MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟑𝟐 - 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐬𝐭𝐨𝐬𝐨𝐬

R o s i e

Dejé a Draco trabajando en el armario, prometiendo pasarme por él más tarde. Bajando a desayunar, recé para que nuestras ausencias no hubieran sido reportadas. Era sábado, así que, por suerte, no teníamos que asistir a ninguna clase.

Todavía me sentía mareada por las declaraciones de la noche anterior. Me ama. Las mariposas estaban en pleno vuelo y tenía ganas de saltar hasta el Gran Comedor.

-¿Esta todo bien, Rosie? 

Harry me sacó de mi ensoñación, haciéndome detener fuera del Gran Comedor. Parpadeé, preguntándome por qué parecía tan preocupado.

-Sólo pareces un poco... cansada. - los ojos de Harry recorrieron lentamente mi cuerpo.

De repente me di cuenta de que no me había refrescado desde que pasé la noche con Draco. Miré mi ropa arrugada con horror. Mi mano se dirigió automáticamente a mi pelo y traté de arreglarlo rápidamente mientras Harry me miraba perplejo.

-Oh, y-yo... me quedé dormida mientras estudiaba. - necesito comer antes de hacer algo más". Empecé a ir hacia la puerta pero Harry me detuvo, agarrándome del brazo.

-Rosie, necesito hablar contigo de algo importante. 

Parecía extremadamente grave.

-¿Qué pasa, Harry? - pregunté, la curiosidad me hizo olvidar mi hambre.

-Aquí no. - me condujo a una pequeña alcoba, lejos de las puertas del Gran Comedor. Se volvió hacia mí, con una expresión feroz.

-¿Hay algo entre tú y Malfoy?

Sorprendida, abrí y cerré la boca lentamente, imitando a un pez dorado.

-No- no. - dije, encontrando mi voz. -¿Por qué piensas eso? - el corazón me retumbó en el pecho.

-Porque escuché a Snape preguntándole por ti. -  ¿Snape?  -Y eso no es todo... parece creer que Malfoy está haciendo algo por Voldemort y que tú le estás ayudando...

-¡No seas tan ridículo, Harry! - siseé. -¿Y qué tenía que decir Malfoy sobre eso exactamente?

-¡Bueno, lo negó, por supuesto!

-Ahí tienes entonces. - escupí. -Harry, realmente necesitas superar esta obsesión con Malfoy.

-¡No estoy obsesionado! Oí que Snape le preguntaba por su amo, y que había hecho un voto inquebrantable o algo así para ayudarlo. Esto demuestra que Malfoy está planeando algo, no puedes negarlo.

-¿Por qué me cuentas esto, Harry, si crees que estoy metido en esto? - pregunté, exasperada, pasándome los dedos por el pelo.

-Porque te he visto cerca de él, Rosie. Veo la forma en que lo miras y la forma en que él te mira. Y también Snape, por lo visto. - la voz de Harry era ahora más suave. Puso sus manos sobre mis hombros, sus ojos penetraron en los míos. -Me preocupo por ti y estoy preocupado. Draco Malfoy es una mala noticia. Es peligroso y sé que trabaja bajo las órdenes de Voldemort. Prométeme que te alejarás de él, no vale la pena que te maten por él.

Me encogí de hombros, mirando hacia otro lado. No quería escuchar esto.

-Ya me voy, Harry. - dije, echándome el bolso al hombro. Cuando empecé a alejarme, Harry me llamó. Me detuve.

-Puede que seas una Slytherin, Rosie, pero también eres nacida de muggles. Es un sangre pura de una familia de conocidos mortífagos. - hizo una pausa mientras un pesado suspiro escapaba de sus labios. -Y no necesitas que te diga lo que eso significa.

***

Evité a Harry después de nuestra conversación. Me sacudió: todo lo que Harry había dicho era cierto, pero no quería enfrentarlo.

-Harry lo sabe. - dije, tirando la comida que había sacado para Draco de mi bolso.

Draco se volvió de donde estaba trabajando en el armario, con los ojos fruncidos bajo su pelo rubio despeinado.

-¿Potter, sabe qué, exactamente?

-Me acorraló en el desayuno y me dijo que había escuchado tu conversación de ayer con Snape.

Las facciones de Draco se habían transformado en una mueca de desprecio, como siempre ante la mención de Harry.

-¡Potter y esa maldita capa! Tiene que aprender a meterse en sus malditos asuntos.

-La cosa es. - continué. -Ha dado en el clavo en todo. Ha adivinado que estás haciendo una tarea para Él, aunque no sabe cuál, y sospecha que te estoy ayudando.

Draco palideció visiblemente. -No quería que te involucraras en todo esto. - habló en voz baja, con pesar. -Lo siento.

-¡Pues yo no lo siento! - dije indignada, acercándome a él y tomando su mano. -Draco, me alegro de estar aquí para ti. No deberías tener que pasar por todo esto tú solo.

Me dedicó una sonrisa triste y levantó nuestras manos entrelazadas para presionar sus labios con ternura en el dorso de los míos. Un sonido procedente del interior del armario nos hizo separarnos de un salto. Nos quedamos paralizados, mirándonos con miedo. Era un chirrido, cada vez más fuerte y frenético. Draco abrió la puerta de un tirón, y allí, en el estante del interior del armario, había un pequeño pájaro amarillo saltando.

Se me heló la sangre.

El gabinete de desaparición estaba funcionando.

***

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