𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]

CAPÍTULO VEINTICUATRO

CAPÍTULO VEINTICUATRO

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Ran se dejó caer sobre el sofá en la esquina de la habitación, sus ojos posados sobre la castaña en la cama, a su lado se encontraba Rindo abrazándole por la cintura con su rostro hundido en el pecho de la mujer. Un suspiro escapó de sus labios sintiéndose frustrado. Realmente se sentía como un bobo al lado de Sasaki, pero de cierta manera aquello a veces le encantaba, le gustaba sentirse como su juguete, su idiota, pero después cambiar los roles repentinamente y hacer que ella fuese la delicada muñeca a la cual se encargaría de destrozar.

Su teléfono vibró, no dudó en mirar los mensajes recién llegados mientras bebía su café de todas las mañanas en silencio.

'Ha pasado tiempo, cariño'.

'¿Cuándo vendrás a verme?'.

'Te extraño, amor'.

Sus ojos se cerraron por unos segundos antes de contestar a aquellos mensajes y volver a guardar su teléfono. El sonido de movimiento sobre las sábanas de la cama llamó su atención y una pequeña sonrisa se estiró en su rostro al ver a la castaña tallando sus ojos mientras bostezaba.

— Buenos días, nena. — Sasaki miró a Ran antes de mostrar su dedo corazón. — También te amo.

— Me duele todo el cuerpo... De nuevo. — El mayor se puso en pie dejando la taza de café a un lado, después se acercó a la mujer ayudándole a levantarse. — Necesito tomar una pastilla.

— ¿De emergencia?

— No, una para el dolor. — Ran se encogió de hombros, creyó que la mujer estaría preocupada o molesta con ellos por su falta de preservativo la noche anterior.

— Iré a buscar una, pediré el desayuno de paso.

— Bien... Me ducharé. — El más alto asintió inclinándose a unir sus labios con los de Ren. Se sorprendió al ser gustosamente correspondido, sintiendo a la mujer acariciar una de sus mejillas antes de sentarse de nuevo en la cama. — Date prisa.

— Despierta a Rindo, vuelvo en seguida.

Ran salió de la habitación, Sasaki se giró mirando a Rindo quien parecía estar profundamente dormido. Una sonrisa malvada se estiró en su rostro antes de tomar una almohada y golpear con fuerza la cabeza del hombre.

Cómo era de suponer, Rindo se despertó sobresaltado, encontrándose de inmediato con la castaña quién comenzó a reír a carcajadas.

— Ah, mierda, Ren... No me despiertes así o un día te daré un tiro sin querer. — El mayor estiró sus brazos tomando a la mujer por la cintura antes de acercarle a su cuerpo y unir sus labios en un corto beso. — ¿En dónde se metió Ran?

— Fue a buscar una pastilla y el desayuno. — Sasaki se puso en pie sintiendo una molestia en sus caderas. — Iré a ducharme.

— ¿No quieres compañía?

— Ajá.

Rindo sonrió colocándose en pie y siguiendo a la castaña hasta el baño. El menor de los Haitani se sentía extraño, de cierta manera percibiendo la actitud de la mujer hacia ellos ligeramente más suave.

Era como si de la noche a la mañana la mujer comenzara a tolerar sus actitudes y desarrollara un sentimiento de aceptación.

Oh, no.

Problemas.

[...]

Bushida salió del ascensor dirigiéndose hasta la oficina de su jefa, entrando después de tocar dos veces.

— Ren, traje los papeles que me pediste ¿Necesitas algo m- ¿Ren?

El pelinegro frunció su ceño con preocupación al notar a la mujer apoyada sobre su escritorio, y desde su sitio parecían provenir bajos sollozos.

— Ren ¿Qué sucedió? ¿Te hicieron algo? ¿Quién fue? — Taiga no tardó en acercarse a la castaña, Sasaki se sentó bien dejando ver al ojiazul finalmente su rostro mojado por las lágrimas.

Bushida sintió su corazón romperse en cientos de trozos diferentes observando los ojos y nariz rojos de la mujer, sus mejillas mojadas por las lágrimas y sus labios rotos por tanto morderlos en un intento por callar su llanto. Nunca antes la había visto de esa manera y Taiga sentía la necesidad por saber la razón de su llanto o caería en la locura.

— Taiga... — Ren se puso en pie, haciendo una simple seña comenzó a caminar hacia la salida siendo seguida por el pelinegro.

Bushida le siguió hasta llegar a otra oficina en el mismo piso, era la oficina de Choji quien, como era común, no se encontraba en el sitio.
Sasaki se acercó a un estante y sacó varios folletos, tirándolos al escritorio antes de dejarse caer en la silla frente a este.

— Siéntate... Debo contarte algo... Tomará mucho tiempo.

— Sí. — Taiga se apresuró a tomar asiento en la silla frente a la castaña, esta no le miró en ningún momento, solamente se dedicó a observar fijamente los folletos sobre la mesa. — ¿Qué ha sucedido, Ren?

— Hace tiempo me preguntaste que cuándo podrías conocer quién fui antes de que naciera Sasaki Ren ¿No? — El pelinegro asintió recordándolo. — Hoy será ese día... Espero que... Espero que no sea razón para que te alejes de mi lado, porque realmente aprecio tu compañía.

— Ren. — Bushida tomó sus manos. — Incluso si asesinaras a mis padres biológicos, a toda una ciudad, no me alejaré de ti... Nunca lo haré.

— Escuchar eso me hace sentir más tranquila. Te lo agradezco.

Ren apartó sus manos para tomar uno de los folletos y abrirlo, pasando varias hojas antes de detenerse en una en donde se podía ver la fotografía de una familia poco numerosa: un padre, una madre y dos niños.

Bushida notó de inmediato como de los dos niños, el varón parecía ser más cercano a sus padres quienes le abrazaban con felicidad mientras que la niña, quien parecía ser la menor de la familia, se encontraba a un lado de ellos apenas tomando de la camisa de su hermano, siendo opacada por el brillo de los tres restantes familiares.

Taiga elevó la mirada hasta Sasaki notando su mandíbula apretada con fuerza y sus ojos enrojecidos pareciendo no estar muy feliz viendo aquella imagen nuevamente.

— No fundé Anhell por pura diversión, siempre tuve una razón en específico por la que lo hice. — Comenzó Ren, sus ojos fueron hasta Bushida. — Y estoy casi segura de que si no te hubiera conocido mi vida en este momento se basaría en estar encerrada detrás de las rejas en una cárcel por homicidio.

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Finalmente he acabado con las pruebas y tomado un corto descanso. ¡Volvemos a las actualizaciones diarias!

Mañana se hablará del pasado de Ren y la razón por al que fundó Anhell.

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