DISTANCIA

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Aquella primera semana después de que Katia se marchara, me sentí como si fuera un barco a la deriva. Trataba de mantenerme ocupado; por la mañana llevaba a Max a la escuela, y por las tardes, sino iba a Calle Inter, paseaba con él o visitaba a la señora Márquez. También me pasaba por lo de Britanie o salía con Danny. En muy pocas ocasiones lo visitaba, ya que Celine nunca parecía estar de humor cuando me veía.

—¿Has sabido algo de ella? —me preguntó Danny mientras bebíamos una cerveza en la ribera del Támesis.

—No directamente —expliqué y di un sorbo—. Julien me ha mandado unos mensajes como para dejarme tranquilo, pero nada más que eso. Al parecer está mejor.

—¿Confías en él?

Lo miré por unos segundos. Había sido una tarde bellísima, y el atardecer lo era todavía más.

—Sí. —Asentí—. Tiene buenas intenciones con ella, que es lo importante. Y si Katia se enamora de él sería lo mejor para ella.

—¿Cómo lo sabes?

—Danny, Julien puede darle estabilidad.

A lo lejos divisé uno de esos cruceros turísticos.

—Déjame preguntarte algo: ¿tú qué harías? —Lo miré, confundido—. Si la situación fuera al revés, ¿no querrías ser parte de su vida?

—Claro que sí, pero conozco a Katia. Es igual a mí. Si algo estuviera mal en su vida, ella habría intentado protegerme.

—¿De qué?

Dejé escapar el aire. Un par de sujetos montados en bicicletas pasaron raudos. Deberían tener más cuidado, había niños allí.

—Ya lo sabes, del dolor.

—¿Y crees que no le causaste dolor con todo lo que le dijiste? —Bebió un trago y me devolvió una mirada un poco irritante. Ya habíamos hablado de ese tema—. Yo creo que sí.

Me quedé mirándolo.

—Te quiero, amigo, pero a veces eres insoportable.

—No lo soy —se defendió—. Solamente no te gusta oír la verdad.

—Puede ser.

A la semana siguiente comenzaron las carreras. Siendo honesto esperaba peor calidad de competidores, por lo que había oído en el Galpón, pero en lugar de eso, me había enfrentado a unos sujetos muy talentosos y bastante agradables. Me resultaba curioso que se sorprendieran porque fuera a correr cinco carreras consecutivas, siendo que era lo que acostumbra a hacer cuando participaba por decisión propia. Britanie, Danny y Jay no paraban de alabarme, hasta el punto que me resultaba un poco tedioso. Sé que en parte lo hacían para animarme, puesto que mi alejamiento de Katia todavía hacía mella en mí.

La primera carrera fue una cosa de locos. Debo reconocer que extrañaba la adrenalina que me provocaban esas pistas, y más aún, ganar la carrera. Sin embargo, una parte de mí me decía que no debía disfrutarlo, porque debido a ellas había perdido al amor de mi vida.

La metodología de Calle Inter era diferente a un torneo de drift convencional, ya que aquí, a diferencia de en la Fórmula D, no competíamos solo por puntaje —eso podía darte un extra para ganar si empatabas—, sino que ganaba quien llegaba antes a la meta.

No obstante, la gente disfrutaba muchísimo de las técnicas: un E-Brake, un Power Over, un Shift Lock, entre otros. Eran, de alguna manera, lo que hacía atractivo a Calle Inter.

Al finalizar la cuarta carrera, un piloto se acercó a mí.

—¡Eres el mejor, Rex! —exclamó, no debía de tener más de dieciocho años—. No entiendo por qué abandonaste.

Para siempre en ti [COMPLETA] Versión de RyderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora