CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

Engaño,

Ran caminaba de un sitio a otro, con cada tono que sonaba su desesperación aumentaba.

— ¡Maldita sea!

El teléfono terminó por impactar contra una de las paredes, Rindo soltó un largo suspiro desde su sitio.

— Muy bien, es suficiente. — El mayor tomó sus llaves, caminando a la salida.

— ¿Irás a buscarla? — Rindo le siguió. — No creo que esté para este punto en su edificio.

— La encontraré, la encontraré incluso si debo ir al otro lado del mundo por ella.

Ambos hermanos salieron del edificio con rapidez, subiendo de inmediato a su vehículo.

El teléfono de Rindo sonó, este no dudó en contestar a la llamada.

— ¿Qué sucede?

No intenten ir tras ella. — Se escuchó a Kokonoi desde el otro lado. — Perderán su tiempo.

— Jódete, Kokonoi.

Oigan ustedes dos. — Ambos se sorprendieron al escuchar la voz de Sanzu. — Olvídenlo, vengan al edificio principal de inmediato.

— ¿Por qué haríamos eso?

Ella está aquí.

La llamada fue cortada por el peli-rosa, Ran no tardó en ponerse en marcha, conduciendo con rapidez hacia el edificio en donde todos los ejecutivos solían reunirse cuando pasaban por situaciones de emergencia o debían asistir a reuniones.

Ran soltó un suspiro, sintiéndose tranquilo de pensar que su mujer debía de estar a salvo con sus compañeros. Rindo, por otro lado, no parecía estar muy cómodo, su ceño se mantenía fruncido, como si dudara de algo.

— Cálmate, ella debe estar bien.

— Sí, seguro. — Respondió el menor.

Los minutos pasaron, y pronto se encontraron bajando del automóvil, adentrándose al edificio más grande de la cuadra, subiendo al último piso.
Los dos hermanos entraron al gran salón de reuniones, siendo la castaña lo primero que sus ojos buscaron.

Ambos se detuvieron en seco al observar solamente a sus compañeros de organización y no a su pareja, quien debía de estar ahí según las palabras de Haruchiyo.

— Tomen asiento. — Ordenó Kakucho, los hermanos parecían no reaccionar.

— ¡De prisa! — Exclamó Sanzu, ambos hombres salieron de su trance, sentándose juntos en aquella gran mesa. — Damos inicio a la reunión. Hoy informaremos de la situación actual de Bonten y Anhell.

— ¿En dónde está ella...? — Susurró Rindo, Kokonoi le miró, negando para que se mantuviera en silencio.

— Cómo todos aquí saben, Bonten y Anhell tienen un pacto de paz temporal hasta solucionar los problemas con Maniacs y su líder quien busca destruirnos. — Comenzó Sanzu. — De manera anónima, Mikey y Sasaki escogieron una fecha para darle fin a este problema, haciéndolo saber a sus ejecutivos más importantes, en caso de Bonten, mi persona y Kakucho. En caso de Anhell se escogieron a Bushida Taiga, Ahane Choji y Shuji Hanma.

— ¿Cuándo será la disputa entre nosotros y Maniacs? — Cuestionó Mochizuki, Sanzu le miró.

— Ahora mismo.

Ambos hermanos sintieron su piel palidecer y su presión caer de manera repentina al escuchar aquello.

— Sasaki y varios hombres se dirigen de manera encubierta a los edificios principales de Maniacs, en donde ahora mismo se encuentra su líder. Nuestro objetivo es acabar con la cabeza de la organización y sus más importantes miembros, cortando el problema desde la raíz.

— Hay algo más. — Agregó Kakucho, observando los papeles en sus manos. — Sasaki Ren nos permitió tomar su organización en caso de perder su vida y las de sus tres ejecutivos, sin ellos cuatro la organización estará automáticamente bajo el mando de Bonten.

Haruchiyo miró a los hermanos, quienes ahora parecían un par de maniquíes, sin moverse, pareciendo incluso no respirar.

— Ella estará bien. — Aseguró Kakucho. — Incluso cuando se sacrificaría por la victoria, sus hombres lo harían antes por su seguridad.

Ran golpeó la mesa con su puño, llamando la atención de todos los presentes.

— Esto debe ser una maldita broma.

— ¿Crees que estamos jugando, imbécil? — Sanzu se acercó a él, mirándole a los ojos. — Esta es una situación de riesgo y tú solo puedes pensar en tu querido amor al igual que tu hermano... ¡La organización antes que la vida! ¿Lo olvidas?

— Tú, hijo de puta.

Los demás miembros se sorprendieron al ver a Ran abalanzarse sobre Sanzu, golpeando su rostro de un fuerte puñetazo.
Rindo se puso inmediatamente de pie, intentando alejar a su hermano del peli-rosa, Kakucho imitó la acción del hermano menor, tomando de los brazos a Haruchiyo.

— ¡Cuándo este pacto se acabe nuestras organizaciones volverán a ser rivales! ¿Qué harás entonces, idiota? ¿Correr a resguardarte entre los brazos de tu amor?

— ¡Lo que haga es mi problema, no el tuyo, pendejo!

— ¡Ya basta ustedes dos! — Kakucho apartó a Sanzu. — No es momento para pelear.

— ¡Podría estarla buscando de no ser por tu mentira, bastardo! — Ran retrocedió, soltándose del agarre de su hermano. — Si ella muere...

— Si ella muere Anhell será nuestro. — Haruchiyo se soltó también del agarre de Hitto. — Y Bonten se librará de un problema más.

— Si ella muere estoy fuera. — Anunció Rindo, sorprendiendo a todos los presentes.

— Estaremos fuera, Rindo. — Ran se giró, recogiendo las mangas de su camisa hasta sus codos. — Y no me importa si nos quieren volar la cabeza por traición.

Mikey presenciaba todo en silencio. Un suspiro cansado escapó de sus labios observando a los dos hermanos retirarse del salón en silencio, dejando atrás un ambiente tenso e incómodo que detestaba con toda su alma.

— La reunión ha terminado. — Pronunció Manjiro, colocándose en pie y caminando a la salida. — Sanzu... No quiero otra escena así.

El peli-rosa bajó la cabeza avergonzado ante la decepción de su líder.

Mikey caminó a paso tranquilo hasta el elevador, en donde los hermanos se encontraban esperando porque las puertas se abrieran y pudieran finalmente retirarse.

— Escuchen bien. — Ambos mayores miraron al albino. — Sasaki no morirá y ninguno dejará Bonten... La disputa debió comenzar hace una hora atrás, para este punto el norte de la ciudad debe ser un desastre.

Ran acarició sus sienes, intentando relajarse.

— Iremos por ella.

— Pueden hacer lo que quieran. — Manjiro los miró a los ojos. — Pero no mueran y ayuden a Sasaki a traerme al líder de Maniacs.

— Lo haremos. — Aseguró Rindo.

Las puertas del elevador finalmente se abrieron, ambos hermanos entraron, observando a Manjiro quien les observó hasta que las puertas volvieron a cerrarse, separándoles.

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Si veo bastantes votos y comentarios les subiré otro capítulo por la tarde.

¡Ánimo!

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora