𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]

CAPÍTULO DIECINUEVE

CAPÍTULO DIECINUEVE

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Rindo solamente podía mirar aterrado la imagen que tenía en frente, la sangre cubría varias zonas del lugar y el ambiente olía a muerte.
Ran se acercó, colocó una mano sobre su hombro haciendo una mueca de dolor.

— Recuérdame nunca jamás hacerla enojar. — Pidió el mayor mientras contaba todos los cuerpos de hombres tirados en el suelo tras haber sido golpeados y noqueados por Sasaki. — Ah, mierda... Me pone tan caliente saber el tipo de mujer que es.

— Guárdate el comentario para la próxima. — Pidió Rindo mientras se encaminaba por el pasillo hasta llegar a la puerta al final del mismo.

Con cuidado tomó la manija y abrió la puerta, sobresaltándose al ver un arma apuntando a su cabeza.

— Joder, eres tú. — Ren bajó el arma. — Habría preferido que esperaran afuera y no vieran este desastre.

La castaña abrió la puerta en su totalidad dejando ver a un hombre en el suelo, también noqueado.

— ¿Este es el líder de Maniacs? — Preguntó Ran al llegar, observando al sujeto en el suelo.

— No, pero sí es uno de sus altos mandos. — Sasaki movió la cabeza del hombre con su pie. — No se ofendan, pero esto es algo personal... Eliminaré uno por uno a cada maldito hombre de Maniacs.

— Nena, todo lo que te involucre a ti y al peligro son mi problema. — Ran se acercó, tomando a la mujer por la cintura. — Después de todo soy tu guardaespaldas de emergencia ¿No es así?

— Lo que digas.

— ¿Qué harás con él? — Preguntó Rindo, acercándose para ver de cerca el cuerpo. — Sigue vivo.

— Supongo que le diré a Taiga que se deshaga de él, no lo sé. — Sasaki notó a Ran simplemente sacar un arma de su pantalón, Rindo se alejó un par de pasos, observando después como el mayor disparaba directo a la cabeza del hombre ahora sin vida.

Ren soltó una risilla por lo bajo, definitivamente esos hombres debían tener muy poco corazón para ese punto.

— Bien, ni modo. — La castaña comenzó a caminar a la salida. — Tengo otros asuntos que atender, ustedes pueden irse.

— Oye, linda. — Rindo sonrió. — No somos unos simples juguetes que puedes utilizar y desechar cuando te aburras.

— ¿No lo son? — Las puertas del elevador se abrieron, Ren entró a este. — Creí que era así, una lástima, comenzaba a considerarlos mis consoladores personales.

Las puertas comenzaron a cerrarse, Ran rio.

— ¡Iré por ti para ir a la fiesta! — Recordó el más alto. Cuando las puertas se terminaron de cerrar Rindo miró a su hermano con curiosidad.

— ¿La llevarás a ella? — Ran le miró.

— La pregunta es ¿Por qué no lo haría? — Respondió el mayor mordiendo su labio. — ¿Con quién irás tú?

— ¿Recuerdas a Aoi? — Ran asintió. — Ella fue en realidad quien se ofreció a ir conmigo, pensé que si le preguntaba a Ren me diría que no, así que acepté.

— ¿Crees que a Ren le agrade? — Rindo le miró confundido. — Celos, hermanito.

— Creo que es muy pronto para pensar en celos o romance, solo tenemos sexo. — Ambos subieron al elevador cuando este volvió a subir. — Ren es muy poco expresiva con lo que siente, no me daría cuenta de cualquier forma.

— Como digas. — Rio Ran.

Al llegar a la primera planta la presencia de Sasaki no estaba por ningún lado como era obvio, los hermanos subieron a su vehículo y se dirigieron entonces al edificio principal en donde se verían con Kokonoi.

[...]

Ren se encontraba centrada en los papeles frente a ella hasta que la puerta siendo tocada llamó su atención, momentos después Bushida entró al sitio con una caja de gran tamaño en manos.

— Ren. — El pelinegro se acercó a su lado dejando la caja sobre el escritorio. — Esto es para ti.

— Sabes que no acepto esta clase de regalos por obvias razones ¿No? — Sasaki le miró, la sonrisa en el rostro de su asistente le decía que no era cualquier cosa lo que tenía esa caja. — Dime ¿Quién envió esto?

— Tu novio. — La castaña soltó una carcajada al escuchar aquello, Taiga rio junto a ella. — Ran Haitani, quería entregarlo personalmente, pero le dije que estabas muy ocupada.

— Entiendo. — Sasaki abrió la caja con cuidado, su sonrisa desapareció y una expresión de sorpresa le reemplazó al ver un vestido perfectamente doblado en la caja, sobre este había un par de pendientes, un collar y el calzado. — Ese hombre está loco si cree que me pondré esto.

— ¿Quieres que envíe a alguien para que lo devuelva? — Ren negó.

— Supongo que no está tan mal. — Un cosquilleo se instaló en el vientre de la mujer al ver que debajo del vestido parecía haber algo más. — Taiga, date la vuelta un segundo.

El hombre obedeció. Sasaki sacó otras dos prendas de vestir, sus mejillas pintándose de un leve rosa al ver la indecente lencería que el hombre de ojos violetas le había enviado.

— ¿Es algo malo? — Preguntó Taiga, Ren suspiró.

— Patearé sus pelotas cuando lo vuelva a ver. — Sasaki guardó todo nuevamente. — Taiga, lleva esto a mi vehículo, iré a casa.

— Muy bien... — El ojiazul pareció pensar algo. — Te acompañaré. No quiero que la situación de hace unos días se repita y no puedas defenderte sola.

— No debes preocuparte tanto. — Ren sonrió con diversión. — El líder de Maniacs sabe que no es buena idea meterse conmigo o con la gente de Bonten ahora que estamos aliados.

— Tal como su nombre lo dice, están mal de la cabeza, prefiero evitar tragedias. — La castaña asintió colocándose en pie. Taiga tomó la caja, saliendo los dos de la oficina.

— Mañana asistiré a una fiesta con Ran Haitani, quiero que te mantengas cerca, me contactaré con Choji para que te acompañe. — Ambos entraron al ascensor. — Eviten hacer alguna estupidez.

— No pasará nada, me encargaré de que todo salga perfecto.

— Excelente.

Al llegar al primer piso Sasaki miró con sorpresa a un hombre entrar al sitio, con sus manos arrastraba a dos sujetos tomando de sus cabellos, tirándolos después a los pies de la mujer.

— He vuelto después de mucho tiempo y lo primero que encuentro es a dos bastardos hablar de traicionar a Anhell y unirse a Maniacs... ¿De qué tanto me he perdido, Ren?

— Bueno, parece que ya no tengo que llamarlo. — Comentó Ren con una sonrisa en su rostro.

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