CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

Revelar,

Sasaki tomó asiento en un sofá individual, Rindo y Ran terminaron por acomodarse a cada uno de sus lados, tal como dos perros guardianes. Los ojos de la mujer seguían cuidadosamente a Bushida quien caminaba hacia la tarima en la cual se encontraban los músicos.

— ¿Qué hará? — Preguntó Ran con curiosidad.

— Ya lo verás. — Respondió Sasaki. — Espero que no le den un tiro en la cabeza.

Los tres se mantuvieron en silencio notando a Taiga pedir un momento para dar un anuncio importante, uno de los músicos le entregó un micrófono el cual el pelinegro tomó.

— Buenas noches a todos. — La atención de los presentes se dirigió al ojiazul, quien sonrió con diversión. — Tengo un anuncio muy importante que darles la noche de hoy. — Continuó. — Todos ustedes, presentes, deben conocer qué es Anhell y su misterioso líder desconocido para el mundo, un líder fuerte y despiadado que es acompañado por dos hombres sin corazón, uno de ellos capaz de dar la vida si su jefe se lo ordena, otro insensible que eliminaría cualquier obstáculo para la organización.

Los murmullos no tardaron en hacerse presentes en el sitio, la curiosidad de los invitados evidente por saber qué diría el hombre de un solo ojo.

— ¡Anhell no es lo que creen que es! — Taiga sonrió. — Y la noche de hoy hemos sido honrados con la presencia de su líder.

El jadeo grupal de las personas sorprendidas hizo a Sasaki reír por lo bajo, ambos hermanos miraron a la hermana con igual sorpresa.

— ¿Qué cree que hace?

— Shh. — Silenció la mujer. — Presta atención.

— El líder de Anhell decidió que, después de tantos años entre las sombras, es la hora de dar la cara, de demostrar al mundo que nada es como ellos lo creen. — Bushida elevó una de sus manos, mostrando momentos después su índice. — Nuestro líder, el pilar más fuerte de nuestra organización, quien se asegura de que las cosas vayan por un correcto camino y gobierna las ciudades de Japón las veinticuatro horas de los siete días de la semana, quien no se inclina ni ante su propio reflejo... — Taiga bajó su mano, su dedo señalando un sofá en la esquina del salón. — Está ahí.

Las cabezas de las personas presentes se giraron con gran rapidez, Sasaki sonrió con diversión notando las diferentes miradas que logró encontrar a lo largo del salón.

Sorpresa, incredulidad, admiración, decepción, y muchas más. Hanma se acercó a su lado, estirando una mano para ayudar a la castaña a colocarse en pie, Ren miró por unos segundos a todos los invitados, la sonrisa en su rostro sin desaparecer.

— Creo que no esperaban que el líder de Anhell fuera una mujer. — Susurró Shuji cerca de su oído, Sasaki asintió.

— Vamos, cierren las bocas o les entrarán moscas. — Ren rio.

Ninguno esperó ver una estampida de personas acercarse a ellos con rapidez. Hanma se colocó frente a la castaña, cubriéndole con su cuerpo. Bushida no tardó en saltar de la tarima y acercarse a su jefa, apartando a las personas sin importarle si utilizaba demasiada fuerza.

— Oye, Sasaki. — Shuji rio. — ¿Puedo meterles un tiro por el culo?

— Dispara al techo. — Hanma no tardó en obedecer.

Los presentes se sobresaltaron y agacharon al escuchar el disparo. Ran y Rindo se acercaron a la castaña, alejándose de las personas rápidamente.

— Escuchen bien, mierdecillas. — Hanma señaló su arma. — No es cualquier mujer la que tienen en frente, si no se calman le volaré la cabeza a quien sea.

— Creo que es hora de marcharnos. — Ren le hizo una seña a Bushida. — Fue suficiente por hoy, quiero divertirme con algo más.

— Salgamos. — Rindo tomó su cintura, arrastrando a la mujer hasta la salida.

— ¿Por qué decidiste repentinamente revelar quién eres?

— ¿Recuerdas cuando Maniacs nos atacó por primera vez? — Ran asintió. — Desde que me atacaron personalmente entendí que ellos ya sabían quién era yo.

— Tiene sentido.

— Después de eso mi familia fue a buscarme, no había razón para que conocieran que su hija seguía viva, por lo que alguien debió decírselo... Poco a poco los rumores de quien era realmente el líder de Anhell se estaban esparciendo, por eso decidí tomar mis propias acciones y no darle el gusto al imbécil de su líder de revelar mi identidad.

— Tener una novia tan inteligente me hace sentir importante. — Susurró Rindo, Ran se detuvo de golpe.

— Esperen... ¿Ustedes están saliendo? — Sasaki miró al más alto antes de sonreír.

Nah.

— Oye, creí que sería nuestra primera cita formal. — Bromeó Rindo, Ren rio.

— Esfuérzate más, Rindo. Las cosas no se obtienen fácilmente. — Sasaki caminó hasta el vehículo del menor de los hermanos. — Llévame a-

— A mi departamento. — Rindo tomó su brazo, adentrando a la mujer al vehículo. — Tú y yo vamos a hablar, linda.

— ¿Disculpa? — Ren observó al hermano menor sentarse en el asiento del conductor, no pudo evitar reír al ver a Ran subir sin preguntar a los asientos traseros.

— ¿Por qué no nos divertimos un poco esta noche?

— Ran, no inventes. — La castaña le miró por el retrovisor. — Todavía no estás del todo perdonado.

— Vamos, preciosa ¿Acaso no viste el show que armé allá adentro por ti? — Ran se acercó a la mujer desde atrás, depositando un corto beso en su mejilla. — Ren... Te quier-

— ¡Andando! — Interrumpió Rindo, el hermano menor no pudo evitar reír al ver el rostro molesto de su hermano. — Deja las confesiones para más tarde, hermano.

— Tienes celos porque sabes que ella me aceptará de inmediato.

— De eso ya no estoy tan seguro. — Rindo tomó la mano de Ren, entrelazando sus dedos.

— ¿Qué dices, nena? — Ambos hermanos giraron sus rostros hacia la mujer, esta les miró por unos segundos antes de sonreír.

— Creo que ambos son unos idiotas. — Sasaki sacó un cigarro, encendiéndolo y comenzando a fumarlo después. — Espero que traigan preservativos con ustedes.

— Nunca salgo sin uno. — Ran sonrió, inclinándose a dejar un suave beso en el cuello de Ren. — Apúrate, Rindo.

— Te sacaré del auto si sigues molestando. — El hermano menor jadeó repentinamente al sentir una mano posarse sobre sus pantalones, haciendo presión sobre su falo. — Linda, aquí no.

— Me cogeré a tu hermano, entonces. — Rindo gruñó con molestia. — Vamos, Rindo... Pisa ese acelerador.

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Por la tarde les subiré otro capítulo.

Hoy se come.

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora