❝Esto no puede estar pasando... ¡Esto no puede estar pasando❞
❝Tranquilízate, May...❞
❝Tranquila la vecina, ¿Que mierda acaba de pasar?❞
Dónde la vida de Maya dió un giro de 360° al volver a Beacon Hills.
•••
▬Portada hecha por: @Vxnellope-
▬Teen Wo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su respiración pausada y relajante demuestra que se encuentra profundamente dormida. Luego de un día ajetreado había llegado a su casa para descansar tal y como se lo había pedido su madre. Antes de irse a dormir intentó hablar con su novio pero cuando no respondió sus llamadas asumió que ya se encontraba durmiendo en su hogar, por lo que no se preocupó y cerró sus ojos.
Jamás hubiera pensado que esa noche sería atacado por una persona con rencor hacia el sheriff de la ciudad. Las horas pasaron y casi a las 05:40 de la mañana su sueño es interrumpido cuando sonidos de alguien entrando a su cuarto la despiertan, pero al reconocer su aroma solo se mantiene en su cama, tranquila aunque un poco confundida. Escucha cómo sus zapatos son dejados en el suelo y siente las sábanas moverse y el peso de su cuerpo sobre su cama al acostarse a su lado. Decide moverse, dándose vuelta mientras abre sus ojos parpadeando varias veces para que se acostumbre a la poca luz que hay por el sol saliendo.
—¿Qué haces aquí? —pregunta en un susurro, alejándose para darle espacio en la cama y que se acomode en el medio, tal y como le gusta dormir al chico de ojos mieles.
—Perdón por despertarte —responde, acariciando su rostro adormilado con una pequeña sonrisa pero al notar el temblor en su mano la esconde rápidamente pero con disimulo para no hacerle sospechar a la chica. En cambio, se recuesta mejor y toma su brazo debajo de las sábanas para que se acerque a él, abrazándola para sentir su calor y saber que se encuentra a su lado, tranquilizándose al oler su aroma—. Solo necesitaba verte —susurra cerrando sus ojos sin soltarla ni un segundo.
—¿Estás bien? —cuestiona un poco confundida pero sin separarse, estando cómoda entre sus brazos.
Él no responde. Ella sube una de sus manos a su mejilla, acariciándola con lentitud.
—¿Quieres hablar de ello? —vuelve a cuestionar.
Esta vez recibe una negativa. Lo nota extraño, pero no quiere presionarlo con preguntas y solamente deja un beso casto en sus labios para luego apoyar su cabeza sobre su pecho.
Lo esperaría hasta que esté listo para hablar sobre lo que sea que lo esté molestando.
Busca su mano y la entrelaza con la suya, manteniendo el silencio que los rodea, lo que a ninguno le molesta, solo sintiéndose calmado con la presencia del otro. No necesitan más.
Maya no necesita saber.
Y Stiles no necesita recordar.
—Gracias —murmura él, intentando contener las lágrimas de frustración que tiene por el momento vivido hace un par de horas atrás.
