𝐏𝐫𝐞𝐝𝐚𝐭𝐨𝐫𝐬・[𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 𝐱 𝐎𝐜]

CAPÍTULO TREINTA

CAPÍTULO TREINTA

Diferentes,

Los pies de Sasaki se movían en pequeños y lentos pasos mientras miraba el camino en silencio, no podía haber creído caer tan bajo.

¿Realmente había comenzado a sentir algo por esos hombres?

Sí, era seguro. Y había salido terriblemente mal.

En una de sus manos llevaba sus tacones los cuales había retirado, no caminaría con ellos para después sentir que sus pies se caerían del dolor. En su otra mano llevaba su chaqueta, la cual había retirado para sentir la brisa fresca de la noche.

No es que no tuviese a quien llamar, Bushida o Choji podrían estar en cinco minutos frente a ella si así se los pedía, pero no tenía ganas de ser vista de esa manera, al menos no por ellos dos.
El sol ya había comenzado a ocultarse, Sasaki miraba al horizonte notando la esfera de luz desaparecer poco a poco.

El ruido de un vehículo acercándose no llamó su atención, en realidad lo ignoró creyendo que simplemente el automóvil pasaría de lejos y podría continuar observando las vistas desde la colina.

No fue así, Sasaki escuchó el vehículo estacionarse a un lado de la carretera y después unas fuertes y rápidas pisadas acercarse hasta ella.

— Ren. — El cuerpo entero de la castaña se tensó al reconocer aquella voz. — ¿Qué haces caminando así por la calle? ¿Qué sucedió?

— No pasó nada. — Respondió la mujer continuando con su camino. — Déjame sola.

— ¿Fue él? — Sasaki apretó los labios. — Fue Ran ¿Cierto?

— Olvídalo, Rindo.

— Te llevaré a casa, ven. — La menor se giró, Rindo entonces pudo notar la punta de su nariz ligeramente enrojecida. — Linda... Mierda, ese imbécil me escuchará.

— No pierdas tu tiempo.

Ren se sorprendió al ser tomada por los brazos del mayor, apegándole a su pecho en un fuerte abrazo.

— Lo siento, lo habría detenido de haberlo sabido antes. — Ren se sostuvo de los hombros contrarios al ser levantada. — Te llevaré a comer, después te llevaré a mi edificio para tratar tus pies, deben doler.

— No debes preocuparte, llévame a casa.

Rindo le miró fijamente, Sasaki apartó la mirada.

— Juro que no estoy jugando contigo. — Aseguró Rindo. — Pero debo confesar que al comienzo esos eran mis planes, usarte como una venganza por nuestro desastroso primer encuentro... Aunque las cosas no salieron como las tenía planeadas.

— No sé si eso me tranquiliza. — Ren apoyó su cabeza en el hombro del mayor. — Estoy cansada, Rindo.

— Descansaremos pronto... — El oji-violeta suspiró. — Olvida a ese pendejo.

La mujer asintió. Los ojos de Ren se cerraron lentamente, Rindo no se dio cuenta de la castaña dormida hasta que la adentró a su vehículo, acomodándola sobre el asiento del copiloto. Inclinándose, el mayor depositó un corto beso en su mejilla, cerca de sus comisuras antes de subir a su respectivo asiento y comenzar a conducir en silencio ahora hacia su edificio.

El menor de los Haitani estaba sorprendido, lo último que habría esperado sería ver a la castaña de esa manera por su hermano mayor, y por su cabeza pasaba un pensamiento.

¿Se sentía de la misma forma hacia él?

Una mueca apareció en su rostro, realmente sería feliz sabiendo si Sasaki correspondía a esos extraños sentimientos que florecían en su interior.
O más bien... Qué habían florecido hacía tiempo atrás.

[...]

Los ojos de Ren se abrieron tras varias horas de descanso, no recordó el momento exacto en el que sus ojos decidieron cerrarse y el último recuerdo claro que en su cabeza había era de ella encontrándose con el menor de los hermanos.

— Despertaste. — Sus ojos se movieron rápidamente hacia el hombre que a su lado se encontraba.

— Debo volver a casa. — Ren se puso en pie, Rindo se acercó para tomar su cintura e inclinarse a depositar un corto beso en su frente. — Rindo, no- Yo no puedo más con esto.

— Mírame, Ren. — La castaña obedeció. — No soy él. Mi hermano es un estúpido por no saber qué es lo que realmente quiere, pero no soy como él. Sé lo que quiero... Sé que te quiero.

— Creo que es muy pronto para que confieses tus sentimientos de esa manera. — Comentó Sasaki. — También creo que no estoy lista para tener una relación, no estoy bien.

— Esperaré por ti el tiempo que sea necesario. — Aseguró el oji-violeta, rodeando con sus brazos a la mujer en un abrazo. — No me importa a dónde vayas, te seguiré.

— Eres muy cursi ¿Lo sabías? — Rindo rio asintiendo.

— Tengo mejores sentimientos que Ran, ahora lo sabes. — Sasaki asintió apoyando su cabeza en el hombro del mayor.

— Gracias, Rindo... Es bueno tener una compañía agradable como la tuya en estos momentos en los que solo deseo desaparecer.

— ¿Por qué? — El hombre tomó su mentón para mirarle a los ojos. — ¿Sucedió algo?

— Es cierto, aún no lo sabes... — Ren hizo una mueca. — Mi familia se apareció ayer en mi edificio, sucedieron muchas cosas con ellos y mi único deseo hacia ellos es verlos muertos. A todos.

— Parece que fue algo grave. — El mayor le empujó hasta volverle a sentar en la cama. — Puedes quedarte aquí si lo quieres.

— Mis hombres se encargaron de ellos, no sé qué estarán haciendo, pero sabiendo cómo es Choji seguramente nada bueno. — Rindo elevó una ceja. — A veces suele actuar sin órdenes, aunque nunca ha hecho nada que me moleste.

— Choji, Choji... — El contrario pareció pensarlo un poco. — Ah, el sujeto que todos conocen por no dudar en disparar dos veces si su jefe se lo ordena.

— Ese es Taiga. — Rio Sasaki. — Podría describir a Choji como uno de los pilares de la organización, quien no está presente, pero siempre se encuentra al tanto de todo lo que sucede dentro y fuera del grupo.

— No parece tan aterrador.

— Te dispararía incluso si yo no lo ordeno. — Agregó Ren. — Es del tipo que toma decisiones rápidas que crea beneficiarán a la organización.

— Creo que desde ahora estaré pendiente de él... ¿Cómo es?

— Lo reconocerás si lo llegas a ver en algún momento, ojalá y su mirada no te haga mear en los pantalones.

— Tonterías, yo lo haré mear a él.

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50+ votos hoy y en la tarde-noche les subo otro capítulo.

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