MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟐𝟐 - 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐝𝐞 𝐒𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧

-¿Draco?

Intenté que mi voz fuera lo más tentativa y suave posible. No quería alarmarlo. Sentía que había entrado en algo extremadamente privado.

Draco se congeló, sus sollozos cesaron inmediatamente. Se limpió furiosamente la cara con las mangas de la camisa antes de mirarme finalmente. Vi el horror en sus ojos al ser sorprendido así.

-Carter, yo... yo no... yo no.. - se interrumpió. Se miró los pies, suspirando.

Me acerqué a él y, vacilante, me encaramé al borde del sofá en el que estaba sentado.

-Draco, puedes hablar conmigo. Por favor, deja que te ayude. - empecé a mover el brazo para poner mi mano en su hombro y consolarlo, pero cambié de opinión en el último segundo y decidí apretar ambas manos con fuerza en mi regazo en su lugar.

-No puedes ayudarme Carter, nadie puede. - dijo con dulzura, todavía mirando al suelo.

-Pero algo debe haber pasado para que te pongas en este estado. ¿Qué es? Por favor, al menos háblame. - sabía que debía de haber empezado a sonar insistente, pero ver a Draco así me asustaba. Pero él se limitó a negar con la cabeza sin decir nada. No podía entender qué podía hacerle estar así.

Y de repente oí la voz de Harry en mi cabeza. "Malfoy le dio este collar a Katie Bell. Estoy seguro". No quería creerlo, pero Draco estaba en un estado por algo así que decidí tantear el terreno.

-¿Fuiste a Hogsmeade esta mañana? - pregunté tan casualmente como pude.

Negó con la cabeza, sin dejar de mirar al suelo. Detención.  - murmuró.

Oh, bueno, eso lo dejó un poco fuera de juego. Pero decidí ir a la yugular.

-¿Oíste lo de Katie Bell?

Lo vi al instante: sus hombros se pusieron rígidos, su respiración se congeló. Era él.

-¿Draco? - finalmente me miró, con miedo en los ojos.

-¿Está... está... ¿ESTÁ BIEN? - su voz temblaba. Pensé que iba a empezar a llorar de nuevo.

-No lo sé, vine directamente aquí después de que sucediera. - tragué saliva, con el corazón acelerado. No había duda de su implicación.

Se oyó un ruido fuera de la sala común: los Slytherins volvían del almuerzo. Draco se levantó de repente y me echó una mirada nerviosa antes de marcharse a su dormitorio.

No había nada que pudiera hacer. Así que me quedé en el sofá y esperé. Los Slytherins iban y venían a mi alrededor, ignorándome. No me importaba. Me senté a esperar y observar. No podía dejarlo así. Necesitaba averiguar qué pasaba con Draco. No tenía miedo de él. Tenía miedo por él. Y quería ayudar.

Eventualmente, salió de los dormitorios. Se dirigió directamente a la salida de la sala común, sin mirar en absoluto hacia mí.

Bien. Eso facilitó lo que iba a hacer.