CAPÍTULO DOCE

1.7K 325 59
                                    

CAPÍTULO DOCE

Aceptar,

Sasaki estiró sus piernas sobre su escritorio mientras jugaba con un arma en sus manos mirando fijamente al hombre frente a ella, una sonrisa juguetona en sus labios, esperando por una respuesta de la castaña.

— Entonces... ¿Dices que quieres unirte solamente porque estás aburrido y no tienes nada más que hacer? — El castaño asintió soltando el humo en sus pulmones producto del cigarro que fumaba.

— Es exactamente lo que dije.

— Escucha bien, pedazo de mierda, las organizaciones criminales no son una broma, no son para divertirse y pasar el rato si eso es lo que crees, si entras serás parte de la mierda inútil que vende drogas y deberás demostrar a tu jefe si vales o no la pena.

— No es necesario hablar de esa manera, Sasaki. — La castaña elevó una ceja. — Sé quién eres. — El hombre se acercó hasta su escritorio, apoyándose sobre este con sus palmas. — Sé que eres la cabeza de esta mierda.

Ren le observó por unos segundos más antes de quitar el seguro del arma y apuntar directo a la cabeza del contrario, este solamente sonreía.

— ¿Por qué estás tan seguro de tus palabras?

— Vamos, es obvio. — El castaño dio una nueva calada a su cigarro. — La manera en que hablas y actúas como si todos estuvieran por debajo de ti, el cómo te expresas y lo relajado que está tu cuerpo sabiendo que tienes a cientos que matarían por ti.

— Eres un bastardo inteligente. — Sasaki sonrió. — Bien, pero primero déjame aclararte unas cosas.

— Soy todo oídos.

— Eres el eslabón más bajo de esta pirámide, te encargarás de acompañar a Taiga a eliminar topos, tú serás quien limpie la mierda restante y desde hoy tu miserable vida me pertenece a mí. — Ren se puso en pie encarando al hombre. — Si se te ocurre hacer cualquier cosa que perjudique a la organización o a mi persona puedes estar seguro de que acabaré contigo y todas las personas importantes que te rodean.

— Entendido ¿Cuándo empezamos? — Sasaki rodeó el mueble caminando hasta la puerta la cual abrió, momentos después un hombre pelinegro con un parche cubriendo uno de sus ojos apareció en el sitio mirando al invitado.

— ¿Quién es él, Ren? — La mujer sonrió.

— Tú aprendiz. — Taiga miró a la castaña con sorpresa. — Y desde hoy, Taiga, tú serás su peor pesadilla... Te encargarás de enseñarle lo necesario y de asegurarte que no haga alguna estupidez, tienes mi total permiso para volarle la cabeza si hace algo sospechoso.

— Entendido. — Bushida se cruzó de brazos. — ¿Tú nombre?

Hanma Shuji.

— Esto. — Sasaki le entregó una hoja y una ficha al más alto de la habitación. — Taiga te llevará con uno de los ejecutivos, ahí terminarás de cerrar este pacto.

— Diablos, realmente hablabas en serio. — Ren no respondió. — Muy bien, será un placer trabajar para ti, Sasaki.

— Fuera de aquí.

Ambos hombres se retiraron.

Su teléfono comenzó a sonar incesantemente, tomando el dispositivo, Ren miró el nombre de quien le buscaba, frunciendo su ceño al hacerlo.

— Estoy ocupada. — Contestó la mujer. — ¿Qué quieres?

Oye, calma. — Una risilla se escuchó del otro lado. — Veámonos.

— No. Te dije que estoy en algo.

Si te digo que es por algo relacionado al pacto de paz entre nosotros ¿Aceptarías?

— Estoy segura de que eso es mentira porque Sanzu habría llamado antes que tú. — Sasaki tomó sus llaves saliendo de su oficina, dirigiéndose después al estacionamiento. — Espero que sea algo rápido, Haitani.

Si no sale como lo planeo, así será. — Ren bajó por el ascensor, al salir se dirigió a su vehículo apoyándose sobre este.

— ¿En dónde estás?

— Justo aquí. — los ojos de Ren se movieron con rapidez a su derecha encontrándose con el oji-violeta quien le miraba con una coqueta sonrisa. — Hola.

— ¿Me hiciste salir para esto?

— No lograría sacarte de tu oficina de no ser así. — Ran se acercó un par de pasos más, quedando considerablemente cerca de la castaña. — Acompáñame.

— Olvídalo. — El mayor le miró con confusión. — No iré a ningún sitio contigo, habla aquí y ahora.

— No quería que habláramos exactamente. — Sasaki entendió por dónde iban las cosas.

— No tendré sexo con alguien como tú. — Aseguró la mujer cruzándose de brazos.

— Oye, Ren... ¿Por qué me odias tanto? — Ran se acercó un par de pasos más posando sus manos a cada lado de la cabeza ajena. — Con Rindo haces de todo, pero yo... ¿Hice alguna estupidez?

— Tu propia existencia es una estupidez en sí. — Ran rio por lo bajo, una risa sin diversión. — No te odio, simplemente no quiero estar con alguien infantil y poco maduro.

— ¿Así es cómo me ves? — El ceño de Ran se frunció.

— Así es como eres ¿No? — El más alto se inclinó, sus narices rozándose. Sasaki mojó sus labios con su lengua debido a la escasa lejanía.

— Deberías ver un poco más de cerca a las personas. — Una mano se deslizó por su cintura, acercándole hasta que sus caderas chocaran con la pelvis contraria. — Así te darás cuenta que no todo es como parece a simple vista.

— ¿Cómo eres entonces, Haitani? — Preguntó Sasaki en un susurro.

Los ojos de Ren se cerraron al sentir sus labios finalmente eliminar la poca distancia que tenía con los ajenos, uniéndose ambos en un deseoso y lento beso. Sus brazos rodearon el cuello del mayor, aferrándose a él mientras las manos contrarias recorrían su espalda de arriba abajo lentamente.

Un suspiro escapó de los labios de Sasaki al sentir una de las manos de Ran apretar su trasero con fuerza, sus labios se separaron, mirándose a los ojos en silencio.

Ran sonrió después de unos segundos.

— Ven conmigo.

— ¿A dónde? — El hombre no respondió, simplemente tomó la mano de la menor y le arrastró consigo hasta su vehículo, ayudando a la castaña a subir antes de hacer lo mismo y comenzar a conducir hacia algún sitio desconocido para la mujer.

Ren miró a la nada por unos segundos, una pequeña sonrisa estirándose en sus labios mientras tenía una idea de lo que sucedería a continuación.
Una escurridiza mano aprovechó su distracción y se deslizó por sus piernas hasta llegar repentinamente a su sexo.

Vaya que el hombre no andaba con rodeos.

Sasaki apretó sus piernas al sentir los largos dedos de Ran deslizarse de arriba hacia abajo sobre su intimidad cubierta por la tela, sus ojos yendo hasta el mayor quien sonreía con diversión mientras continuaba conduciendo.

Ran sabía perfectamente que esa noche no sólo él lo pasaría bien.

______________________________

Ran, destruye mi vida. Meow.

45+ votos hoy y les publico el siguiente capítulo (smut) para la tarde-noche.
Pero solo si llega a esa cantidad de votos.👁️

______________________________

🌹Un voto y un comentario se agradece.

𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora