prestame un lápiz [TR chilensis]

rio

Narra Akemi

Y aquí estoy, otra vez comiendome a este weon. Debería parar y decirle que ya no más y que esto no debió pasar, pero no puedo, es un vicio.

No paramos los besos, sus manos afirman fuertemente mis pierna y aunque trato de controlarlo, me está palpitando y no el corazón.

Se separa unos segundos y aprovecho de tomar aire bien, siento mi cara caliente y mis labios hinchados.

— Por la chucha Farkas.

— ¿Qué estamos haciendo? —suspiro pesado— no... no debimos...

— Lo sé —cierra fuerte los ojos y mueve rápido su cabeza— volvamos con los cabros.

Asiento, pero no me suelta ni me baja, quedamos igual viéndonos directamente a los ojos. Con la poca luz que hay puedo ver el color que tienen, sus pestañas no son ni cortas ni muy largas, precisas para adornar el color avellana que posee.

Su tatuaje con gotas de agua, por impulso lo acarició. Ese tatuaje que de vez en cuando se me olvida que tiene.

Se apega más a mi y hace fuerza extra con un solo brazo para liberar el otro que lleva a mi clavícula y acaricia con su pulgar.

— ¿Cuando te lo hiciste? —pregunta por el tatuaje que tengo ahí.

— Hace tres meses —lo mira detenidamente.

— ¿Es un amanecer? —asiento— ¿por tu nombre cierto?

— Sí —veo su mano— un día estaba aburrida y fui nomas, el tatuador me ayudó con el diseño.

— ¿Así noma? —levanta una ceja— ¿tu, la que sobrepiensa todo se hizo algo permanente por impulso?

— Sé que es difícil de creer —ruedo los ojos— pero sí, quería algo distinto.

— Queo bonito —vuelve a mirarme a los ojos— ahora si creo que deberíamos volver.

— Bien, pero yo vuelvo primero pasar piola —me baja y me afirmo de sus hombros pa no caerme.

Se separa de mi para que pase y me da un poco de frío pero lo ignoro y avanzo por las piedras y el agua con cuidado de no caerme. Los cabros están comiendo lays que no sé de dónde sacaron pero apañan igual.

— Me dio frío weon —digo mientras me acerco a ellos— ¿me dan papitas?

— Saca noma —dice el Yan acercandomelas, es el único de pie— ¿qué te pasó? teni los labios rojos.

— Mucha agua.

— ¿No se deberían poner morados?

— No sé, mi cuerpo es raro —finjo una risa pa pasar piola mientras saco papas.

Asiente y escucho lo que hablan los demás mientras como papás. Minutos después llega el Kazutora, me quita la bolsa de papas y lo miro feo, cosa que me devuelve la mirada.

Uy este conchesumadre no se aburre.

[...]

Narra Kazutora

Con los cabros tamos repartiendo el almuerzo ya que a todas las carpas le toca una tarea distinta todos los días.

Hoy se compró pizza así que no tuvimos que cocinar, después a otra cabaña le tocará lavar la loza. Nosotros repartimos el primer pedazo de pizza y luego si alguien quiere más se sirve solo.

— Pa la mesa de la cuatro —el Mitsuya me pasa dos platos.

— Ya mister chupon —lo webeo por el meo chupon que le dejó el Hakkai.