𝟒𝟗 - 𝐋𝐚 𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐬𝐮𝐜𝐢𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐦𝐨𝐫𝐭𝐢𝐟𝐚𝐠𝐨

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R o s i e

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R o s i e

Todo parecía tan verde, observé, mientras me tumbaba de espaldas en la enorme cama de cuatro postes. Desde las oscuras paredes de Brunswick hasta la alfombra de color jade. Incluso las sábanas en las que Draco y yo estábamos enredados eran de un intenso verde esmeralda.

-¿Cómo es que el príncipe de Slytherin tiene su propia habitación? - pregunté, arrastrando ociosamente mis dedos de arriba abajo por su brazo izquierdo, que había colocado sobre mi media melena.

Draco estaba tumbado de lado a mi izquierda y giré la cabeza para mirarlo. Unos ojos grises plateados me miraron desde su despeinado flequillo rubio.

-¿El príncipe de Slytherin? ¿Así es como me llamas? - dijo con su voz sedosa, que no dejaba de producirme escalofríos.

-Bueno, si el zapato encaja... - dije, señalando la gran sala que nos rodeaba.

Una suave risa se escapó de los labios de Draco mientras me atraía hacia él, rodeándome con sus brazos. Podía sentir cómo nuestros corazones latían el uno contra el otro, casi con un ritmo sincronizado. Nunca me había sentido tan en paz, y cerré los ojos disfrutando de la dichosa sensación de calidez que me inundaba.

-Una de las ventajas de ser el favorito de Snape. - murmuró, su aliento me hizo cosquillas en la oreja. Y entonces emitió un profundo y agotado suspiro, y supe entonces que estaba pensando en lo que realmente significaba ser el favorito de Snape.

Instintivamente, torcí la cabeza y llevé mis labios al encuentro de los suyos, rozándolos tierna y dulcemente contra los míos.

-Mmmm... - suspiró, subiendo su mano para acariciar mi mejilla. -Podría quedarme aquí contigo para siempre, Rosie.

Mis labios se congelaron en los suyos y abrí los ojos. Sus palabras me habían devuelto a la realidad. Y por la mirada de Draco, a él también.

-Pronto descubrirán que te fuiste conmigo, si es que no lo han hecho ya. - dije con miedo, con la sangre helada.

-Bueno, técnicamente seguimos aquí. Tendré que decir que escapaste, es decir, diste una buena pelea antes de darte cuenta de quién era yo.

Agarrando la sábana a mi alrededor, me senté, mordiéndome el labio inferior.

-Sí, pero si hubiera sido otra persona, simplemente habrían usado su varita en mí si me hubiera liberado. Seguramente se preguntarán por qué me dejaste ir tan fácilmente.

Draco se incorporó para encontrarse conmigo, sus ojos ardiendo en los míos con una fiereza que nunca había visto antes.

-¿Qué sugieres, Rosie? ¿Que te lleve a la sala de tortura y deje que te hagan daño? ¿O incluso que te maten? Porque lo harán, lo sabes. No dudarán en usar la maldición asesina contigo. - Draco respiró con fuerza. -No veré que te hagan daño de nuevo, Rosie. No lo haré.

Su voz se entrecortó y se llevó mi brazo derecho a los labios, besando fervientemente el lugar donde Bellatrix me había marcado, como si pudiera borrar las letras ofensivas con su propia y ardiente voluntad.

Una mezcla de amor y tristeza llenó mi corazón ante el apasionado acto de Draco. Solté mi brazo de su agarre y me subí a su regazo, echando mis brazos alrededor de su cuello, acurrucando su cabeza en mi pecho

-Draco, esta bien, esta bien. - le tranquilicé, besando la parte superior de su cabeza mientras su cuerpo se estremecía con un sollozo. -Superaremos esto, de alguna manera. Sé que lo haremos.

Mientras estábamos sentados en esa posición, mis pensamientos se dirigieron a Harry, Ron y Hermione, y recé con todo lo que tenía para que su misión hubiera tenido éxito. Me sentía culpable por haberlos abandonado, pero no podía hacer otra cosa que no fuera sentarse y esperar. No sabía cuánto tiempo podría aguantar escondiéndome aquí, y estaba aterrada por Draco. Una vez más había arriesgado su vida al salvarme. No podía soportar ser la razón por la que estaba en tanto peligro.

Las horas pasaron. Draco y yo volvimos a hundirnos bajo las sábanas y dormitamos el resto del día abrazados. Ninguno de los dos volvió a hablar de lo que iba a pasar, ni de hacia dónde íbamos a ir. Porque la verdad era que no lo sabíamos.

Casi parecía que éramos las dos únicas personas del mundo, tumbadas en ese dormitorio; que no había ninguna guerra fuera de esas paredes, y que nuestros futuros no eran frágiles líos, signos de interrogación sobre nuestras cabezas.

Sólo éramos Rosie y Draco.

***

Al final de la tarde del 1 de mayo de 1998, en las mazmorras de Slytherin del castillo de Hogwarts, un mortífago y una sangre sucia dormían tranquilamente uno al lado del otro.

Pero entonces, de la nada, algo despertó al mortífago.

Su Marca Tenebrosa estaba ardiendo.

***

MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora