CAPÍTULO VEINTITRÉS

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CAPÍTULO VEINTITRÉS

Cama para tres,

— Abre.

Los ojos de Sasaki brillaron antes de obedecer a la orden, su boca siendo llenada con la semilla de Rindo quien terminó por venirse en su cavidad y parte de su rostro entre jadeos y suspiros.

— Qué vista tan excitante. — Comentó Ran mientras terminaba de lubricar su falo. — Apúrate a limpiarte y ven aquí, nena.

— Espera. — Rindo tomó su cintura, ayudándole a levantarse antes de deslizar su lengua sobre las mejillas y comisuras de la mujer limpiando cualquier rastro de semen que sobre su piel quedara, después unió sus labios en un lento beso, intercambiando sus fluidos por unos segundos.

Ran sintió su erección endurecerse aún más al notar los ojos de Sasaki fijarse en él, subiendo a la cama y acercándose como un tigre a punto de cazar a su presa. Aun así, no podía quejarse de ninguna forma si sería él la próxima víctima de la castaña.

Sasaki tomó asiento sobre el regazo del mayor, uniendo sus labios en un desesperado beso antes de tomar el falo del más alto y adentrarlo en su cavidad, dejándose caer sobre él, lo que provocó que ambos gimiesen por lo bajo.

— Nena, no seas tan dura conmigo... Ten compasión. — Bromeó Ran.

— Cierra la boca.

Rindo maldijo por lo bajo cuando comenzó a sentir el calor volver a apoderarse de su ser, su sexo endureciéndose necesitado por volver a buscar atención de la mujer.

— Entraré. — Avisó decidido, Ren se giró a verle.

— Que ni se te ocurra. — Amenazó, Rindo sonrió con diversión. — Rindo, no.

— La última vez parecías estarlo disfrutando bastante ¿No es así? — Sasaki jadeó sintiendo dos de los dedos del hombre deslizarse sobre su otra entrada. — Gemías tan fuerte que no entendía como lo del piso de abajo no te escuchaban.

— Cállate.

— Ow, te pusiste roja. — Rio Ran. Sasaki maldijo al ser apresada por los brazos del mayor rodeando su cuerpo, Rindo aprovechó, y después de lubricar su falo y cavidad de la mujer, se enterró en ella con fuerza.

Un grito recibieron ambos por parte de Ren quien tembló, sintiendo como la longitud del menor de los hermanos de abría paso en su interior. Rindo se inclinó depositando cortos besos en su nuca.

— Ah, mierda... Aún no me acostumbro... Animal. — Maldijo la castaña, Ran tomó su mentón depositando cortos besos en sus labios.

— Es increíble como nos recibes a ambos tan bien, nena... — Un gemido salió de los labios del mayor. — Podría incluso correrme sin hacer nada por lo bien que se siente que me aprietes así.

— ¿Duele? — Ren negó. Rindo deslizó una de sus manos hasta llegar a su vientre, retrocediendo para volver a enterarse con fuerza segundos después. Sasaki cerró sus ojos gimiendo, sintiendo perder el total control de su cuerpo. — Ren... Mírame.

La castaña giró levemente su rostro, sus labios se entreabrieron dejando escapar jadeos al sentir al hombre comenzar a embestirle rápidamente. Ran no se quedó atrás, tomando de las caderas de la mujer empezó con lentas, pero fuertes embestidas. La debilidad era quien se apoderaba de su cuerpo en aquel momento, la presión comenzaba a acumularse en su centro sintiéndose llena, pero a la vez sedienta por más.

— Ran... Hazlo más... Hazlo más rápido. — Susurró Sasaki entre gemidos, el mayor no dudó en obedecer aumentando la intensidad de sus estocadas.

Las manos de Rindo subieron lentamente hasta sus pechos, apretándolos con fuerza, gimiendo cerca de su oído logrando hacer que la mujer les recibiera aún mejor. Ran unió sus labios en un desesperado beso, jugando con sus lenguas, saliva cayendo por sus comisuras y sus dientes tirando de los belfos contrarios.

Rindo detuvo sus movimientos repentinamente, Ran imitó su acción momentos después, la castaña les observó confundida.

— ¿Qué creen que hacen?

— Aunque lo disfrutemos tanto como tú... — Rindo salió de su interior. — Es algo incómodo.

— Ponte en cuatro sobre mí. — Ordenó Ran, Sasaki obedeció, su rostro quedando frente al falo erecto del mayor. — Buena chica.

— Comienza a trabajar. — Rindo soltó una fuerte palmada a su trasero, Ren gimió por lo bajo tomando la longitud frente a ella, llevándola momentos después a su boca, adentrando en su boca hasta la mitad.

Sasaki miró a Ran quien sonrió con diversión mientras tiraba de sus cabellos controlando sus movimientos, un bajo quejido escapó de su garganta al sentir a Rindo volver a enterrarse en su interior con fuerza. Sus ojos se cerraron disfrutando de las sensaciones de estar siendo tomada con brusquedad y a la vez estar ahogándose con el falo del hermano mayor en su boca.

La situación era jodidamente excitante en su mente y no podía evitar sentirse satisfecha incluso sin haber aún terminado.
Ran apretó la mandíbula al sentir su clímax a punto de llegar, su pelvis comenzó a moverse al ritmo de la castaña, golpeando la garganta de la mujer con su glande.

Rindo frunció su ceño sintiendo una presión deseosa por ser liberada, sus manos tomaron con fuerza las caderas de Ren sin importar si la mañana siguiente amanecería con dolorosas marcas moradas de las cuales seguramente se quejaría. Inclinándose, Rindo pegó sus labios a la espalda de Sasaki, dejando un corto beso antes de clavar sus dientes en su hombro izquierdo, escuchando a la menor ahogar un gemido contra el miembro de su mayor.

— Estoy cerca. — Sasaki sacó el falo ajeno de su boca al escuchar a Ran, comenzando a mover su mano de arriba hacia abajo con rapidez.

— Vamos, linda. — Rindo sonrió estirando su brazo hasta el sexo de la mujer, estimulando su punto nervioso. — Córrete para mí.

Ambos hermanos observaron con gran excitación como la mujer arqueó su espalda gimiendo ruidosamente. Ran maldijo llegando casi de inmediato a su orgasmo, pequeños hilos de su semen saliendo y salpicando la cama y parte del rostro de la castaña quien terminó por colapsar sobre su regazo.

Aquello no fue impedimento para Rindo quien tomó sus caderas con más fuerza, manteniendo su cuerpo en el mismo sitio, brindando fuertes y desordenadas estocadas.
Unos segundos más tarde el hermano menor llegó también a su clímax, llenando a la mujer con su semilla.

Ren cerró sus ojos sintiéndose agotada, el mayor le tomó en sus brazos, sentándole en su regazo.

— Vamos a limpiarte, nena. — Susurró el hombre, levantándose después. — Rindo, acomoda un poco el desastre, ya volvemos.

— Sí... — Respondió el menor de los varones antes de suspirar sintiéndose terriblemente satisfecho y cansado.

Un sentimiento de calidez se hizo presente en su pecho al ver a la mujer agotada siendo cargada por su hermano, sus párpados cerrados siendo decorados por sus largas pestañas y sus mejillas aún coloradas por tan agitado momento.

Sasaki Ren era hermosa.

Y Rindo lo sabía desde el comienzo.

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Buenas, buenas. 

Siento que ha pasado un año desde la última vez que actualicé. Lo siento. Por suerte mañana será mi última prueba y podré descansar del colegio un rato. Amén. 

El lunes reanudaré la publicación de capítulos diarios.<3

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora