El bulto bajo la sábana se volvió más evidente cuando apretaste los muslos sin querer. Le estabas poniendo las cosas difíciles, y te hubiera encantado decir que intentabas contenerte, pero habría sido una burda mentira, porque estabas desatada... y a mucha honra.
—Innie... me gustaría muchísimo poder comértelo sin que me echases cada tres segundos —murmuró con sorna bajo la fina tela que le cubría.
Suponías que el agarre de tu mano sobre su cabeza, que le volvió a empujar hasta dejarle en su posición original (entre tus muslos, con la boca pegada por completo a tu hendidura), había explicado tu postura al respecto más y mejor de lo que tú misma hubieras podido argumentar en ese instante.
La superficie de su lengua barrió desde abajo, pegándose por completo, hasta acabar en ese pequeño punto milagroso; dejándote poder apreciar una vez más el placer mismo encarnado en su boca. Una muy paciente cuando a él le apetecía, o... descaradamente salvaje cuando veía de sobra que no podías más.
Gracias a que no conseguía verte al otro lado de la sábana que le tapaba, lograbas dejarte llevar todo lo que te apetecía; era mucho más fácil gemir, chillar y no prestar atención a las expresiones que esbozabas si sabías que él no podía mirarlas. Y estaba bien, de verdad que sí, pero a medida que notabas el orgasmo aproximándose más y más, había algo que necesitabas mucho más que mantener la vergüenza a raya. Por eso, con decisión, apartaste las manos de su pelo y enganchaste la sábana, bajándola lo justo y necesario como para poder observar el maravilloso trabajo que llevaba a cabo en ese momento entre tus piernas. Jungkook sonrió (aún en su comprometida postura) y retiró a toda prisa el resto de tela que os tapaba; incluso te alzó una ceja al momento que pudo ver con todo lujo de detalles el estado tan lamentable en el que te encontrabas.
—Sigue, sigue, sigue —pediste con urgencia, notando la racha cálida de su respiración tocando tu pubis cuando exhaló con diversión al escucharte—. M-métemelos...
Mientras que sus ojos seguían clavados en tu cara, atento como lo estaría un depredador de dar caza a su presa, sentiste un solitario dedo aproximándose a tu vagina. Acarició la superficie empapada e, inmediatamente, notaste un pinchacito de molestia que remitió al momento que Jungkook bajó la boca para lamer la zona.
—¿Ves? Y-ya te dije que era demasiado, Innie... —te reprochó nuevamente, volviendo al instante al punto de interés que tantas atenciones llevaba recibiendo durante toda la noche.
—Da igual —exhalaste desesperada—. Métem... —No lograste terminar la petición cuando te encontraste con un cuerpo extraño pegado a la boca.
Cuando abriste de más los ojos, viste que eso que se te metía dentro era la lengua de Jungkook; que sus labios eran los que se te pegaban y que sus dedos mojados habían ocupado el espacio que antes cubría su boca.
Tus manos fueron directas a la parte trasera de su cuello tensado, como en un acto reflejo. E incluso con su sonrisa pegada a los labios y su firme mirada recorriendo cada milímetro de tu cara fuiste consciente de que no ibas a lograr aguantar mucho... O nada en absoluto.
—Jung... kook-ah...
—¿Sí? ¿Quieres decirme algo? —cuestionó burlón mientras que tratabas de avisarle. No podías, y seguramente no hacía falta que lo hicieras; seguro que podía notarlo en el temblor de toda tu anatomía—. ¿No quieres hablar, Innie? —ronroneó, concentrado en su trabajo.
—I-idio... Voy a...
—Ya lo noto... Estoy deseando verte hacerlo, Innie... —susurró, cambiando su sonrisa por una fuerte mordida a tus labios al tiempo que endurecía la manera en que sus dedos frotaban tu clítoris—. Dámelo... Me lo he ganado a conciencia y quiero mi premio —insistió, bajando lo justo como para notar su erección a unos centímetros de donde su mano seguía con su incesante trabajo—. Dame lo que es mío por derecho, cariño...
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Erase me
FanfictionCorrecta, educada, aplicada, buena estudiante, buena hija. Todo el que te conociese hubiera usado cualquiera de esos calificativos para hablar de ti... hasta esa noche. Está claro que si hubieras sabido las consecuencias desastrosas que esa fiesta i...