LA ÚLTIMA NOCHE

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Le eché una mirada de odio a Bruno cuando apareció frente a mí y me dijo que debía haber llegado más temprano. Mi cuerpo se tensó al verlo. Yo acababa de estacionar el Lancer en medio de la pista central y la gente había comenzado a agolparse a mí alrededor.

—Lo haría si me importara —mascullé, cerrando los puños, en cuanto se puso tan cerca de mí que no tuve que alzar la voz—, pero dado que me obligaste a correr, llego a la hora que quiero.

Bruno bufó y me miró con rabia. Traté de enfocarme en él, pero la música, las personas y las excesivas luces me marearon un poco. Esa noche Calle Inter estaba repleta como nunca, y no era de mi agrado.

—Solo asegúrate de hacer lo que tienes que hacer —me espetó—. No necesito otro perdedor.

—¿Lo dices por Tony? —Ladeé una sonrisa—. Porque yo nunca fui un perdedor —reafirmé.

—Ya veremos —replicó y tras darse media vuelta desapareció entre la multitud.

—No sé cómo lo soportas —me dijo Danny acercándose a mí—. A mí me da una rabia.

Se me revolvió el estómago. A mí también me daba rabia. Si no se hubiera cruzado en mi camino, ahora no estaría en esa situación en la que había perdido todo. Y el muy... suspiré, el muy bastardo se lo llevaría todo sin ningún costo. Eso me hacía sentir tan impotente.

—Trata de ignorarlo —me sugirió Britanie, que apareció por detrás—. Es un idiota, y siempre lo será.

A cada segundo la gente se acercaba a mí, o pasaba por mi lado y me deseaba suerte. Algunos incluso me estrechaban la mano o me daban palmadas en los hombros.

—¿Qué le viste? —quise saber. Mi expresión de desagrado lo dijo todo.

—No empieces —me regañó ella y tomó la mano de Jay.

—Te irá bien —dijo él antes de que Britanie se lo llevara.

—¡Rex! —me gritó el chico de última carrera—. ¡Éxitos!

Alcé la mano para saludarlo y gestioné un «gracias». En ese momento, con toda esa gente a mí alrededor, recordé el verdadero valor de Calle Inter: las buenas personas. No Bruno ni Tony ni ningún idiota que solo buscaba pelea. Sino la gente que iba a disfrutar de un buen espectáculo, beber algo, y tal vez ganar algún dinero extra.

Miré el reloj y me froté la frente con fuerza. La carrera comenzaría en menos de una hora.

Estaba algo preocupado. Temía que las amenazas de Bruno no cesaran luego de esa noche, y no sabía qué hacer. Esta no solo era mi última carrera porque lo había decidido, sino también porque mi cuerpo ya no respondía como antes: de golpe me mareaba, la visión se me volvía borrosa y sufría momentos de confusión.

Para ser claros: estaba acabado.

—No estés nervioso —me animó Danny al ver que daba repetidas pisadas en el suelo—. Eres el mejor, confía en ti.

Bueno, también estaba nervioso. No lograba quedarme quieto y sentía un ligero temblor en las manos. Sin contar que mi estómago burbujeaba.

Saqué la gorra del asiento trasero del Lancer y me la puse.

—No es que no confíe en mí —expliqué metiendo las manos en los bolsillos—. Es solo que no me siento muy bien.

Danny hizo el amago de acercarse pero lo detuve. Apoyé la espalda sobre un lateral del Lancer para mantener el equilibrio.

—¿Necesitas algo?

Negué con la cabeza.

—No, descuida. No es nada que no pueda soportar —forcé una sonrisa—. Es la última noche, y una vez que todo acabe, seré...

Para siempre en ti [COMPLETA] Versión de RyderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora