CAPÍTULO DIECISIETE

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CAPÍTULO DIECISIETE

2x1,

Los nervios que de su ser se apoderaban en ese momento eran impresionantes. Aquella habitación la cual había estado vacía minutos atrás ahora se encontraba llena de suspiros, quejidos y obscenos susurros de parte de las tres personas que la ocupaban, Sasaki sentía una incontrolable sed por ser saciada, y los únicos capaces de hacerlo eran los dos hombres que le acompañan en la cama repartiendo suaves caricias y deseosos besos por todo su cuerpo.

Con una de sus manos, Sasaki tomaba de los cabellos del hermano menor quien entre sus piernas se encontraba, con su otra mano tomaba el falo del hermano mayor quien golpeaba su garganta con el glande del mismo. El húmedo sonido de la boca ajena en su sexo y el golpetear de la pelvis contraria contra su mandíbula resonaban con intensidad entre las cuatro paredes, dos hermanos haciendo lo que deseaban con la única mujer en el centro.

— Joder, nena... Sigue así... No pares. — Murmuraba el más alto tirando su cabeza hacia atrás mientras mantenía sus ojos cerrados y labios entreabiertos debido al placer recibido. Sasaki le miraba desde abajo mientras deslizaba su lengua por cada rincón posible del sexo ajeno, disfrutando de cada expresión en el rostro de Ran, quien se había vuelvo increíblemente transparente en ese momento.

Rindo se cansó de estar en segundo plano, su lengua se deslizó duramente contra la intimidad de la castaña, ganando su atención de inmediato al succionar su punto nervioso con la misma fuerza sacando un gemido de entre sus labios. Ren tiró los cabellos del hermano menor, obligándole a hundir más su rostro en su entrepierna. Ambos hermanos sintieron sus erecciones endurecerse ante los gemidos y retorcijones de la mujer.

Dos dedos se adentraron repentinamente en su cavidad, Sasaki gimió ruidosamente sintiendo su sexo humedecerse con rapidez, Rindo le observó con una sonrisa burlona.

— Apenas te toqué y ya te corriste. — Su lengua limpió cada rastro de sus jugos, tirando suavemente entre sus dientes del clítoris de la mujer. — Acaba con eso ya, Ran.

— Mierda, si estuvieras en mi lugar. — Ran miro a la mujer. La sensación de una corriente recorriendo su cuerpo entero le hizo temblar y jadeando, el hombre finalmente se corrió en la boca de la menor. — Ah, nena... Trágalo.

— No te besaré más. — Expresó Rindo con una mueca de asco, Sasaki limpió las comisuras de sus labios, chupando ruidosamente su dedo.

— No importa, puedo besarme con Ran toda la maldita noche. — Ren sintió su cuello ser repentinamente tomado con fuerza, una corta tos escapó de su garganta. — Animal ¿Qué te pasa?

— Ven aquí, mujer. — Ordenó Rindo, tomando de sus cabellos con fuerza obligó a la castaña a colocarse sobre sus palmas y rodillas.

— Qué buena vista. — Ran mojó sus labios con su lengua. — Lo disfrutaré mucho.

— Aprende a cerrar la puta boca.

Sasaki abrió sus ojos con extrema sorpresa al sentir como el falo de Rindo era agresivamente adentrado a su boca, golpeando el fondo de su garganta con rudeza. Un par de arcadas amenazaron con hacerle devolver la nada que había en su estómago y lágrimas se acumularon en sus ojos al comenzar el hombre con lentas embestidas.

Ran observó a su hermano con impresión.

— Eres un bruto. — El mayor rio. — No puedes ir tratando a una dama de esa manera, hermano.

— Cállate. — Rindo gruñó sin despegar sus ojos de la menor. — Esa lengua con la que me estás mamando la polla te ha... Metido en graves problemas varias veces.

— Nena... Intentaré ser más delicado que mi hermano. — Avisó Ran mientras deslizaba su glande de arriba hacia abajo entre los pliegues de la intimidad ajena. — Aunque no prometo nada. — Susurró finalmente.

