MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟑𝟎 - 𝐄𝐧 𝐮𝐧 𝐍𝐨𝐭𝐭

R o s i e

Ahora pasaba la mayor parte de las noches en la Sala de Requerimientos, haciéndole compañía a Draco mientras trabajaba en el Gabinete. Se negaba a que le ayudara, insistiendo en que con que yo estuviera allí le bastaba.

A veces, me llevaba los libros de la escuela, estudiando y escribiendo redacciones mientras Draco, con las mangas de la camisa arremangadas, murmuraba encantamientos en el Gabinete a mi lado.

A veces, me limitaba a recorrer la enorme sala para ver lo que ofrecía: había callejones y caminos bordeados por tambaleantes pilas de muebles rotos y dañados, había miles y miles de libros, botellas de pociones congeladas, sombreros, joyas y capas. Incluso me encontré con varias espadas oxidadas y un hacha pesada y manchada de sangre en un momento dado.

Y, a veces, Draco y yo nos tumbábamos entre los cojines donde hablábamos, envueltos en los brazos del otro. A menudo explorábamos hambrientos el cuerpo del otro, fundiéndonos en un estado de éxtasis, hasta que ambos quedábamos exhaustos y agotados.

Yo era muy feliz. Pero, a pesar de ello, siempre llevaba dentro de mí esa sensación de pesadez y malestar: la certeza de que algo malo iba a ocurrir, tan malo que iba a destrozar nuestras vidas.

Y que iba a ocurrir pronto.

-Por favor, vamos a ver a Dumbledore, Draco. Él podría ayudarnos. - le imploré a Draco una noche, después de que otro pájaro no sobreviviera al viaje en el Gabinete de Desaparición.

-No. - él dijo con firmeza, cerrando la puerta del armario un poco más fuerte de lo necesario.

-Él te protegerá. Sé que lo hará. - las lágrimas empezaron a aguijonear mis ojos porque ya sabía que mis intentos eran inútiles.

Draco se frotó la frente, con una expresión de frustración en su rostro cansado.

-Rosie, no lo hagas. No puedo ir con Dumbledore, simplemente no puedo. Si lo hago, seguro que el Señor Tenebroso matará a mis padres. - me miró, temeroso y atormentado. -Y no le haré eso a mi madre.

Se me desgarró el corazón al ver que Draco se ahogaba en un sollozo y lo rodeé con mis brazos, enterrando mi cara en su pecho.

-Yo solo estoy muy asustada. - murmuré en su camisa arrugada.

Me rodeó la espalda con los brazos y me abrazó con fuerza.

-Lo sé, Rosie. - susurró. -Yo también.

***

Trataron de ser muy cuidadosos fuera de la Sala de Requerimientos, asegurándose de actuar como si su mutua antipatía permaneciera.

A Draco le resultaba más difícil de lo que había previsto y a menudo se sorprendía a sí mismo empezando a sonreírle cada vez que entraba en la sala común por las mañanas, o iba a acompañarla a la mesa de Slytherin a la hora de comer, e incluso una vez se inclinó para darle un beso en la clase de Pociones cuando ambos se habían encontrado recogiendo ingredientes del armario de suministros al mismo tiempo.