregunta era simple, pero su estado actual le impedía averiguarlo con certeza. Maldijo su falta de cuidado en el jardín, terminó siendo sorprendido por el otro por su culpa. No sabía cual escusa emplear con el Mariscal, sí es que logra salir vivo.

Proyecto de rehabilitación de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora