CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE

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CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE

Nuevos planes,

Unos días después

Sasaki unió sus manos en silencio, dedicando una corta oración antes de inclinarse hacia delante, dejando salir un suspiro de sus labios.
Al recomponerse sus ojos observaron la fotografía del pelinegro en aquel cuadro, una pequeña sonrisa se estiró en su rostro.

— Al parecer no seré yo quien te arrastre al infierno, Taiga... — Ren apretó las manos en puños. — ¿Qué se supone que haga sin ti ahora?

Sus ojos se llenaron de lágrimas amenazantes por salir mas no permitió que eso sucediera. Girándose, Sasaki salió del recinto, encontrándose con los dos hermanos afuera quienes esperaban por ella. Ran no dijo nada, simplemente se acercó, rodeándole con sus brazos.

Quizá su error fue creer que tendría al pelinegro a su lado toda la vida, olvidando por completo que ambos se encontraban metidos en un mercado en el cual los dos tenían siempre las mismas posibilidades de morir.

— ¿Qué harás, Ren? — Rindo le miró, la castaña sonrió.

— Fundé Anhell sola, pero fue con su ayuda que levanté este imperio. — Respondió Ren. — No podría simplemente botar a la basura todo su esfuerzo.

— ¿Continuarás liderando Anhell? — Sasaki negó.

— Planeo hacer algo que quizá sea muy loco para ustedes. — Ambos hermanos le miraron confundidos. — Vamos, tengo que verme con Manjiro en su edificio.

— Muy bien. — Rindo tomó su cintura, caminando los tres hasta la limusina que les esperaba afuera, subiendo juntos a esta.

Ren miró por la ventana durante unos segundos. Su decisión ya estaba tomada, era simple, podría continuar liderando Anhell si así lo deseara, después de todo la organización había crecido bajo su mando desde el primer día, pero había una gran diferencia ahora.

Ellos dos no estaban a su lado.

Ahane Choji y Bushida Taiga eran los dos pilares que le acompañaron por muchos años, juntos eran una poderosa trinidad indestructible, pero la avaricia de Ahane destruyó las bases de todo, provocando su destrucción desde la raíz.

Sasaki no podía imaginar volver a ser la cabeza de una organización sin la ahora compañía de su más leal vasallo, de la única persona a la cuál siempre estuvo segura de amar con todo su cuerpo y alma, la única persona por la que ella daría su vida a cambio de la felicidad ajena. Vivir sin Taiga ahora se sentía como si hubiesen arrancado su corazón, como si algo dentro de ella faltara y nada ni nadie fuera capaz de llenar ese vacío.

Pero sí que había un par de personas que serían capaces de hacerle sentir llena, aunque no lo estuviera realmente, dos personas que llegaron de manera repentina a su vida y decidieron joder su existencia hasta llegar al punto actual. El punto en el cual si ellos también se iban de su lado Sasaki Ren perdería la lucha contra la vida.

Pero para la mala suerte de aquellos hombres, tampoco aquello estaba dentro de los planes de Sasaki.

Una pequeña sonrisa se estiró en el rostro de la castaña, observando a los dos hombres a su lado quienes fumaban un cigarro y parecían charlas sobre el trabajo, bromeando y dándose leves empujones entre sí mientras reían por lo bajo.

— Idiotas. — Ambos hermanos giraron sus rostros hacia la mujer, mirándole con curiosidad, Sasaki se inclinó tomando el cigarrillo de entre los labios de Ran, llevándolo a sus labios para darle una larga calada, expulsando el humo momentos después.

— Oye, cariño, siempre estás insultándonos... ¿Con esa boca le dices te amo a Rindo? — Rio Ran, cambiando de sitio para estar a la derecha de la castaña.

—No le digo Te amo a Rindo, pero sí que con esta misma boca te mamo la verga, cabrón. — Rindo rio también, Ran sonrió tomando la mandíbula de la mujer uniendo sus labios en un lento beso.

— Podrías omitir tu reunión con Mikey ¿No crees? — Susurró Ran, Rindo suspiró decepcionado.

— No creo que sea el mejor momento para estar pensando en sexo, tarado. — Recordó el hermano menor mientras apartaba a la castaña de su mayor. — No escuches sus propuestas, ignóralo.

— Qué cruel eres conmigo, Rin-Rin.

— No me digas Rin-Rin.

Ren soltó una carcajada, ambos hermanos rieron a su lado momentos después.

— Los amo, muchachos. — Pronunció Sasaki, Ran dejó de reír para mirar con sorpresa a la mujer. Rindo sonrió acomodando los cabellos de la menor antes de unir sus labios en un corto toque.

— Yo también. — Respondieron ambos hermanos, mirándose de manera competitiva después.

El vehículo finalmente se detuvo frente a un alto edificio, Sasaki fue la primera en bajar, caminando al interior de la construcción siendo seguida por los dos mayores. Los tres subieron al elevador, presionando el botón del piso correspondiente, esperando unos segundos hasta llegar a su destino, descendiendo juntos.

— Finalmente llegaste. — Kokonoi le miró, sus ojos demostraban preocupación y pena, Ren le dedicó una sonrisa.

— No me mires así, Koko, no me suicidaré. — La castaña rio por lo bajo. — Librarte de mí y mis constantes ganas de joderte será realmente difícil ¿Sabes?

— Diablos, incluso de luto sigues siendo la misma cruel mujer de siempre. — Rindo pronunció un Shh con molestia, Sasaki le hizo una seña para que no se preocupara.

— Claro que sigo siendo la misma. No puedo retroceder en el tiempo, por lo que no cambiaría nada queriendo lanzarme a morir. — La menor caminó hasta la puerta al final del pasillo, tocando un par de veces esta hasta que fue abierta.

— Adelante. — Sanzu le observó por unos segundos, la mujer golpeó su abdomen repentinamente, Ran soltó una carcajada. — Perra.

— Acostúmbrate porque esta perra desde ahora será tu jefa. — Los cuatro hombres le observaron confundidos, Sasaki se adentró a la oficina observando a Manjiro quien se encontraba sentado en su silla como era usual, comiendo alguna golosina que le habían traído momentos atrás. — Manjiro.

— Siéntate. — Ren adentró las manos en sus bolsillos mirando con una sonrisa burlona al albino, este solamente suspiró con cansancio buscando algo en su bolsillo.

— No intentes amenazarme con un arma, Sano. — La castaña se acercó al más bajo, mirándole fijamente. — Sabes que seré más rápida y te asesinaré primero.

— Como sea... Comencemos. — Ren se dejó caer en la silla frente al escritorio, asintiendo. — Estamos aquí para formalizar la unión de Bonten y Anhell.

Definitivamente las expresiones de sorpresa de los cuatro presentes detrás suyo debieron ser fotografiadas y expuestas en un museo.

— Terminemos con esto rápido, tengo hambre.

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora