NO SERÉ YO

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«Julien»

Hasta su nombre sonaba decente.

«Termina con esto de una vez»

A veces me sentía egoísta cuando pensaba en Katia como algo más —sea lo que fuere— que una amiga. Porque en pocos años o meses, yo ya no me encontraría a su lado. ¿Acaso era justo para ella sufrir por mi causa? Claro que no. ¿Entonces por qué el verla con otro chico me hacía sentir de esa manera? Si sabía que lo nuestro no tenía futuro, ¿por qué me aferraba con uñas y dientes a una vana esperanza? Me contuve para no desesperarme. Había una razón válida por la que a veces decidía ignorar mi enfermedad; me dolía tanto saber que iba a herir a quienes más amaba, que prefería vivir una vida en la que el tumor no me preocupara, porque qué caso tenía preocuparse si el final era inalterable.

En cuanto Katia se subió el Lancer, imité a su amiguito.

—¿Muchacha de nombre bonito? No hay dudas de que quiere acostarse contigo. Y de que es un idiota.

Está bien. Tal vez estaba un poco celoso. Nunca lo había estado en mis veintitrés años y eso me asustaba un poquito. No tenía idea de cómo debía reaccionar.

Ella respiró hondo. De seguro se estaba conteniendo para no golpearme.

—No parece de ese tipo de chico, es más, Julien fue súper agradable conmigo.

El golpe seco que le dio a la puerta de mi coche me dolió a mí.

—Incluso su nombre no es de fiar: Julien —mentí. Era un maldito y encantador nombre de muchachito perfecto—. Tiene cara de perverso secuestrador de jovencitas inocentes e indefensas que van a la universidad y nunca más regresan a sus casas.

Katia comenzó a reírse.

—Tiene cara de ángel —soltó y quise patalear. ¡Le atraía! ¡El tal Julien le atraía!

¿Por qué nunca me había dicho que yo tenía cara de ángel? Porque la tenía, ¿no? ¡¿No?!

—Claro, como tú digas. Si te secuestra al finalizar el trimestre no pienso pagar tu rescate.

Bueno, era ahora o nunca. Directos desde la guantera, los caramelos hicieron acto de presencia frente a ella.

—¿Qué es? —preguntó.

—Era para ti —respondí algo dolido.

—¿Era? —quiso saber—. ¿Y ya no lo es?

—Sí, lo sigue siendo, pero dudo que signifique algo para ti. —Era increíble cómo esa chica hacía fluctuar mis sentimientos. En ese momento me sentía algo abatido, porque sabía que ella necesitaba algo más.

Me qué mirándola, esperando su respuesta. Sentía que el cuerpo no me respondía.

—Eres mi mejor amigo, Ryder. —Me pasó los dedos por el cabello de una manera tan cariñosa que todos los malos pensamientos desaparecieron. Katia me cambiaba de una manera que no comprendía—. Todo lo que se refiera a ti significa mucho para mí.

Me dije que debía calmarme. Encendí el Lancer y nos fuimos de allí.

Ella no leyó la tarjeta hasta mitad de camino. Se quedó mirándola en silencio, y me pareció ver una ligera sonrisa en sus labios.

Le había gustado.

—Así que... —¿Cómo decirlo?—. Cuéntame algo más de tu amiguito.

Katia resopló.

—Ryder, no es mi amiguito. Lo acabo de conocer.

Eso era peor, porque si no lo consideraba un amigo, tal vez podría ser algo más en el futuro. Sacudí la cabeza. ¿Qué era eso? ¿Por qué me enredaba en pensamientos sin sentido? Katia misma lo había dicho, lo acababa de conocer. Y sí, parecía agradable e inteligente de una manera odiosa. ¡Pero yo también! La única diferencia entre nosotros era que él era seguridad, él podría ser una constante en la vida de Katia. Y yo no, yo era incertidumbre.

«No seré yo quien la abrace cuando diga que acabó sus estudios. No seré yo quien la reciba con una comida caliente cuando regrese del trabajo. No seré yo quien le pueda dar hijos. Y tampoco seré yo quien esté junto a ella en la salud y la enfermedad. ¿Puedo ser un buen novio el tiempo que me quede? Claro que sí, pero eso no será suficiente», pensé. Pero Julien sí, u otro, cualquiera. Será cualquier hombre menos yo.

«No puedes enamorarte de ella, Ry —me supliqué—, no lo hagas, por favor»

Para siempre en ti [COMPLETA] Versión de RyderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora