CAPÍTULO VEINTIUNO

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CAPÍTULO VEINTIUNO

Fiesta,

La lenta melodía que era tocada dentro del gran salón podía escucharse desde afuera, al menos cien personas se encontraban en el sitio, algunas bailando, otras charlando y otras bebiendo o comiendo.

Los ojos curiosos de los presentes se movieron hacia la entrada decorada con luces doradas y rojas, flores y lazos por donde entraba una pareja, la mujer tomando el brazo del hombre quien sonreía con superioridad, detrás de ellos además les seguían otros dos hombres quienes hacían como guardaespaldas. Rindo, quien se encontraba ya presente en el sitio, mostró sorpresa al ver a su hermano mayor llegar con cierta castaña tomada de su brazo vistiendo un precioso vestido decorado con diamantes probablemente reales, sus cabellos acomodados en un peinado sencillo, pero agradable a la vista, su rostro brillando como si la luna le estuviese iluminando.

La mujer parecía haber sido sacada de una película de princesas de Disney.

— Buenas noches. — Saludó su hermano con una sonrisa mientras tomaba a la castaña por la cintura, apegándola a su pecho.

Sasaki notó de inmediato los ojos de Rindo sobre ella, mirándole con gran atención mientras mordía el inferior de sus labios. Una sonrisa burlona se estiró en su rostro.

— Cariño. — Bromeó Ren, el hombre a su lado le miró. — Iré por algo de beber ¿Quieres que te traiga una copa?

Ran rio siguiéndole el juego. — Claro, preciosa. Que sean dos, una para mi hermano.

Rindo apretó la mandíbula observando al mayor unir sus labios con los de la castaña en un indecente beso sin importarle la presencia de las demás personas junto a ellos. Sasaki tiró de su labio inferior al alejarse, depositando un último beso en su mandíbula.

Girándose, la mujer desapareció yendo al puesto de bebidas, en donde había varias copas acomodadas perfectamente.

— Así que sí viniste. — La mujer no debió girarse para saber quién le hablaba.

— ¿Por qué no lo haría? — Preguntó mientras tomaba una copa y le daba un trago a su contenido. — Ran me invitó amablemente y no tenía nada importante que hacer.

Ren se giró mirando a Kokonoi quien sonrió observándola de arriba hacia abajo.

— Te queda bien.

— Ni siquiera lo intentes. — Sasaki bebió el resto del contenido en su copa de golpe, un ligero ardor se instaló en su garganta por unos segundos.

— Oye, Ren. — El aliento de Hajime chocando contra su nuca le hizo cerrar sus ojos, suspirando al sentir una de sus manos deslizarse por su vientre. — ¿Por qué no salimos un momento de este sitio?

— Ella viene conmigo. — Sasaki y Kokonoi observaron a Ran quién les sonrió con diversión. — Así que quita tu sucia mano de ella y aléjate.

— No te creas la gran cosa solo por haberla invitado tú, cualquiera pudo haberlo hecho. — Respondió Hajime con leve molestia.

— Quizás, pero yo lo hice primero.

— Cierren la boca. — Ordenó Ren, el más alto le miró por unos momentos antes de sonreír y tomarle por la cintura depositando un beso en su cuello. — Kokonoi, creo que no lo estás entendiendo.

— ¿Qué? — La castaña le miró a los ojos.

— Ríndete, no siento nada por ti. — Ran fingió sentir el dolor ajeno, Kokonoi frunció su ceño. — Así que te agradecería que te alejes de mí, no me importa si quieres vengarte o hacer alguna mierda en mi contra, puedes decirle a todos lo que quieras, me da igual, pero sal de mi vista.

— Entonces ¿Ya te cansaste de usarme como tu juguete sexual y decidiste ir por estos dos idiotas?

— Oye, no me hagas enojar. — Se defendió Ran, la castaña sonrió.

— Sí, es exactamente como lo has dicho, Kokonoi. — Sasaki se giró caminando hacia los baños. — Me he cansado de ti y de tu polla.

Hajime y Ran se observaron por unos segundos, el más alto no podía evitar sonreír sintiéndose victorioso, aunque sabía que había una gran probabilidad de que en algún momento la castaña se cansara de ellos también y los desechara como muñecos viejos.
Girando sobre sus talones Ran no dudó en seguir a la mujer, llegando a los baños femeninos, esperando por ella fuera de la puerta.

— Oye, Ran. — El hombre giró su rostro al ver a la mujer salir nuevamente. — ¿Crees que soy una mujer mala?

— ¿Por qué tan repentina pregunta? — La castaña no respondió. — No creo que seas una mujer mala, nena... Solo un poco diferente.

— Lo tomaré como algo bueno. — Sasaki se acercó tomando de su corbata, acercando al hombre quien sonrió posando sus manos en su cintura.

— Creí que era algo bueno. — Respondió Ran deslizando sus manos hasta el trasero de la menor, apretando suavemente de su carne antes de unir sus labios en un lento beso.

Sus lenguas jugaron entre sí por unos segundos sintiendo el ambiente comenzar a volverse más caluroso. La atracción física y sexual entre ellos comenzaba a volverse poco a poco más grande, ambos estaban conscientes de ello, ambos se dieron cuenta de ello cuando comenzaron a desear estar junto al otro frecuentemente, tocar sus cuerpos y unir sus labios en fogosos besos, escuchar los suspiros que de los labios ajenos salían o probar una vez más el sabor de sus pieles mientras se unían como uno solo.

— Entremos a ese baño o juro por dios que te follaré aquí mismo. — Susurró un Ran desesperado. Sasaki sonrió al ser levantada por sus fuertes brazos, ambos adentrándose al baño y cerrando la puerta con seguro antes de volver a unir sus labios sintiéndose necesitados por probar al contrario.

La castaña tomó los hombros del mayor al ser sentada sobre el lavamanos, las yemas de los dedos ajenos recorriendo sus suaves piernas, ascendiendo y levantando su vestido hasta llegar a su cintura. Una sonrisa coqueta apareció en el rostro de Ran al encontrarse a la mujer vistiendo aquel conjunto de lencería que tan cuidadosamente había seleccionado un día antes.

— Abre las piernas. — Ordenó el hombre, Sasaki le miró antes de sonreír obedeciendo a su pedido.

— ¿Ya dejarás de mirarme tanto? Pareces un idiota virgen. — Un gruñido escapó de la garganta del más alto al sentir su cuello ser tomado por la menor obligándole a observarle a los ojos. — Deja de hacerme perder el tiempo o saldré de aquí para buscar a tu hermano y pedirle que haga lo que tú no puedes.

— Cierra la boca. — Ren se quejó al sentir una fuerte bofetada. — Te la meteré tan duro hasta que no puedas callar tus gritos.

Sasaki solamente pudo sentir la humedad en sí aumentar, un brillo en sus ojos al darse cuenta de que había encontrado lo que necesitaba.

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Tengo una mala noticia [cry].

La otra semana comenzaré con ciertas pruebas del colegio que definirán si tendré futuro en la universidad o si voy a tener que buscar a un Kokonoi para que me mantenga.🤨 Es por esa razón que no podré actualizar durante lo que resta de esta semana y la siguiente. Con suerte y si encuentro un pequeño espacio intentaré traerles un nuevo capítulo.

Además, mañana sí les publicaré el siguiente capítulo, no soy un cerdo desconsiderado.<3

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora