𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]

CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO

CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO

Derrotar,

< Final >

Era un maravilloso día, el sol debía estar iluminando todo, pero unas cuantas nubes tapaban sus rayos de luz dando al día un toque tranquilo, relajante y, de cierta manera, también nostálgico.

El sonido de vehículos trasladándose por las calles de la ciudad podía escucharse incluso estando dentro de la tercera planta de un edificio. Los dos hermanos bebían sus respectivas copas de vino, admirando por el ventanal el cielo de colores ligeramente opacos en la espera por cierta mujer de castaños cabellos.

Era lo mismo de siempre, ellos dos esperaban por su mujer, quien llegaba a su lado con aquella expresión neutra que le caracterizaba y les hacía sentir escalofríos a ambos hombres.

Pero habían sido las actitudes frías e insensibles de aquella mujer lo que había vuelto locos a ambos hermanos.

— Eres un hijo de puta. — Soltó Ran de repente, Rindo le miró con confusión.

— Compartimos madre, tarado.

— ¿Por qué te enamoraste de ella? — El mayor entrecerró los ojos, culpando con la mirada a su menor quien le miraba como si tuviese un moco mal acomodado en la cara.

— Comienzo a cuestionarme si eres imbécil o te haces. — Rindo apartó la mirada tomando un trago de su copa de vino. — Si las cosas son así ¿Por qué tú te enamoraste de ella? Yo la encontré primero.

— Pero yo la conquisté primero.

— Y después rompiste su corazón, idiota. — El menor suspiró.

— Oye, Rindo... — Ran también suspiró. — ¿Crees que continuaremos los tres con esto?

— ¿Quieres que sea sincero? — El más alto asintió. — No. No lo creo... Es probable que algún día ella decida elegir entre nosotros... Puede que te escoja a ti, puede que me escoja a mí... Lo sabremos con el paso del tiempo.

— No quiero que se acabe. — Rindo miró a su mayor, una risilla burlona escapó de su boca al observar al contrario parecer un pequeño niño desilusionado tras conocer la verdad de las cosas.

— Creo que... Si ella escogiera a alguno... Probablemente serías tú. — El mayor frunció el ceño.

— ¿Por qué yo? — Rindo chasqueó la lengua.

— Creí que era obvio. — La mirada del más bajo se dirigió a su hermano. — Fuiste el primero para ella.

Un silencio se instaló entre ellos, ambos solamente mirándose entre sí mientras meditaban internamente sobre los posibles futuros que podrían vivir.

Por otro lado, una mujer conducía en silencio su vehículo, era acompañada por un hombre quien fumaba un cigarro mientras contaba sus anécdotas aburridas de unos días atrás, siendo totalmente ignorado por la fémina que conducía.

— Entonces... — Una sonrisa se estiró en los labios de Shuji. — ¿Planeas algún día casarte con ellos?

— No. — Sasaki apretó el volante. — No me gustan los matrimonios, no me casaré.

— ¿Una familia?

— Soy incapaz de engendrar. — El más alto miró a la mujer con sorpresa. — Muchas situaciones que viví antes de fundar Anhell me llevaron a eso, no lo entenderías.

— De todas formas, no creo que fueras una buena madre.

— Te voy a tirar del vehículo si no cierras la boca. — Shuji fingió cerrar su boca con candado, lanzando la llave imaginaria a algún sitio.