Sasaki tosió un par de veces más al sentir el falo del hermano menor retirarse de su boca, hilos de saliva cayendo de su boca debido a la atención que había sido obligada a brindar al hombre frente a ella.
Pero no era hora de descansos, casi inmediatamente Rindo retiró su erección Ran se encontraba adentrando su falo a su cavidad vaginal, logrando arrancar un gemido a la castaña quien apenas pudo sostenerse de las caderas del hermano menor.

Una sonrisa se estiró en el rostro de Rindo, sus ojos fueron hasta su hermano mayor quien parecía estar concentrado en su trabajo.
El hermano menor tenía algo en mente, y no quería abandonar esa habitación sin antes ponerlo en práctica.

— Ran. — El hombre le miró, sus movimientos deteniéndose. Con un par de señas el hermano mayor había entendido absolutamente todo el plan de su menor y una sonrisa malvada apareció en su rostro deseando también ver aquello, en mente de ambos, puesto en práctica.

La castaña se sorprendió al sentir como era alzada, siendo momentos después sentada sobre el regazo de Ran.

— ¿Qué diablos hacen...? — Sasaki apenas podía hablar, Rindo se inclinó tomando su mentón con firmeza para unir sus labios en un desesperado beso.

Ran aprovechó la distracción para deslizar sus dedos dentro de la cavidad de la mujer, mojándolos y lubricándolos antes de descender más.
La mujer se separó de manera abrupta del hermano menor al sentir tres dedos invadir su canal anal, un quejido escapó de sus labios debido a la incomodidad que experimentaba a causa de la nueva técnica jamás practicada.

Rindo volvió a unir sus labios con los de la castaña, tomando uno de sus pechos, pellizcando y tirando de su pezón. Ran terminó entonces de preparar a la castaña. Con cuidado, bombeó un par de veces su falo, el cual momentos después adentró en la segunda entrada de la menor, escuchando sus quejas ser ahogadas contra los labios de su hermano.

Rindo deslizó su mano libre hasta el punto nervioso de Ren, moviendo su pulgar sobre este en diferentes direcciones y formas en un intento por distraerle de la incomodidad provocada por su mayor.
Al acostumbrarse al sexo invasor, Sasaki miró a Rindo, este le dio una pequeña sonrisa y tomando de su cintura se adentró en su cavidad vaginal.

Era como estar a punto de ser rota por la mitad.

La espalda de Sasaki se arqueó ante el placer mezclado con el dolor, sus ojos cerrados con fuerza mientras las caderas de ambos hombres se movían a diferentes ritmos buscando golpear sus puntos más sensibles y permitir a la castaña tener un inolvidable orgasmo.

Ran aprovechó para inclinarse y comenzar a dejar una fila de marcas en el cuello de la mujer, su cuerpo tembló sintiendo la necesidad de liberarse prontamente. Por su parte, Rindo unía y separaba sus labios de los belfos ajenos en desesperados besos sintiendo ser bien recibido por la castaña.

Ambos hermanos estaban volviéndose locos.

Al igual que ella.

El mundo podría estarse acabando que a ninguno le importaría nada más que el deseo mutuo que entre los tres había.
Dos hombres deseando a una misma mujer, una mujer deseando a dos hombres.

El cuerpo entero de Sasaki tembló, su piel erizándose al sentir a ambos hermanos destrozar sus puntos sensibles sin compasión, ambos gimiendo a su oído, susurrando indecentes palabras y juramentos que seguramente a la mañana siguiente habrían olvidado.

Porque nadie juraba amor cuando sólo era simple sexo casual ¿Cierto?

Los tres estuvieron seguros de haber llegado a las puertas del cielo por unos segundos al cada uno llegar a su respectivo clímax, sus corazones latiendo acelerados, su deseo rogando por más.

Ninguno de los dos hermanos vio venir que la castaña se aferrara al cuerpo de Rindo, y momentos después, sus ojos se cerraran lentamente hasta caer en la inconsciencia.

— Mierda, Ren.

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Nya. 

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𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora