Arco: 03 (VIII)

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Arco 03: Hasta el fin del mundo (VIII)

[Una propuesta]

Como habían acordado días antes, terminaron reuniéndose detrás de la enfermería.

—Guardaré tu secreto siempre que tu guardes el mío. Nos conocemos desde niños, sí no lo haces por mí, por lo menos respeta eso.

Las largas sombras del sol de la tarde se posaron sobre las pestañas del otro, una sombra lánguida se proyectó. Incluso bajando la cabeza y en un tono de súplica, Jiang Yinhu era una criatura hermosa. Wei Baishu frunció los labios.

—¿Oh, me conoces bien?—exclamó con falsedad—Ahora quieres que te perdone. Nunca pensaste en mis sentimientos ni una sola vez. ¿Acaso quieres usar mis trapos sucios para amenazante?

Se acercó, poniéndose casi en puntillas para alcanzarlo, era sólo unos centímetros más bajo. Cada vez que escuchaba una de sus palabras amables o consoladoras algo ardía dentro de
Wei Baishu. Conocía cada uno de sus defectos, por lo que su muestra de perfección lo irritaba de sobremanera.

—No era mi intención, lo que sucedió en ese lugar.—lo persuadió con voz firme, como a un niño—Sí lo deseas puedo firmarlo, nunca cometería un acto tan vil como para revelar eso tan personal...

Sus palabras se detuvieron antes de dirigirse a ese terreno. Había visto el rostro del joven que siempre lo antagonizó. Se sorprendió estando aterrado de que alguien lo supiera, la sola idea le revolvía el estómago de una manera que no podía describir.

Fue curioso, no le había desagrado el sucio contenido de su corazón cuando lo tuvo al alcance. Desde siempre le resultó difícil odiarlo.

Wei Baishu se secó el rostro. Las lágrimas de ira que habían cubierto su cara combinadas con la brisa fresca le provocaron escalofríos. Gruñó y se alejó de su rival que deseaba detenerlo. Odiaba de todo corazón que le tuvieran lástima. Lo hacía sentir como un animalito inútil, que no sabe hacer otra cosa que esconderse.

Con pasos contundentes fue por el camino que conocía de memoria. Nadie le daba una segunda mirada o se atrevía a detenerlo cuando se adentraba en territorio restringido al personal más cercano.

Los pasillos habían sido arreglados para los visitantes. La gente corría de un lado a otro, ocupados. Wei Baishu vio a su prima con una falda por primera vez en mucho tiempo, estaba atendiendo a un pequeño grupo en el jardín que estaba en la parte central de la base.

Deseaba quejarse, pero la mujer tenía mucho entre manos intentando contentar a los hombres y mujeres que nunca había visto. Guardó su ira en un recipiente estrecho.

La oficina del general estaba solo a unos diez metros. Medio escondida entre los otros edificios. Al pensar en esa persona que estaba más cerca de ser su padrino que sólo un antiguo amigo de su padre comenzó a tener pensamientos traviesos.

El mejor amigo y aliado de Jiang Yinhu era su hijo, Mo Hiu lo odiaba y respetaba, pero sobre todo le temía.  Baishu siempre se enteraba de todo lo sucio que hacía el hombre las sombras. Lo amaba demasiado como para hundirlo, pero una palabra al azar que sólo pudiera perjudicarlo un poco no estaba demás.

Buscó entrar, pero un obstáculo muy grande impedía su camino. La figura del "esposo" del profesor estaba apoyado en la puerta, como un guardia aterrador lo juzgó con sus ojos negros. Nunca le provocó una buena sensación, pero no era el momento de ser precavido.

—Estorbas el paso.

Materializó sus sentimientos, poniendo la cara más irritada que era capaz de hacer. Conociendo su estado en el lugar, eso era suficiente como para que le obedecieran, después de que dominará su capacidad esto se le facilitó. Pero en ese momento y lugar nada cambió.

Proyecto de rehabilitación de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora