CAPÍTULO NUEVE
Lazo indestructible,
¿Cómo es que había terminado interesado en aquella castaña de hermosas curvas? Se preguntarían seguramente.
Ran no era un hombre de relaciones formales, disfrutaba su vida de hormonal, de allá hacia acá y de acá hacia allá.
Pero para su mala –o buena– suerte había terminado flechado por una mujer quien a primera vista parecía ser una más de las jóvenes dóciles con quienes había estado el oji-violeta, pero al conocerla un poco más a fondo terminabas por darte cuenta que era todo lo contrario.
Fue una noche del año dos mil dieciséis, Ran había decidido ir a divertirse un poco en un club VIP al cual tenía acceso, pero con el paso de las horas comenzaba a volverse aburrido ver a las mismas mujeres danzando para los presentes y estar bebiendo lo mismo.
Finalmente, se puso en pie y salió del sitio sacando un cigarrillo el cual encendió y comenzó a fumar.
Alguien se hizo presente a su lado, Ran giró su rostro teniendo que bajar un poco la mirada para ver a una castaña de rostro delicado fumando a la par suya.— Es una mierda ¿No? — Los ojos ajenos se movieron hasta él mirándole con diversión. — La vida te da riquezas, poder, diversión, pero siempre llegas a un punto en el que ya nada es lo suficientemente entretenido.
— ¿De qué hablas, mujer?
— Tú dímelo, Ran. — El mayor se mostró sorprendido, la mujer seguramente le conocía.
— ¿Quién eres? — La castaña comenzó a caminar, alejándose a paso lento. — ¡Oye!
— Ten cuidado con cómo le hablas a tus superiores. — Una sonrisa burlona se estiró en el rostro de la mujer. — No vaya a ser que accidentalmente te dispare en la verga.
Sus pies se detuvieron, pareciendo pegarse al suelo, una pequeña sonrisa se estiró en su rostro, el cambio de actitud repentino en la mujer le había sorprendido, y a su vez, encantado.
¿Quién era ella?
Unos meses más tarde, Ran Haitani se enteró que quien había estado a su lado fumando era alguien terriblemente importante en el mercado.
Sasaki Ren.
La verdadera cabeza de Anhell.
[...]
Ren terminó de acomodar con cuidado el parche que cubría el ojo perdido de su asistente y apartándose le permitió a Bushida observarse en el espejo.
— No me veo tan mal. — El muchacho sonrió. — Ahora me veo más sexy.
— Deja de bromar. — Rio Sasaki mientras tomaba sus cosas y caminaba a la salida. — Espero que esta vez no vuelva a repetirse la situación, lleva un subfusil contigo de ser necesario... Y esta vez yo conduzco.
— Entendido.
Juntos salieron una vez más del edificio subiendo al vehículo de la castaña quien comenzó a conducir, esta vez asegurándose de que nadie les siguiera o no hubiese personas sospechosas a su alrededor.
— Escucha bien. — Taiga miró a la mujer atentamente. — Tenemos siete topos.
— ¿Siete? — La sorpresa fue evidente en el pelinegro, Sasaki asintió.
— Los he descubierto a todos. Un correo llegará pronto a tu teléfono, son sus nombres, la dirección de sus casas y sus familias... Acaba con ellos. — Bushida miró a la mujer con sorpresa.
— ¿Excepciones?
— Niños y mujeres embarazadas. — Respondió Ren. — El resto es basura.
— Bien... — Taiga suspiró mirando por la ventana, a veces su trabajo podía ser realmente duro de llevar, en especial cuando las familias de los traidores se veían involucrados.
Quizá Ren no era tan mala en el fondo, después de todo respetaba la vida de los niños y mujeres embarazadas tal como había especificado, pero en ocasiones definitivamente podía parecer no tener corazón.
Siete familias se verían destruidas entonces, todo gracias a las malas decisiones de esos hombres.
Se preguntarían entonces por qué sonaba como si el pelinegro no se considerara parte de aquellos hombres que tomaron malas decisiones en sus vidas.
Fácil, porque en realidad no se consideraba parte de ellos. Bushida había pensado cuidadosamente las cosas antes de decidir unirse a la castaña volviéndose su perro fiel. Nunca creció con una familia biológica o adoptiva, vivió toda su vida en un orfanato a las afueras de la ciudad tras ser abandonado por sus supuestos padres quienes tenían problemas con el alcohol y las drogas, y cuando fue obligado a marcharse al cumplir sus dieciocho años, fue Sasaki quien le rescató de la miseria, ofreciéndole unirse a ella.
Incluso cuando pasaba hambre y desesperación Taiga lo pensó dos veces, estando consciente de que una vez que entrara a ese mundo no había escapatoria, siendo la única salida la muerte.
Sasaki había sido como un ángel, pero este no venía del cielo, sino del infierno, prometiéndole una vida feliz y cómoda con la única condición de ser arrastrado a las llamas del báratro con ella una vez sus vidas llegaran a su fin fuese cual fuese la razón de ello. A Bushida no le importaba, desde aquella noche en dos mil nueve que fue recogido como un perro abandonado por la castaña fue feliz, fue la persona más feliz a su lado porque Sasaki Ren le había dado más que lo que sus padres biológicos o el personal del orfanato le habían dado en toda su vida.
Ella era su todo.
Así que incluso sin conocer cuál era el verdadero pasado de la mujer, no se alejaría de ella, así hubiese asesinado a toda su familia, al mismísimo presidente, jamás le abandonaría. Era como un lazo irrompible que le ataba a ella, un lazo que le mantenía preso a su lado y que, incluso teniendo unas tijeras en sus manos, no lo cortaría por absolutamente nada en el mundo.
— Finalmente llegamos. — La castaña giró su rostro para mirarle sorprendiéndose al notar los ojos de Bushida sobre ella, mirándole de una manera muy extraña. — ¿Qué diablos te sucede?
— Ren, creo que nunca antes te había agradecido correctamente por todo lo que has hecho por mí. — Sasaki elevó una ceja notando al menor inclinar la cabeza ante ella. — Gracias, gracias por todo lo que me has dado sin pedir nada a cambio más que ser un simple sirviente tuyo... Jamás podré pagar por esto.
— Vamos, Taiga. No te pongas sentimental ahora, sabes que haría lo que fuera por ti.
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Preparen las nalgas para mañana.
🤰
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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]
Fanfic【La rivalidad que entre sus grupos había no sería un impedimento para estar juntos. Ser una mujer poderosa a veces podía ser agotador y qué mejor que disfrutar de los placeres carnales al lado de dos atractivos hombres que irían por ella sin importa...