MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟒𝟖 - 𝐄𝐥 𝐒𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧

Draco suspiró. Había sido convocado, otra vez. Esos malditos Carrows querían que les hiciera el trabajo sucio, como siempre, esperaba. Habían estado muy interesados en castigarlo, desde que se había hecho público que los Malfoy habían dejado que Harry Potter se les escapara de las manos.

Mientras avanzaba por el pasillo que conducía al despacho de los Carruajes, se cruzó con dos de primer año que se encogieron de miedo ante él. Sabía que se debía sobre todo a la capa reglamentaria de mortífago que tenía que llevar. Los Carruajes insistieron absolutamente en ello, asegurándose de infundir terror a los estudiantes en todo momento.

Cuando llegó al despacho, dio un golpe seco a la puerta y entró sin esperar respuesta. No estaba preparado para el espectáculo que tenía ante sí y agradeció que su capa con capucha le cubriera la mayor parte de la cara, ocultando la sorpresa en sus ojos.

Alecto Carrow estaba de pie sonriendo maníacamente a su hermano, Amycus, que tenía a Rosie agarrada con fuerza, sujetándole los brazos a la espalda, con la boca amordazada con un trapo viejo. Sus ojos se desorbitaron de miedo al verle entrar en la habitación, y luchó contra el agarre de Amycus, que le dio una rápida patada en la parte posterior de las piernas haciéndola doblarse bajo él.

Draco intentó con todo su ser no reaccionar. Tenía que pensar. Rápido.

-¡Tenemos a la noviecita de Potter! - Amycus resopló de alegría.

-Se acercó al castillo, ¡así de fácil! - chilló Alecto. -¡Estúpido Sangre sucia!

-¿Y exactamente qué quieres que hagamos con ella? - una voz grave y grave llegó desde la esquina más alejada. Draco reconoció la voz del mortífago como la de Theodore Nott, otro recluta recién nombrado.

-Necesitamos que la encierres en la sala de tortura y hagas lo que tengas que hacer para que hable. - Alecto siseó con entusiasmo. -No podemos llamar al Señor Tenebroso hasta que tengamos una pista definitiva sobre Potter. No se conformará con menos.

-¿Y si se niega a hablar? - preguntó Nott.

-Entonces mátala, por supuesto. - contestó Amycus, como si fuera la respuesta más obvia del mundo.

Nott dio un paso adelante para ir a quitársela a Amycus, pero Draco se abalanzó rápidamente primero.

-Yo me encargaré de ésta. - su voz era un gruñido peligroso, mientras agarraba bruscamente a Rosie, sujetando inmediatamente sus manos con firmeza en la espalda. No dejó que Nott la tocara.

No esperó a la respuesta de Nott y obligó a Rosie a salir agresivamente del despacho, haciéndola tropezar con sus propios pies.

Siguió arrastrándola por el pasillo, mientras ella se esforzaba y luchaba bajo su agarre. Intentó gritar, pero el trapo amortiguó el sonido. Draco siguió forzándola, tratando desesperadamente de no perder su agarre mientras ella se retorcía frenéticamente cada vez más decidida a liberarse.