𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]

CAPÍTULO TREINTA Y UNO

CAPÍTULO TREINTA Y UNO

Conquistar,

La mujer de los servicios se acercaba lentamente hasta la última habitación de aquel pasillo, desde afuera logrando escuchar risas entre dos personas quienes parecían estarse divirtiendo.

Rindo y Sasaki se encontraban ahí, riéndose a carcajadas mientras competían entre ellos en un juego de mesa, en donde la castaña llevaba la total ventaja.

— Estás haciendo trampa ¿No es así? — Acusó el oji-violeta, la menor fingió ofensa.

— Que tú seas pésimo en esto no es mi culpa.

Ambos giraron su rostro al escuchar la puerta ser tocada tres veces. Rindo se puso en pie, yendo a la puerta y abriendo la misma para encontrarse con una mujer que traía un carrito, sobre este, varios platos de comida.

— El almuerzo que ordenó, señor.

— Adelante. — La pelinegra se adentró a la habitación haciendo una pequeña reverencia ante la castaña antes de dejar los platillos sobre la mesa del comedor y retirarse nuevamente.

— Linda, ven. — Sasaki se puso en pie acercándose al mayor, Rindo rodeó su cintura con sus brazos depositando un corto beso en sus labios antes de tomar juntos asiento en la mesa.

— Gracias por la comida. — Agradecieron comenzando a comer.

Después de lo malo llega lo bueno, Ren creía estar experimentando esa frase en ese momento. El día anterior había sido terrible, desastroso. La llegada de su familia fue la gota que terminó de llenar el vaso, pero la situación con Ran fue definitivamente la gota que lo derramó. Entonces apareció él, Rindo, quien desde que le encontró caminando al atardecer por las frías calles, descalza y adolorida, se encargó de darle todo lo necesario para hacerle sentir mejor. Incluso aceptar jugar un estúpido juego de mesa en el que Sasaki siempre sabía cómo ganarle incluso al mejor jugador.

Ahora solo había algo que ella esperaba, no quería, pero pasaría en cualquier momento, y no tardaría.

Ran.

— ¿Quieres hacer algo al terminar? — Rindo le miró. — ¿Ir a dar una vuelta? ¿Escaparnos un día entero de la ciudad?

— Oye. — Frenó la mujer. — No creas que por hacer todo esto tendrás ganada mi aprobación, será realmente difícil para ti conquistarme.

— Adoro los retos. — Respondió Rindo. — Incluso podríamos... — Los ojos del hombre se movieron en dirección a la habitación, Ren sonrió.

— Sigue soñando, hormonal.

— No conociste mi etapa de adolescente. — Sasaki elevó sus cejas. — Era insaciable.

— Por dios, no quiero imaginar todas las pajas que te hiciste. Qué asco.

— Vamos, nena. — El hombre se inclinó hacia la castaña, susurrando en su oído. — No quiero imaginar tampoco las muchas veces que tus dedos jugaron ahí pensando en un hombre.

—¿Disculpa? ¿Cómo estás tan seguro de que era pensando en un hombre? — Rindo se mostró sorprendido ante la respuesta.

— ¿Te gustan las chicas?

— No, pero si conociera a una mujer hermosa, a mi nivel y me hiciera más feliz que ustedes, seguramente me metería con ella. — El mayor soltó una carcajada.

— Increíble, cada día me vuelves más loco. — Ren se sorprendió al serle robado un beso. — Serás mía algún día, Sasaki Ren, puedes estar segura de eso.