CAPÍTULO OCHO

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CAPÍTULO OCHO

Pactar,

Ren sintió como era tomada de la cintura por el mayor antes de adentrarse al enorme edificio en reconstrucción debido al pasado ataque, sus ojos inspeccionaban cada sitio con curiosidad, nunca antes había estado ahí, porque de hacerlo probablemente habría terminado con la cabeza siendo volada por los miembros de la organización.

Juntos subieron al elevador, siendo llevamos hasta el último piso en donde seguramente se encontraba la oficina de Mikey. Ambos caminaron por el largo pasillo hasta llegar a una puerta la cual Ran tocó tres veces, siendo esta abierta segundos después por un peli-rosa muy conocido.

Dos armas apuntaban en ese momento a la cabeza de Sasaki quien soltó un suspiro, lo veía venir.

— Calma. — Ran hizo un ademán. — Sasaki no está aquí con malas intenciones.

— Ran, imbécil de mierda. — Sanzu movió la boquilla del arma en dirección al más alto. — ¿Cómo se te ocurre traer a esta mujer al edificio cuando Mikey está aquí?

— Quiero hablar con Mikey. — Ren llamó la atención de todos, mirando fijamente a Manjiro quién elevó una ceja con curiosidad. — Es algo serio, probablemente te interese escuchar.

— Adelante. — Permitió el líder, Sasaki se adentró a la oficina mirando con diversión al segundo de Bonten antes de sentarse frente a Sano. — ¿Y bien?

— Cómo puedes ver he venido sin nadie a mi lado. — Señaló la castaña. — No tengo intenciones de destruirte a ti o a tu grupo, nunca las he tenido, en realidad.

— Deja de darle vueltas al asunto. — Sanzu intentó acercarse a la mujer siendo detenido por Ran quien se interpuso en su camino. — ¿Qué crees que haces?

— No la tocarás.

— Escucha, Mikey. — Ren miró al más bajo directamente a los ojos. — Tú y yo sabemos perfectamente lo que nuestras organizaciones están viviendo en este preciso momento... No podemos verlo, pero probablemente en este momento uno más de nuestros hombres está siendo asesinado por Maniacs y debemos hacer algo o serán ellos quienes nos arruinen a nosotros.

— ¿Por qué te importamos de repente? — Manjiro frunció su ceño.

— ¡Manjiro! — Ren golpeó la mesa con su puño. — ¡Deja tus actitudes infantiles y concéntrate! Esta mierda no es una broma, te volarán la cabeza a ti y a tus hombres si no haces nada.

— ¿Qué quieres hacer entonces?

— No te pido que arreglemos las cosas entre nuestros grupos para siempre, pero sí temporalmente, hasta que logremos hacer algo con respecto a esas personas que nos están jodiendo. — Sasaki suspiró. — Si esto no me importara no habría venido hasta aquí totalmente desarmada arriesgándome a que el imbécil de greñas rosadas me dé un tiro.

— Lo entiendo. — Mikey se puso de pie caminando hasta un ventanal, observando el atardecer sin decir nada.

— Siento la demora. — Los presentes notaron al menor de los hermanos llegar, inmediatamente Rindo buscó con la mirada a la castaña. — Ren ¿Estás bien?

— ¿Tú también, Rindo? — Sanzu soltó un suspiro cansado. — Malditos traidores.

— No son traidores. — El peli-rosa miró a la castaña quien sonrió. — Solamente no están pensando del todo con la cabeza, aunque claro, tú no lo entenderías porque parece que estás muerto por dentro.

— La voy a matar. — Aseguró Sanzu, ambos hermanos le miraron con advertencia.

— Está decidido. — Manjiro se giró, Sasaki le miró. — Acepto... Hasta que esto acabe.

— Tomaste la decisión correcta, Mikey. — Ren se puso en pie, estrechando su mano con la ajena. — Haré todo lo posible por mantener el orden en nuestras organizaciones, espero que de parte de Bonten sea igual.

— Será así.

Sasaki se giró mirando a Ran quien sonrió, sus ojos se movieron a Rindo quien se acercó a ella tomándole por la muñeca y arrastrándole fuera de aquella oficina.
Los presentes se quedaron realmente confundidos ante la actitud del hermano menor.

— ¡Ese hijo de su- de mi madre! — Ran salió a la misma velocidad notando a las dos personas desaparecer por una puerta al final del pasillo.

Sasaki se sorprendió al sentir como era empujada dentro de otra oficina, sus labios siendo impactados por los contrarios en un desesperado beso.

Vaya confianza.

— Espera. — Ren se alejó. — ¿Qué demonios crees que haces?

— Me alegra saber que estás vivas. — Susurró Rindo.

Algo se revolvió dentro de Sasaki al escuchar aquellas palabras.

— No había podido ir a verte, pero Kokonoi dijo que habías sobrevivido... Eso me tranquilizó.

— No me agrada que suenes como un idiota enamorado. — Rindo volvió a unir sus labios en otro desesperado beso. — Rindo...

— Cállate. — Sasaki enrolló sus brazos alrededor del cuello contrario, profundizando el beso, sus lenguas jugando entre sí.

La puerta siendo abierta les hizo separarse, Rindo miró a la entrada soltando una maldición.

— Así que en esto estaban. — El ceño de Ran se encontraba fruncido. — Rindo, jamás creí que me traicionarías de esta manera.

— No jodas, Ran. — Sasaki rio por lo bajo.

— Nena ¿No se suponía que debía esforzarme? ¿Por qué él consigue las cosas fácilmente y yo no? ¿Ya se acostaron?

— ¡Ran! — El hermano mayor hizo una mueca al ser regañado por ambos menores.

— No nos hemos acostado, no ha pasado nada entre nosotros. — Ren caminó hacia la salida siendo detenida de manera abrupta por el hermano mayor.

— Realmente lo intento ¿Sabes? Pero tú... Simplemente no me das la oportunidad.

Sasaki miró por unos segundos al más alto, un suspiró cansado escapó de sus labios, se estaba volviendo loca gracias a toda aquella situación y esos dos hermanos.

— Arreglen las cosas entre ustedes dos y pónganse de acuerdo, no estaré besando a dos hombres a la vez. — Ren intentó irse nuevamente, falló en el intento. — Me cago en-

— Incluso si llega a haber algo entre mi hermano y tú no me detendré. — Rindo miró a la mujer. — Prometí que te encontraría y te atraparía... No romperé mis propias promesas.

— Estoy de acuerdo con las palabras de mi hermano. — Ran miró a la castaña con una sonrisa divertida. — Puedes intentar hacerte la difícil cuanto quieras, pero no me rendiré... Algún día te tendré para mí.

Sasaki juró sentir como si su cuerpo comenzara a encogerse bajo aquellos intensos pares de ojos sobre ella, volviéndose cada vez más pequeña y aquellos dos hombres cada vez más grandes.

Cómo un ratoncillo rodeado por dos gatos hambrientos que no dudarían en lanzarse por ella cuando diera un paso en falso.

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Mis sueños a veces pueden ser buen material para libros.
Al final terminé por enviarles a mis amigas audios de 7+ minutos contándoles como soñé que los hermanos Haitani eran mis novios y Ran me enviaba besitos por audio.🤑

[happy]

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora