CAPÍTULO SIETE

1.9K 325 70
                                    

CAPÍTULO SIETE

Planear,

— Los mataré a todos.

Bushida miró a su superior con curiosidad al escucharse hablar repentinamente tras estar diez minutos mirando fijamente por la ventana.

— ¿De quiénes hablas?

— De los bastardos de Maniacs. — Sasaki miró a Taiga quien sonrió.

— Qué nombre tan poco original. — El pelinegro suspiró mirando por unos segundos al techo. — Ren, no pierdas la cabeza, piensa las cosas con tranquilidad y después actúa, así como siempre lo has hecho.

— ¿Quieres que esté tranquila sabiendo que esos imbéciles nos están atacando de la nada? — La castaña caminó de un lado a otro murmurando maldiciones. — Perdimos a veinte de los nuestros.

— ¿Veinte? — Sasaki asintió.

— No es nada con los treinta y seis que perdió Bonten. — Ren se detuvo repentinamente, Taiga pareció leer sus pensamientos pues la pequeña sonrisa en sus labios desapareció siendo reemplazada por sorpresa y preocupación.

— Te atacaron a ti personalmente. — Bushida tiró la revista que leía a algún sitio antes de suspirar pesadamente. — Mierda, saben quién eres.

— Debemos actuar ya. — Sasaki tomó su teléfono marcando a un número. — Me veo en la obligación de tomar medidas desesperadas.

— No lo llames a él. — Negó Bushida. — Tengo una idea, pero... Quizá sea una locura para ti y para mí.

— Habla.

— Podrías hablar con el líder de Bonten. — Sasaki le miró por unos segundos con interés. — Es una situación complicada para ambas organizaciones ¿No? Podrías contactar con Sano Manjiro y hacer un acuerdo temporal de paz.

— Eres jodidamente brillante ¿Lo sabías, Bushida? — El pelinegro rio por lo bajo. — El único problema es salir con la cabeza entera.

— ¿No se supone que los hermanos van tras de ti? Pídeles un poco de apoyo.

— Podría hacerlo, pero no sé si saldrá como pienso. — Ren levantó su camisa mirando su herida, aún comenzaba a sanar. — No puedo esperar más.

— Te acompañaré.

— No, tú te quedas aquí... Y con tres hombres cuidándote, si te llega a suceder algo más las luces de Navidad colgarán a mi lado.

Taiga rio asintiendo. Sasaki marcó a un número, pidiendo a uno de sus hombres de confianza que cuidara de Bushida mientras ella no se encontraba, y tras terminar de arreglar aquello, se marchó.

Realmente no era la hora aún de irse, así que podría decir haberse escapado del hospital sin la compañía de nadie.
Llamó un taxi y se dirigió hacia el edificio de uno de los hermanos.

Estaba casi cien por ciento segura de que Ran Haitani debía de estar ahí, encerrado como un ratón enjaulado.

Con alguna mujer, claro.

Tras pagar por el viaje como buena ciudadana, bajó del vehículo y caminó hasta la entrada del edificio, en dónde claramente fue detenida por dos gorilas.

— Llamen a su jefe. — Ambos hombres le miraron con diversión y maldad, Sasaki suspiró pesadamente. — Pueden estar seguros de que si le pido a Ran que los asesine lo hará, lo saben ¿No?

— Vete de aquí, mujer. — Respondió uno de ellos. — A menos de que quieras divertirte un poco con nosotros.

— Qué valiente de tu parte.

Ren sacó su móvil, esta vez llamando al hermano mayor quien no tardó en contestar.

¿Nena? Diablos, creo que no llamas en buen moment-

— Los dos gorilas que tienes en la entrada de tu edificio me han dicho tantas cosas hirientes. — Dramatizó la castaña, fingiendo llanto. — Ran... Ellos dicen que harán conmigo lo que quieran si no me voy... Ayúdame.

Una sonrisa malévola se estiró en el rostro de la mujer al escuchar la llamada terminar. Contó dos minutos exactos antes de que las puertas del ascensor a unos metros de ellos se abrieran y se viera a un hombre de buen vestir caminar hacia la entrada.

— Señor. — Saludaron ambos hombres.

Los tres restantes se sorprendieron al notar al hermano mayor de los Haitani golpear a ambos guardias repentinamente, pareciendo realmente molesto.

— Escuchen bien, pedazos de mierda. — Ran se inclinó frente a ellos, tomándoles del cabello, obligándoles a ver a la castaña quien sonrió con inocencia. — Ella puede entrar aquí cuando y cuantas veces quiera ¿Entendido?

— Sí, señor. Lo siento. — Ran les soltó acercándose a Sasaki para tomar su cintura.

Ren retrocedió dos pasos evitando el contacto.

— No quiero pensar a qué mujer le estabas metiendo los dedos hace dos minutos atrás, no me toques.

— Vamos, nena, no le he metido los dedos a nadie. — Ran sonrió. — ¿Qué haces aquí? Nunca imaginé ver a la grandiosa Sasaki Ren aparecerse en mi... Humilde edificio.

— Necesito que me ayudes. — Ren miró a la nada por unos segundos antes de suspirar y hacer una seña al mayor. — Necesito privacidad, entremos.

— Claro.

El oji-violeta le guio hasta su Suite, inmediatamente Ren tomó asiento en el sofá, sobando sus sienes en un intento por relajarse y aliviar el estrés acumulado.

— ¿Quieres algo de beber?

— Dame algo fuerte. — Pidió la menor.

— Entonces... — Habló Ran mientras servía dos vasos de alcohol. — ¿Qué sucede?

— Debes recordar el ataque de dos días atrás. — El hombre asintió. — No sé si Rindo o Kokonoi te lo dijeron, pero estuve en el hospital, escapé hoy porque no puedo esperar más.

— ¿Te hirieron también? — Sasaki le miró con curiosidad, Ran señaló una zona en su brazo izquierdo. — Me dispararon, pero no fue nada grave, la bala apenas me rozó.

— También me dieron y a Bushida, además perdimos a varios de nuestros hombres. — Sasaki suspiró pesadamente. — Iré directo al grano.

— Adelante.

— Llévame con tu jefe. — Ran se atragantó con el líquido que bebía.

— ¿Qué dices? — Tras recuperarse, se acercó a la mujer entregándole un pequeño vaso con alcohol. — ¿Con Mikey?

— Es una situación grave, esos idiotas que nos atacaron van por Bonten y por Anhell. Quiero hacer un trato con Manjiro.

— Creo que eso estará un poco complicado. — Comentó Ran, Ren le miró con diversión.

— Siempre consigo lo que quiero, Manjiro no será una excepción.

— Bien, te llevaré con él. — Aceptó Ran. — Con una condición.

— Olvídalo, todavía le debo una cena a tu hermano, será para después. — El mayor le miró con sorpresa. — Rindo es más rápido que tú.

— Ese idiota inteligente... — Ran rio. — Bien. Llamaré a Rindo para que nos acompañe.

— Si no te molesta, te compraré por hoy. — Sasaki sacó un par de billetes dejándolos sobre la palma de Ran. — Sé mi guardaespaldas.

— No debes pagarme para eso, preciosa. — Sonrió coqueto el mayor, la castaña rodó los ojos.

______________________________

🌹Un voto y un comentario se agradece.

𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora