MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟕 - 𝐐𝐮𝐢𝐧𝐜𝐞

—¿Así que tu profesor, que resultó ser un impostor todo el tiempo, ayudó a llevar a un escolar a un cementerio a través de los medios de un campeonato escolar aprobado en el que los niños tenían que enfrentarse a dragones que respiraban fuego, y ese pobre niño fue entonces brutalmente asesinado?

—Sip.

Otro verano; otro emocionante año en Hogwarts que se va. Mis padres empezaban a acostumbrarse a los cuentos que traía a casa, ya que la respuesta de mi madre a este último fue:

—Encantador. ¿Te parece bien cenar pescado y patatas fritas esta noche?

La verdad es que me sentía totalmente agotada después del año que acabamos de pasar. El pobre Harry tuvo que enfrentarse al Torneo de los Tres Magos después de haber sido seleccionado como campeón en contra de sus deseos. Harry, Ron, Hermione y yo habíamos pasado muchas noches sin dormir en la biblioteca tratando de buscar alguna ayuda para las tareas de Harry, lo que significaba que, por suerte, yo tenía poco que hacer con el resto de los Slytherin a lo largo del año. Y también, por suerte para mí, Pansy y Draco estaban demasiado interesados el uno en el otro como para molestarse en hacerme la vida imposible.

Una horrible pesadez me golpeó cuando recordé a Harry devolviendo el cuerpo de Cedric Diggory fuera del laberinto. Es un recuerdo en el que intento no pensar pero que nunca olvidaré. Por primera vez en Hogwarts, no hubo alegría de fin de curso cuando el tren nos llevó a casa para el verano. Sólo tristeza y un sentimiento de vacío dentro de todos nosotros.

Estaba preocupada por Harry y por cómo lo estaba llevando en casa de sus horribles tíos después de todo lo que había pasado. Necesitaba estar rodeado de gente que le quisiera y se preocupara por él para ayudarle a superar su calvario.

Así que me sentí aliviada cuando recibí una lechuza de Ron comunicándome que los Weasley iban a recogerme para pasar el resto de las vacaciones juntos, junto con Hermione, y eventualmente Harry.

Me sorprendí cuando no llegamos a la Madriguera, sino a una calle de Londres llena de casas adosadas. Me sorprendí aún más cuando una casa apareció mágicamente de la nada entre otras dos casas y entramos en un pasillo espeluznante, grande y oscuro.

Más tarde me enteré de que el número doce de Grimmauld Place era la casa de Sirius Black, el padrino de Harry, que actualmente se escondía allí. Y lo que es más importante, era la sede de la Orden del Fénix, una organización fundada por Dumbledore que luchaba contra Voldemort y sus seguidores.

Harry llegó poco después que yo y era obvio que estaba luchando.

—SUPONGO QUE SE HAN REÍDO MUCHO, ¿NO?, ¡TODOS JUNTOS AQUÍ ENCERRADOS!

—¡Harry, por favor, yo también acabo de llegar! — le supliqué. Intenté ponerle la mano en el brazo, pero se encogió de hombros con rabia.

Conseguimos aplacar a Harry poniéndole al corriente de la Orden y de lo que sabíamos de ella, que era muy poco. También se supo que Ron y Hermione habían sido nombrados prefectos, lo que no pareció sentarle bien a Harry.

—Oye, no te preocupes, Harry. — me compadecí de él, —Al menos no tendremos que hacer todas esas tareas extra de prefecto; probablemente sea un verdadero aburrimiento.

No me había sorprendido saber que no me habían nombrado prefecto de Slytherin. Aunque tenía la sensación de que sabía quién lo sería.

—¡Rosie está hablando con sentido! — salté cuando Fred y George se aparearon justo detrás de mí; se habían vuelto locos usando la magia fuera de Hogwarts ahora que tenían diecisiete años.

George le dio una palmada en el hombro a Harry. —Sí, Harry, amigo, nadie quiere ser riguroso con las normas. — Fred le dio una palmada en el otro hombro, —Sé más como nosotros, Harry, ¡diviértete!.

Durante los días siguientes, la señora Weasley nos había asignado a todos tareas para intentar hacer la casa "habitable", pero era una tarea larga e ingrata. Harry había hecho un viaje al Ministerio de Magia después de haber sido sorprendido usando magia fuera de Hogwarts una vez más pero, por suerte, no fue expulsado.

Pronto llegó el primero de septiembre y nos dirigimos a la estación de Kings Cross con Sirius -como Padfoot- a cuestas, para angustia de la señora Weasley.

Una vez en el Expreso de Hogwarts, Harry, Ginny y yo fuimos en busca de un compartimento mientras Ron y Hermione se dirigían a las tareas de prefecto.

Acabamos sentados con Neville y una Ravenclaw llamada Luna que parecía simpática pero bastante puntillosa.

—Estás en Slytherin, ¿verdad? — dijo Luna soñadoramente mientras me sonreía. Asentí en silencio.  —Bueno, ciertamente no lo pareces, aunque... — añadió suavemente con una voz casi cantarina, —Supongo que el sombrero dice la verdad y algún día lo veremos.

Harry y yo nos miramos y nos encogimos de hombros al unísono, ambos un poco desconcertados por esta extraña chica.

Ron y Hermione llegaron y se unieron a nosotros después de lo que parecieron horas. Ron estaba malhumorado y alegando hambre.

—¿Adivina quién es prefecto de Slytherin? — habló mientras se metía en la boca una rana de chocolate. Hermione hizo un gesto de disgusto.

Se me revolvió el estómago; aunque lo esperaba, me llenó de temor. —¿Malfoy, por casualidad? — murmuré, con la cabeza gacha y las manos retorciéndose en las mangas.

—Claro, lo es. — dijo Hermione con maldad. —Y esa completa vaca Pansy Parkinson.

Genial. Esto significaba que mi año iba a ser aún más infernal con los Slytherin que de costumbre.

Pero poco sabía, este año no iba a ser exactamente lo que esperaba.

***