MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟓𝟏 - 𝐌𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚

R o s i e

¡Harry! Mi corazón se disparó. Y allí estaban también Ron y Hermione, entrando en la Sala acompañados por el resto de los Weasley, Lupin, Tonks, Luna, Dean y Kingsley Shacklebolt. El alivio me invadió, ahogando mi miedo.

-¿Cómo te atreves a ponerte donde él estaba? - Harry fulminó a Snape con la mirada, sacando su varita. Sentí que Draco se ponía rígido, estaba mirando la varita en la mano de Harry con un anhelo peculiar.

-Diles cómo fue esa noche. Diles cómo lo miraste a los ojos, a un hombre que confiaba en ti... y lo mataste. ¡Cuéntalo!

El aire se agitó con anticipación. Parecía que toda la sala contenía la respiración, nadie se atrevía a respirar mientras todos mirábamos de Harry a Snape.

Y entonces, justo cuando Snape sacó su propia varita, la profesora McGonagall saltó delante de Harry y una ráfaga salió de su varita hacia Snape. Draco me atrajo rápidamente detrás de él, protegiéndome mientras Snape rechazaba el hechizo de McGonagall y lo enviaba rebotando por la habitación.

El caos se desató, ya que los demás intervinieron, atacando a Snape, que apenas podía defenderse, enviando hechizos que volaban en todas direcciones, incluso alcanzando a los Carrow. Draco me acercó a la pared, intentando desesperadamente resguardarme con su cuerpo, con la varita desenfundada y lista en la mano.

Obviamente, al darse cuenta de que le superaban en número, Snape huyó por la ventana, mientras McGonagall gritaba furiosa tras él.

-¡Cobarde! ¡COBARDE! Y ni siquiera se quedó a luchar.

Se volvió hacia Harry, que sonreía al otro lado de la habitación. -Señor Potter, ¿le importaría decirme qué está haciendo aquí, lo cual, confío en que se dé cuenta, es un acto de completa y absoluta locura?

-Soy un Gryffindor.

-Pensé que podría tener algo que ver con eso. - y entonces se volvió para dirigirse a toda la sala. -Parece que su director, por usar la frase común, ha hecho una litera.

La sala estalló en vítores emocionados y aliviados. Draco me atrajo hacia sus brazos, podía sentir su corazón latiendo en su pecho mientras me envolvía fuertemente contra él.

-¿Qué es esto?

Draco y yo nos separamos de un salto. Pansy Parkinson nos miraba fijamente, con los brazos cruzados contra el pecho y una expresión de máxima furia en el rostro.

-¡¿Tú?! ¿Y ella? - escupió, el odio hirviendo en cada palabra. -¿Por esto me abandonaste? ¡¿Una asquerosa sangre sucia?!

Draco gruñó mientras daba un paso protector delante de mí. Pansy, sin embargo, soltó una carcajada ante este gesto. -¡Oh, eso no tiene precio! El mortífago protegiendo a su zorrillo Sangre sucia-

¡Bang!

Pansy salió volando hacia atrás unos metros antes de aterrizar en un montón en el suelo. Volví a meter la varita en el bolsillo.

-Hacía tiempo que quería hacer eso. - sonreí ante la cara de asombro de Draco, que tenía la boca abierta.

Al recuperarse del shock, me sonrió. -Nunca te he querido más. - dijo mientras me atraía hacia él, besándome con fuerza en los labios.

-Apuesto a que eso fue tan satisfactorio como parecía. - me separé de Draco y me volví hacia mi destinatario. Ron sonreía por encima de Pansy, que ahora estaba siendo ayudada a levantarse por Blaise Zabini.

-¡Ron! - lo abracé, y luego también a Hermione, que se había acercado detrás de él.

-Me alegro mucho de que estéis bien aquí. - respiré, apretando con fuerza a Hermione.

-Sólo por poco. - dijo Hermione, sacudiendo la cabeza. -Pero tenemos lo que necesitábamos. Y Ron acaba de ayudarme a destruirlo. - sus ojos centellearon al encontrarse con los de Ron. Sonreí ante la mirada que compartían, tan feliz por ellos.

Justo entonces, Harry se acercó, con sus ojos verdes puestos en mí. -Rosie. - dijo, haciéndome un pequeño gesto con la cabeza.

-¡Oh, Harry! - chillé, arrojando mis brazos alrededor de su cuello. Estaba tan feliz de ver a mi amigo.

Harry me devolvió el abrazo, aunque al principio un poco a regañadientes.

-Potter.

Solté a Harry, volviéndome hacia Draco, que había interrumpido con rigidez nuestro reencuentro.

Los ojos de Harry brillaron al posarse en la fría mirada de Draco. El ambiente se puso tenso de repente.

-Malfoy. - Harry respondió, con la misma rigidez, antes de asentir bruscamente.

El brazo de Draco me rodeó posesivamente por los hombros. Me di cuenta de que tenía ganas de decirle algo más a Harry, pero fuera lo que fuera, se abstuvo de hablar, quizá comprendiendo que no era el momento.

Las luces parpadearon de repente en el pasillo y se oyeron gritos cuando todos quedamos sumidos en una repentina oscuridad. Sentí que Draco me agarraba la mano con fuerza. Las luces volvieron a encenderse con la misma rapidez con la que se habían apagado y, de repente, una voz alta, fría y clara resonó por todo el pasillo. No se sabía de dónde procedía; parecía salir de las propias paredes.

-Sé que te estás preparando para luchar.

Los estudiantes que nos rodeaban gritaron, agarrándose unos a otros con miedo. Los ojos de Draco se encontraron con los míos, una mirada de terror pasó entre nosotros.

-Tus esfuerzos son inútiles. No puedes luchar contra mí. No quiero matarte. Tengo un gran respeto por los profesores de Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica.

La Sala se sumió en un silencio de esos que te oprimen los tímpanos.

-Dadme a Harry Potter. - dijo la voz de Voldemort, -Y nadie saldrá perjudicado. Entrégame a Harry Potter, y serás recompensado. Tienes hasta la medianoche.

El silencio se los tragó a todos de nuevo. Todas las cabezas parecían volverse hacia Harry ahora. Nadie parecía saber qué hacer o decir.

-¡Pero él está ahí! ¡Potter está ahí! ¡Que alguien lo agarre!

Giré la cabeza al escuchar esa horrible y familiar voz chillona. Pansy estaba de nuevo en pie y apuntaba con un brazo tembloroso hacia Harry. Mis dedos se crisparon mientras buscaba mi varita.

Pero no era el único. Los Gryffindors se movieron para ponerse delante de Harry, seguidos por los Ravenclaw y los Hufflepuff. Todos y cada uno de ellos levantando sus varitas hacia Pansy amenazadoramente.

-Gracias, señorita Parkinson. - dijo McGonagall con voz cortante. -Saldrá primero del Salón con el señor Filch. Si el resto de su casa puede seguirla.

Todos los Slytherins, excepto Draco y yo, se dirigieron hacia la salida. Una vez que se marcharon, me sentí de repente muy incómodo, ya que el Salón se centró en mí y en Draco. Todas las miradas estaban puestas en nosotros.

-Y tú. - dijo McGonagall, dirigiéndose a Draco. -¿Debo entender que te peleas con nosotros? - sus ojos se dirigieron a su brazo izquierdo. La insinuación era clara.

Draco tragó nerviosamente. Le apreté la mano. Me miró y luego volvió a mirar a McGonagall, asintiendo con rigidez. -Peleo con ustedes.

No pude evitar dedicarle una enorme sonrisa, me sentía tan orgullosa de él, y me sentía tan orgullosa de estar junto a él, a su lado.

-Bien, entonces. - dijo McGonagall, poniéndose a su altura, dando una palmada brusca. -Parece que tenemos un castillo que proteger. Que comience la batalla.

***