LLAMADAS

147 26 1
                                    

Encontramos a los amigos de Katia sentados en unos sofás junto a la ventana. Había una chica que no había visto en la fiesta de año nuevo, por lo que supuse que ella debería ser Helena.

—Hola a todos —los saludó Katia—. Recuerdan a Ryder, ¿verdad?

Todos me miraron y asintieron, excepto por la desconocida. Me di cuenta de que Julien no apartaba la vista de Katia y eso me molestó un poco, sin embargo, apartando ese pensamiento de mi mente, los saludé con la mano en un gesto amistoso.

—Hola, Ry —me dijo Helena—. ¿Puedo llamarte Ry?

—No —respondí, tajante—. Solo unas cuantas personas me llaman así. Personas importantes.

Melissa comenzó a toser y Katia me apretó la mano. Por el rabillo del ojo, percibí que Julien me observaba como si no concibiera la idea de que yo estuviera allí. Me pregunté qué había hablado Katia con él e imaginé que no habían sido cosas buenas, debido a lo que habíamos atravesado. Elliot, a su lado, lo miró con una sonrisa burlona. Y su hermana le dirigió una mirada de compasión.

—¡Oigan, chicos! —exclamó Elliot—. ¡Vengan y siéntense aquí!

Se fueron moviendo hasta hacernos espacio. Katia se sentó junto a su amiga y yo a su lado rodeando sus hombros con mi brazo. Debo reconocer que me llenaba de alegría poder tener esa actitud en público y que a Katia no le molestara, pues eso significaba que estaba tan contenta con nuestra relación como yo. Helena, quien estaba frente a nosotros, parecía un poco irritada después de mi negativa.

—Así que, Ryder, hemos oído muy poco de ti —siguió Elliot—. Para nosotros eras el sujeto misterioso que llevaba a nuestra amiga a las clases. Katia no suele hablar mucho de ti. Ni siquiera hablaste mucho en la fiesta de año nuevo.

—Son amigos —intervino Julien—. No creo que se sienta cómoda contándonos de él. Nadie habla todo el tiempo de sus amigos.

Me incliné hacia delante, ¿quién le daba el derecho de decir que éramos amigos?

—No, ¿sabes qué? —respondí en tono grave y pausado. Quería mantenerme sereno—. No somos amigos, ella es mi novia, ¿verdad, cielo?

Katia se quedó mirándome por un segundo y luego que asintió. Hasta el momento no habíamos hablado de noviazgo, pero después de lo que habíamos hecho imaginaba que ella también me consideraba su novio. Aunque sabía que me esperaba un regaño por la forma en que se lo había refregado a Julien en su estúpida cara perfecta.

Melissa se alegró por nosotros y nos preguntó desde hacía cuánto tiempo lo éramos. Katia me clavó la mirada cuando le dije que desde hacía varios días.

Iba a matarme, lo sabía.

En ese momento, tal vez algo incómodo con mi declaración, Julien se puso de pie, disculpándose por la interrupción y nos preguntó qué íbamos a ordenar. Melissa pidió un frapuccino de vainilla y Elliot uno de café. Helena se ofreció a acompañarlo y eso me dio alivio, al menos ahora no se enfocaría en mí. En cuanto a Katia y a mí, ella quiso un frapuccino de vainilla y yo un café negro, me haría bien variar de vez en cuando.

—En cuanto estén listos vayan a buscarlos —dijo Julien y todos asentimos.

Esperaba que fuera una mañana tranquila, no obstante, tenía un par de llamadas perdidas de un número desconocido, que en realidad no era tan desconocido para mí. Era el número desde el que Britanie me había enviado mensajes por la mañana.

Mientras esperaba para retirar mi café, Melissa y Katia hablaban sobre una fiesta que se daría en unas semanas. Al parecer era el cumpleaños de Melissa.

Para siempre en ti [COMPLETA] Versión de RyderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora