CAPÍTULO CUARENTA

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CAPÍTULO CUARENTA

Escapar,

Bushida sonreía desde su sitio mientras miraba a la mujer frente a él con un sonrojo en sus mejillas, observando al hombre delante de ella quien extendía un ramo de rosas recién cortadas.

— Ah, mierda... — La castaña apartó la mirada tomando el ramo. — Gracias. Son lindas.

— Verte de esta manera debe ser todo un honor. — Ran se acercó, inclinándose a depositar un corto beso en los labios de la mujer. — Acompáñame.

— Esta vez no iremos a un mirador y nos encontraremos con tu prometida ¿Cierto? — El mayor rio.

— Nena, ya te aclaré que nunca hubo un compromiso y que ella y yo no tenemos nada ahora. Te quiero solo a ti. — Ran tomó la cintura de la más baja, haciendo una seña a Bushida para que se fuera, el pelinegro sólo suspiró mirando a la pareja alejarse.

— Ya la conquistaron ¿Eh? — Choji apareció a su lado. — Jamás creí llegar al día en el que vería a nuestra Ren sonrojada de esa manera... Debe de estar muy enamorada.

— Es probable. — Taiga adentró las manos en sus bolsillos. — Pero me preocupa que la lastimen.

— ¿Lastimar? ¿A Ren? — Ahane soltó una carcajada. — Son ellos quienes deberían de cuidarse de ella.

— No estoy bromeando, Choji. — Bushida hizo una mueca. — Ren tiene muchas heridas que sanar, aunque por fuera es un cascarón duro, por dentro es blanda y frágil.

— Sí, lo sé. — El rubio se giró. — Pero sigo creyendo que ella sería capaz de lastimar primero a esos hombres antes de ellos poderle hacer algo.

— Tal vez.

Ambos hombres se dirigieron al estacionamiento en donde les esperaban varios vehículos.
Fuertes pisadas acercándose rápidamente llamaron su atención, Bushida y Choji se sorprendieron al ver a cierto castaño de gran altura llegar a su lado y mirarlos con preocupación.

— No me pregunten cómo, por favor. — Rogó. — El padre de Sasaki no está.

— Lo que me faltaba. — Murmuró Choji con cansancio antes de tirar los papeles en sus manos sobre el vehículo, girándose y corriendo hacia el interior del edificio nuevamente.

— ¿Hace cuánto no está? — Taiga tomó los papeles tirados y se adentró a uno de los vehículos, Hanma le acompañó subiendo al asiento de al lado.

— Salí hace una hora, cuando volví ya no estaba, la mujer seguía ahí, inconsciente.

Los neumáticos resbalando resonaron e hicieron eco en el estacionamiento antes de salir con velocidad de ahí.

— Buscaremos por los alrededores, mantente atento. Disparé en su pie ayer, no irá muy lejos.

— ¿Por qué diablos no lo asesinaron y ya? ¿Cuál es la razón para dejarlos con vida? — Preguntó Shuji.

— No nos corresponde a nosotros acabar con ellos, son las víctimas de Ren. — Taiga miró con atención a cada transeúnte que pasaba cerca del vehículo.

— ¿Cuándo lo encuentren simplemente lo volverán a encerrar? — Hanma suspiró. — Qué aburrido.

— Quizá si fueras más responsable Ren te habría dado la oportunidad de deshacerte de alguno, pero tomando en cuenta de que esto fue error tuyo dudo que eso sea posible ahora.

— ¿Por qué no le has avisado a Sasaki?

— Está ocupada ahora, no me gustaría interrumpir uno de los pocos momentos en los que puede relajarse y olvidarse de todos los problemas que la rodean. — Bushida frenó el vehículo de golpe, Hanma le miró confundido. Con una de sus manos Taiga tomó su teléfono y marcó a un número en especial.

𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora