Arco 01:(XVIII)

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Arco 01:El coronel Alfa es demasiado cruel(XVIII)

[Xeon]

Amaneció, en aquella superficie yerma e infértil. La delgada atmósfera que apenas era capaz de mantener vida fue teñida de varios colores. El cielo de Xeon era una anomalía, un delicado cóctel de químicos y gases de la más alta toxicidad en la cantidad mínima para no matar un hombre de inmediato, el violeta más vivo era el resultado final de esta. Una bella advertencia para quiénes quisieran profanar el planeta para robar sus preciados recursos.

Desde su nacimiento, el espíritu de aventura impulsó a los hombres a descubrir nuevas fronteras, su arrogancia se manifestaba en su deseo de conquistarlas y, solo después de eso surge la avaricia, con ella como compañera no hay nada imposible. Incluso con unas condiciones tan duras, muchos inversores del Imperio se las habían arreglado para establecer unas cuantas pequeñas colonias mineras.

Los edificios, pequeños, compactos y cerrados salpicaban el paisaje de gris. Sus estructuras estaban pensadas para mantener a unos pocos hombres, servir como base de operaciones para los autómatas que se encargaban del trabajo pesado y como protección contra la peligrosa fauna local, pero cuando esas criaturas llegaron, resultaron ser tan frágiles como el papel.

Bajo la luz matutina las gruesas corazas negras de las criaturas brillaban con luz fría. Sus grandes cuerpos, similares a los insectos de la antigua tierra, marchaban todos juntos, como un ejército perfectamente sincronizado. Las mandíbulas que tenían la capacidad de doblar el acero chocaron, un sonido ensordecedor parecía hacer temblar la tierra.

Buscaban algo, y no se detendrán hasta encontrarlo.

Las torretas y barreras aéreas de última generación siempre fueron una línea de vida para los pocos habitantes de Xeon. Sin tomar en cuenta la atmósfera y las criaturas que habitaban allí era una cuestión sencilla supervisar las acciones de unas cuantas máquinas que escababan en las montañas. Nunca tuvieron nada que temer, siempre estuvieron protegidos por la mano invisible del Imperio.

Pero en ese día, la amenaza que los atacaba no era común. Las torretas fueron inutilizadas y las barreras fueron rotas. No se desató un infierno sangriento o una batalla feroz, fue mucho más simple y limpio. En menos de una hora, el puñado de humanos que habitaban el planeta fueron borrados por los Zergs.

Sobre el cielo tranquilo, orbitando lentamente, una gran nave militar monitoreaba la superficie. En su interior habían unos pocos cientos de hombres. Ocupados como hormigas, no habían muchas personas

En una sala recubierta de metal frío, un grupo de jóvenes observaron las imágenes que eran proyectadas en la pantalla de cristal. La cara de la mayoría de ellos palideció al verlas. Ninguno de ellos parecía superar por mucho los veinte, pero el uniforme gris claro sin distinciones que portaban en sus cuerpos era una prueba de que pertenecían al ejército, cadetes.

—¿Tenemos que luchar contra esas cosas?

La voz suave de una chica joven rompió el silencio sepulcral. Su cuerpo pequeño temblaba levemente y parecía a punto de romperse a llorar. La mitad de los presentes la observaron con una mezcla de tristeza y miedo.

—No voy a morir, ¿cierto?

Pertenecía a una pequeña fuerza del Imperio en un área pobre y abandonada. Un lugar que ni el saqueador más desesperado se tomaría el tiempo de atacar. La única razón por la cual se unió al ejército era para tener unos cuantos creditos fáciles a su nombre, nunca esperó hacer nada más que papeleo. ¿Como es que terminó en esa situación tan complicada?

—No te preocupes, estaremos a salvo, hay otros grupos que apoyarán el ataque.

Como si tratará de convencerse a si mismo, uno de los hombre habló en voz alta. Su postura era valiente, pero la duda en su tono lo traicionaba, quizás estaba mucho más asustado que la chica.

Proyecto de rehabilitación de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora