CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
El comienzo de un desastre,
El silencio se apoderó del sitio por completo durante unos cortos segundos. Ren levantó una mano, haciendo una seña a los tres hombres detrás de ella.
— ¡Adentro, todos! — Exclamó Shuji, varios hombres vestidos de negro se adentraron a aquel enorme edificio, escuchándose segundos después varios gritos y disparos.
— Esto va a ser una masacre. — La castaña elevó la mirada, observando a Taiga quien se posicionó a su lado.
No podía decir que no se veía especialmente atractivo ese día. Quizá era porque el pelinegro era demasiado cuidadoso y calculador que había decidido vestir totalmente de negro, un chaleco antibalas por encima de su camisa de mangas largas, sus largos cabellos atados en una pequeña coleta y su ahora típico parche en su ausente orbe.
— Taiga. — Ren le miró fijamente, el ojiazul prestó atención. — A partir de aquí nos separaremos... Hazme un favor y no mueras ¿Quieres?
— No debes preocuparte por mí. — Bushida soltó un largo suspiro. — Aun así, cuídate Ren.
Las mejillas de Sasaki se pintaron de un leve rosa al notar al hombre inclinarse frente a ella y posar sus labios en su frente, rodeando su cuerpo con sus fuertes brazos.
— Recuerda que ellos te esperan en casa... Yo también te estaré esperando aquí.
— No te pongas sentimental. — Ren devolvió el gesto, abrazando con fuerza al pelinegro. — Volveremos juntos a casa, Taiga. No te preocupes.
— Ren. — Ambos se separaron, girándose para ver a Choji quien movió su cabeza en señal de irse. — Es la hora.
— Nos vemos. — Taiga acarició una de las mejillas de la mujer, marchándose momentos después para subir a un vehículo junto a Shuji y dirigirse a su otro objetivo.
— Bien, tenemos que subir hasta allá. — La castaña observó el último piso del edificio. — Aunque sea un suicidio subiré por el elevador, no subiré esas malditas escaleras.
— Eres realmente perezosa. — El rubio sonrió, observando a la castaña adentrarse al edificio, el cual comenzaba a ser despejado por sus hombres y los hombres de Manjiro bajo su mando.
— Atento. — Ren presionó el botón del ascensor, manteniéndose alerta cuando esté llegó al primer piso.
Tomando su arma con firmeza apuntó a las puertas, no dudaría en disparar a cualquier enemigo que apareciera tras ellas.
El ascensor terminó de descender, abriendo sus puertas a ellos, Choji suspiró al no haber nadie dentro.— ¿Iremos al último?
— Así es. — Sasaki se adentró a la cabina, presionando el botón con el número 28. Las puertas del elevador volvieron a cerrarse y pasaron varios segundos antes de llegar a su destino.
— Tendríamos una muy mala suerte si todos están aquí. — Ahane apuntó al frente.
Las puertas se abrieron, dejándose ver a cuatro hombres esperando por ellos. Sasaki y Choji no dudaron en disparar antes que ellos, derribándolos.
— ¿Él debería de estar aquí?
— El líder de Maniacs es una maldita rata inteligente. — Los ojos de Ren recorrieron el sitio con rapidez. — Debe de encontrarse muy bien escondido en este edificio... O sino en el otro.
— Taiga acabaría con él fácilmente ¿No?
— Taiga es un genio con las armas, pero no puedo estar del todo segura de que pueda con el imbécil solo... La ayuda de Shuji no le vendría mal.
Ambos recorrieron el piso, buscando en cada rincón por la presencia de otros, encontrándose con unos cuantos hombres con los que claramente acabaron fácilmente.
El ceño de Ren se fruncía con cada paso que daba, entendiendo finalmente que su objetivo no se encontraba ahí.— ¿Cómo van los demás abajo? — Sasaki miró a Choji, este se contactó con alguien por medio de su radio.
— Tenemos siete perdidas hasta ahora.
— Mierda. — Ren se giró, tirando de sus cabellos con frustración. — Sabía que sería un desastre, pero no esperé que comenzáramos a perder hombres tan pronto.
— Solo faltan dos pisos por revisar, lo han hecho rápido. — El rubio se giró, caminando hacia el elevador. — Andando.
— Espera.
Ahane miró a la mujer, notando a esta acercarse a uno de los ventanales para observar hacia abajo, su ceño manteniéndose fruncido.
— ¿Qué pasa? — Choji se acercó, Ren le hizo una seña de que no se moviera. — ¿Francotiradores?
— No... Esos sujetos de ahí están actuando realmente extraño.
El rubio no esperó por una orden, sus pies le llevaron al lado de la mujer, observando también hacia abajo.
Un grupo de cinco hombres parecía estar discutiendo al lado de uno de los vehículos.— Tantos años en esto... Se me hace realmente fácil distinguir a los topos. — Ahane recargó su arma. — Andando, antes de que se vayan.
Sasaki siguió al rubio, subiendo nuevamente al elevador para descender al primer piso.
— ¿Miembros de Maniacs?
— Seguramente. — Ahane sacó un cigarro, encendiéndolo para comenzar a fumarlo. — Bonten está de nuestro lado ahora, traicionarnos sería su peor error.
— Tienes razón. — Las puertas del ascensor se abrieron. — De prisa.
Ambos salieron del edificio, los cinco miembros del grupo notaron su presencia, alertándose.
— No escaparán de mí. — Choji disparó varias veces, dándole a las llantas del vehículo al cual los hombres subían.
Sasaki caminó hasta otro vehículo, subiendo a este con tranquilidad mientras observaba a Ahane acercarse al ahora inútil vehículo. Sus ojos se cerraron después de ver al rubio disparar sin piedad a cada uno de los hombres.
Quizá ella tenía más corazón que Choji.
— Exterminados. — Choji subió al asiento del conductor, encendiendo el automóvil y poniéndose en marcha hacia su siguiente objetivo, el cual era Leviathan Island, el edificio principal de Maniacs.
Sasaki se tomó el tiempo de recargar su arma, guardándola en su cinturón nuevamente. Ahane le observó de reojo levantar la tela de sus pantalones, viendo guardados en sus pantorrillas dos armas blancas de emergencia.
— ¿No te da miedo llevar armas por todos lados?
— No seas exagerado. — Ren acomodó su pantalón nuevamente. — Si me quedo sin balas me lanzaré a pelear cuerpo a cuerpo.
— Siempre tan arriesgada.
Un teléfono resonó en el sitio, Ren sacó su móvil, notando una llamada entrante de cierto castaño de gran altura. No dudó en contestar.
— ¿Cuál es la situación actual? — Preguntó Ren, notando varios vehículos en la lejanía frente a un enorme edificio.
— Tenemos graves problemas, Ren.
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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]
Fanfiction【La rivalidad que entre sus grupos había no sería un impedimento para estar juntos. Ser una mujer poderosa a veces podía ser agotador y qué mejor que disfrutar de los placeres carnales al lado de dos atractivos hombres que irían por ella sin importa...