Unos días después fuimos a Hyde Park con los niños. Me había parecido una buena manera de que Katia pasara tiempo con ellos; Jen ya se estaba acostumbrando a ella, así que iba por buen camino. Me sentía algo culpable por haberla acusado de no querer saber nada de nuestros sobrinos. Ahora entendía que había estado muy equivocado. Si bien tal vez no sentía el mismo amor que yo, eso no significaba que no los quisiera. La distancia era la gran culpable de todo.
El cielo se había despejado por la mañana, dando paso a una tarde calurosa y soleada.
Durante las últimas tres semanas había disfrutado mucho de la compañía de Katia, y más allá de todas esas cosas que decía sobre que ella era bonita, de verdad lo pasaba muy bien. La llegada de esta chica me había hecho replantear qué quería para mi vida, o al menos, qué quería para lo que quedaba de ella. Si hubiera sabido que mi padre iba a morir, hubiese dejado todo por él. Habría intentado pasar todo el tiempo que pudiera con él. Así que, de alguna manera, entendía lo que mi hermano sentía. Y me instaba a retomar lazos con aquellas personas a las que había abandonado.
Hasta el momento había sido una tarde agradable: había estado jugando con Max al fútbol y pasado un buen rato con Jen.
—Definitivamente eres mejor que yo —admití luego de terminar el partido; el chico me había dejado todo adolorido.
—Tú me lo enseñaste, tío —dijo él. Y fue tan adorable que casi me derrito.
Amaba a ese niño.
—Eso no impide que seas mejor que yo —acaricié la cúspide de su cabeza—. Eres muy bueno en todo, Max. Sabes que hagas lo que hagas vas a triunfar.
Katia nos observaba con una sonrisa.
No podía creer que nos quedara solo una semana antes de que sus clases comenzaran. Iba a extrañar su compañía.
—¿Quién quiere sándwiches? —exclamó, animada.
—¡Yo, yo! —gritó Max.
—Yo quiero una tostada francesa —dije—. ¿Me alcanzas una?
—¿Es tu única especialidad? —bromeó ella.
—Por supuesto que no —repliqué—. Cómo crees.
Ella, al tiempo que intentaba tragar una porción de sándwich, se echó a reír.
—¿Qué harás cuando se te tapen las arterias?
—Eso nunca pasará.
—Mmmm...
Katia tomó un sorbo de agua y siguió a Max con la mirada, que corrió hacia el lago para arrojar algunas piedras.
Nos quedamos en silencio un momento mientras le daba algo más de jamón a Jen y le acomodaba el sobrerito de ese ratón tan famoso para que no le diera el sol directo en el rostro.
—Quería agradecerte —confesó Katia— por este tiempo con los niños. Aprecio mucho que me ayudes a conectar con ellos.
—Bueno, con Jen será más fácil a medida que vaya creciendo y pasen tiempo juntas. Pero con Max debes ir encontrando la manera relacionarte. Es un gran niño, solo demuéstrale cuanto lo amas.
—No estoy acostumbrada a estar con niños —admitió dándole otro sorbo a su agua—, pero creo que voy por buen camino.
La aplaudí.
Hablamos un poco más sobre la universidad, sobre las expectativas que tenía, y sobre el hecho de conocer gente nueva.
—No soy tan sociable como parezco y...
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Para siempre en ti [COMPLETA] Versión de Ryder
RomanceEl día en que Katia apareció en mi puerta, fue la primera vez que sentí miedo de verdad. Porque supe, al instante en que la vi, que me enamoraría de ella. Y así fue. Estaba loco por Kat. Y quise ser positivo respecto a ello. Quise creer que ella me...