𝟑𝟑 - 𝐒𝐞𝐜𝐭𝐮𝐦𝐬𝐞𝐦𝐩𝐫𝐚

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Draco dio un paso atrás, dejando que el pájaro saliera volando hacia las profundidades de la habitación

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Draco dio un paso atrás, dejando que el pájaro saliera volando hacia las profundidades de la habitación. Le costó tomar aire, con un peso de plomo en el estómago.

-¿Draco? - sólo era consciente de su voz temblorosa a su lado.

-C-creo que lo he arreglado. - susurró. No sintió la euforia y el alivio que esperaba. En cambio, sintió miedo, un miedo que amenazaba con ahogarlo. Todo lo que quería hacer era agarrar a Rosie y huir con ella, lejos, muy lejos del Gabinete.

-¿Draco? Esta bien, Draco, esta bien. - una mano tranquilizadora le frotaba la espalda y se dio cuenta de que estaba a cuatro patas en el suelo, jadeando desesperadamente.

-No- estoy- preparado- para- esto. - su voz era estrangulada, las lágrimas afloraban a los ojos.

Rosie se hundió junto a él, tirando de su suave abrazo. Se encontró a sí mismo aferrado a ella, con el cuerpo agitado por los sollozos.

***

R o s i e

Su reacción me sorprendió. Lo único que se me ocurrió hacer fue consolarlo. Se me rompió el corazón por él, deseaba tanto quitarle el dolor.

No fui estúpida. Sabía que arreglar el armario significaba el final. O incluso el principio, de algo aterrador. Ahora no era una cuestión de si, sino de cuándo.

Durante horas nos sentamos en silencio junto al armario, abrazados, hasta que cayó la noche.

-¿Qué va a pasar ahora? - me atreví a preguntar antes de separarnos.

Sus ojos grises se encontraron con los míos, inyectados en sangre e hinchados. No había duda del miedo que había en ellos.

-No lo sé. -  me atrajo hacia él, abrazándome con fuerza. -Lo siento mucho, Rosie. Nunca quise nada de esto.

Se despidió de mí con un tierno beso, y el corazón se me rompió mientras me alejaba de la Sala de los Requisitos por última vez.

***

A la mañana siguiente me levanté con el corazón encogido. Tenía miedo de lo que me depararía el día.

Cuando entré en la sala común de Slytherin, Draco no aparecía por ninguna parte, así que bajé directamente al Gran Comedor para desayunar, con la esperanza de ver que estaba bien.

Pero allí tampoco había rastro de él. Así que me acerqué a la mesa de Gryffindor donde estaban sentados Hermione, Ron y Harry.

-¿Estás bien, Rosie? - preguntó Hermione, con la cara llena de preocupación cuando me acerqué. -Pareces absolutamente destrozada.

Antes de que pudiera responder, Harry se levantó y se volvió hacia mí. -Mira, siento lo de ayer-. -  empezó, pero se detuvo bruscamente cuando sus ojos se abrieron de par en par, al notar algo detrás de mí.

Me di la vuelta y vi que Draco acababa de entrar en la Sala, con los ojos clavados en Harry con temor. Al instante se dio la vuelta y volvió a salir corriendo.

Lo siguiente que supe fue que Harry me había adelantado y empezó a perseguirlo. Presa del pánico, le seguí en una acalorada persecución.

Corrí tras Harry, que corría tras Draco, con el corazón martilleándome en el pecho. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, sólo sentía que algo muy, muy malo iba a pasar.

Más adelante, Draco se lanzó a través de una puerta y casi choco con la espalda de Harry cuando se detuvo bruscamente justo fuera del baño en el que Draco había desaparecido.

Cuando me asomé por encima del hombro de Harry, vi lo que le había hecho detenerse; Draco estaba sollozando incontroladamente, inclinado pesadamente sobre un lavabo, su delgada estructura temblaba mientras jadeaba y tragaba. Mi corazón se contrajo.

-Harry-. - susurré, agarrando su brazo, tratando de sacarlo. No quería que viera a Draco así.

Harry se encogió de hombros, apretando su varita en la mano, apuntando directamente a la espalda de Draco.

Contemplé con horror cómo la espalda de Draco se ponía rígida al vernos en el espejo agrietado que había sobre el lavabo, y entonces se dio la vuelta, sacando la varita.

Una lámpara se hizo añicos en la pared al lado de donde estábamos Harry y yo, ya que el maleficio de Draco no nos alcanzó por centímetros. Harry se lanzó hacia un lado y sacó su varita haciendo explotar el lavabo junto a Draco.

-¡No! ¡No! ¡Detente! - grité, mi voz haciendo eco en la habitación. -¡Basta! ¡BASTA!

Pero me ignoraron, disparándose gafe tras gafe. Se oyó un fuerte estallido al explotar una papelera y luego se rompió una cisterna, vertiendo agua por todas partes.

-¡SECTUMSEMPRA! - Harry bramó, agitando su varita salvajemente hacia Draco.

Un grito se me atascó en la garganta cuando la sangre brotó de la cara y el pecho de Draco. Era como si lo hubieran acuchillado con una espada invisible. Se tambaleó hacia atrás y se desplomó sobre el suelo encharcado con un gran chapoteo, cayéndole la varita de la mano derecha inerte.

Resbalando y tambaleándome, me lancé hacia Draco, cayendo de rodillas junto a su cuerpo empapado de sangre mientras sus manos blancas se rascaban el pecho.

Intenté alcanzarlo, pero él temblaba incontrolablemente, su rostro brillaba de color escarlata mientras la sangre se acumulaba bajo él.

-¡DRACO! - grité, tratando desesperadamente de detener el flujo de sangre con mis manos. Pero había demasiados cortes y la sangre brotaba furiosamente, drenando su cuerpo.

-¡AYUDAME! ¡HARRY, AYUDAME! - grité entre lágrimas. Pero Harry se quedó de pie, mirando conmocionado, sin hacer nada.

La puerta se abrió de golpe y, para mi total alivio, Snape irrumpió en la habitación y me apartó. Se arrodilló junto a Draco, sacó su varita y la trazó sobre las profundas heridas que la maldición de Harry había hecho, murmurando un encantamiento que sonaba casi como una canción. Lo reconocí al instante como el mismo hechizo que Draco había utilizado para curar mi mejilla. El flujo de sangre pareció calmarse, y Snape limpió los residuos de la cara de Draco y repitió su hechizo. Al igual que había hecho mi mejilla aquella vez, las heridas parecían tejerse.

Finalmente, Snape se levantó, habiendo curado completamente las heridas de Draco. Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras sollozaba, con profundas y agitadas respiraciones escapando de mis pulmones.

-Voy a acompañar al señor Malfoy al ala del hospital. - Snape habló, con una voz llena de fría furia. -Y en cuanto a ustedes dos... ambos me esperan aquí.

Miré el suelo mojado, con manchas de sangre flotando como flores carmesí en su superficie. Ni siquiera pude mirar a Harry, que permanecía en silencio sorprendido a mi lado.

Nunca había odiado tanto a nadie.

***

MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora