𝟐𝟖 - 𝐄𝐥 𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐐𝐮𝐞 𝐍𝐨 𝐓𝐞𝐧í𝐚 𝐅𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨

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-¿Qué fue todo eso de anoche?

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-¿Qué fue todo eso de anoche?

Gemí cuando Harry empujó la puerta del compartimento y Ron entró detrás de él.

No tenía ganas de compañía. Estaba jodidamente cansada después de mi noche en la Sala de Requerimientos. No había visto a Draco desde que lo dejé en la puerta de la sala común de Slytherin a primera hora de la mañana. No me sorprendió que no bajara a desayunar. Aunque una parte de mí no pudo evitar sentir una punzada de decepción.

Y ahora estaba en un tren, dejando atrás Hogwarts y a Draco, a punto de ser interrogada por Harry Potter.

-¿Eh? - gruñó Ron, que estaba ocupado metiendo su baúl en el compartimento superior.

-Rosie huyó de Neville en la fiesta de Slughorn sin siquiera despedirse. - explicó Harry, limpiándose las gafas con las mangas.

-Bueno, dije que Neville estaba dando puñetazos, ¿no? - Ron se tiró en el asiento de enfrente y luego, al notar mi presencia, se puso repentinamente rojo como una remolacha. -Eh, ¿está bien Rosie?

Levanté las cejas y sonreí. -Estoy bien, Ron. ¿Cómo está Lavender?

Harry, sin parecer darse cuenta -ni importarle-, se volvió a poner las gafas y continuó,

-¿Y qué fue eso de Malfoy?

Me moví torpemente en mi asiento, tratando de recomponerme.

-Como te dije anoche, Harry. - dije con toda la frialdad posible. -Estaba buscando a Pansy.

-Bueno, ¿por qué no pudo preguntarte delante de Neville? ¿Por qué arrastrarte al balcón?

-¡¿Hizo qué?! - gritó Ron incrédulo.

-¡No lo sé! - me quejé. -Tal vez no pudo soportar todas las miradas críticas. No todo lo que hace tiene motivos oscuros, Harry.

Tanto Harry como Ron se quedaron boquiabiertos ante mi arrebato.

-Aunque sigue sin explicar por qué abandonaste a Neville. - Harry refunfuñó, cruzándose de brazos con mal humor.

-La fiesta me estaba dando dolor de cabeza. - suspiré malhumorado.

-Sí, he oído que era una mierda. - dijo Ron, frotándose las manos con regocijo mientras Harry le lanzaba una mirada sucia.

***

Las Navidades se arrastraron. Al igual que la Navidad anterior, la pasé deprimida en casa. Me di cuenta, al reflexionar, de que estaba deprimida por el mismo chico: Draco Malfoy. Pero esta vez era diferente. Le echaba de menos. A menudo me preguntaba qué estaría haciendo; si estaría trabajando en el Gabinete y hasta dónde había llegado con él. Me preguntaba si pensaba en mí, si me echaba de menos como yo a él.

Era una maldita tortura.

Pensé en enviarle una lechuza, pero inmediatamente decidí no hacerlo; no podía preguntarle si su tarea para Voldemort iba bien. Y tampoco quería enviarle una lechuza sólo para decirle que le echaba de menos. Sonaba... patético.

Me parecía una locura que pudiéramos pasar esa maravillosa, increíble e íntima noche juntos y que ahora me sintiera incómoda por haberle enviado una carta.

Me sonrojaba cada vez que pensaba en aquella noche. Sólo tenía que recordar la forma en que me besó o me tocó, o incluso la forma en que dijo mi nombre, y mi pulso empezaba a acelerarse y mis palmas a sudar. Y luego lo alucinante y hermoso que se sentía ser uno. No, nunca me arrepentiría de esa noche ni en un millón de años.

Me moría de ganas de volver con él; casi empezaba a preocuparme que todo hubiera sido un sueño celestial.

***

Eran las doce menos cinco de la noche del día de Año Nuevo y Draco Malfoy estaba solo en la Sala de los Requisitos.

Cansado de trabajar sin parar en el Gabinete durante toda la semana, suspiró, deslizándose hasta el suelo por el cansancio.

Se preguntó qué estaría haciendo Rosie ahora mismo.

Cerró los ojos y se trasladó a aquella noche, recordando su olor, el sabor de su dulce y suave piel en sus labios, el tacto de su largo y ondulado pelo en sus manos, la forma en que gritaba su nombre, el intenso placer que había sentido cuando había entrado en ella...

Sus ojos se abrieron de golpe. Dios, estaba loco por ella. No podía soportarlo. Su pulso se aceleró. Nunca conoció un anhelo igual.

Sus ojos recorrieron su antebrazo izquierdo y sintió esa familiar pesadez en su corazón. Estaba siendo egoísta al dejar que llegara tan lejos con ella. No tenía ni idea de lo que le ocurriría una vez que terminara esta tarea, tanto si fallaba como si no. Su futuro, si es que tenía uno, estaba con el Señor Tenebroso. Rosie era una muggle. Ambos serían asesinados en un instante si Él se enterara.

No, no había felicidad en el futuro de Draco. Sólo tenía el ahora para ofrecerle a Rosie, y ese pensamiento lo llevó a las profundidades de la desesperación.

Fue débilmente consciente de que un reloj daba las campanadas de medianoche en algún lugar de la habitación, y tragó saliva mientras se preguntaba qué le depararía el próximo año.

***

MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora