4.

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➤HOLA.

—¿Estás bien?

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—¿Estás bien?

—Si.

Carmen acaricia el largo cabello de su hija, mirándola con todo el amor que siente por ella. Y Maya solo la observa, analizando todo de ella, sus ojos, sus labios, sus mejillas, su cabello, podría encontrar similitudes entre ellas dos, pero lo que más le importaba es recuperar algún recuerdo por lo menos.

Necesitaba hacerlo.

—¿Me dejarás ir? —pregunta continuando en la cama desde que su mamá vino a despertarla.

—Se que aunque te diga que no siempre harás lo que gustes. Solo prométeme que te cuidaras mucho —su hija asiente, tomando su mano—. No puedo volver a perderte, mi amor.

—Lo sé, mami. Y no me perderás —sonríe levemente y limpia las lágrimas que salen de los ojos de su madre—. Estoy bien.

—Lo sé —murmura abrazándola—. Eres muy fuerte, Maya.

—Desearía poder recordarlo —susurra, ocultando su rostro en el cuello de su madre.

—Lo harás, cariño, solo tienes que darte tiempo.

—Está bien —suspira y se separa de su madre—. ¿Tú estás bien?

—Siempre estaré bien si tú lo estás —sonríe acariciando su mejilla—. Por cierto, creo que debí darte esto desde el principio.

Maya frunce el ceño y observa cómo su madre se levanta de la cama, saliendo de la habitación y volviendo a los pocos segundos con una caja.

—¿Qué hay dentro?

—Es tuyo, son regalos muy especiales que te dieron en tu cumpleaños —explica, teniendo un poco de esperanza de que si su hija ve los objetos recuerde algo.

Carmen abre la caja y Maya arruga su frente, tomando con cuidado el primer objeto que ve, un colgante con un dije de una M junto con un 1 de plata.

—Es hermoso —murmura apreciando el regalo.

Cuando sus dedos tocan la M, Maya siente un escalofrío pasar por todo su cuerpo, una sensación de confort se entabla en su pecho y una pequeña lágrima cae por su rostro sin su permiso.

Y ella ni siquiera sabe porque reaccionó así.

—El pegamento —lee lo escrito detrás del dije.

—Te lo dió Scott —le cuenta su madre, mirándola con atención por si recuerda algo.

—Tal vez deba volver a agradecerle —murmura y desprende el gancho para colocarse el collar en su cuello, suspira y sonríe, tocando el dije.

—Todavía hay más.

Maya vuelve a ver dentro de la caja y ladea la cabeza, agarrando con cuidado un cuaderno que parece decorado a mano.

—Tal vez no recuerdes, pero las fotos te ayudarán un poco, o por lo menos eso espero —le dice mirando como abre el libro—. Te lo hizo Lydia.

¹Secrets→Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora