feria

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[TW: ATAQUE DE PÁNICO/ANSIEDAD]

Narra Akemi

Me devuelvo sola a las cabañas, no tengo ánimos pa estar con tanta gente ahora.

Mientras compraba las cosas pa comer, me llamó mi mamá y de fondo escuché a mi abuela hablar con mi hermano.

tu hermana está bien pasada de peso”

“cuando me fui estaba más flaca que ahora”

¿Lo peor? es que tienen razón.

Al llegar, entro a la cabaña y subo a la pieza. Cierro con pestillo y me siento al borde de una cama.

Dejo salir las lágrimas que aguanté en el camino. Las piernas me empiezan a tiritar y los ojos me arden, trato de respirar calmada pero no lo logro.

¿Por qué me tiene que afectar todo lo que dicen?

— ¿Akemi? —hablan detrás de la puerta. No logro reconocer la voz— Akemi soy el Mikey, ¿tai bien?

Quiero responderle que sí, pero mi garganta se cerró y las palabras no me salen. Lo único que se escucha son mis sollozos.

— Akemi abreme porfa —continúa el rubio. Mis piernas no me responden por más que trate y me empiezo a desesperar. Quiero moverme pero no puedo.

Me asusto cuando escucho el sonido de la chapa romperse y veo al Mikey entrar. El se asusta al verme así y se acerca rápido a donde estoy.

No pregunta nada, solo me abraza y en ese momento, me rompo y suelto todo.

Vuelvo a sentir las funciones de mi cuerpo otra vez, sin dejar de llorar a mares.

El rubio me hace cariño en la espalda y no me suelta. Ve que tengo un cole en mi muñeca derecha y me lo quita para amarrarme el pelo. Me siento más despejada.

— Gr-gracias —susurro sollozando.

— No hables, tranquila.

Ahora sí siento todo mi cuerpo y puedo respirar mejor y calmada. Poco a poco dejo de llorar.

El Mikey me seca la última lágrima con su pulgar y sonríe para que me sienta mejor.

— ¿Te traigo agua? —asiento a su pregunta baja a cocina a buscar. Segundo después aparece con una botella en su mano— toma, pa que no sequi.

Me rio un poco y tomo un sorbo. Al tragar la garganta me arde.

— Gracias —dejo la botella a un lado.

— De na —sonríe— creo que me pitie la puerta —ve el pestillo y la chapa— igual se arregla, solo se soltaron los tornillos.

— ¿Por qué volviste?

— Vine a buscar esto —saca una bolsita con mota de su bolsillo— te venía a preguntar si querai volver conmigo a la playa pero bueno, pasó esto.

— ¿Se van a quedar hasta tarde allá? —asiente— creo que mejor me quedo aquí pa dormir un rato.

— Ya entonces me quedo contigo, no quiero dejarte sola.

— No te preocupi, voy a estar bien —me saco las zapatillas— lo que sí, no le digai a nadie porfi.

— Soy una tumba, lo juro —levanta el meñique— ¿segura que no queri que me quede?

— Segura, anda noma —asiente y se va dejándome sola.

Tomo otro sorbo de agua para que me deje de arder la garganta y me acomodo en la cama para dormir. Me tapo con cubrecama y abrazo una de las almohadas.

prestame un lápiz [TR chilensis] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora