—En unos días es nuestro primer aniversario de conocernos —comenté dando toquecitos en la mesa de madera—. Ya le he regalado flores, chocolates, libros, hemos ido a cenar, al cine. Quiero algo especial.
—¿De conocerse? —preguntó Julien algo desencajado. Nos habíamos encontrado en una cafetería porque quería hablar con él. De alguna manera se había convertido en un gran amigo—. ¿Y el aniversario de novios?
—Ese viene después —dije y le di un sorbo al capuchino—. Y luego está el aniversario de reconciliación.
Julien se echó a reír.
—¿No es demasiado? —Hizo una mueca.
Sacudí la cabeza y lo fulminé con la mirada. Jamás nada sería demasiado para demostrarle mi amor a Katia. Debía tener en cuenta que no tenía por delante cinco, diez, quince aniversarios de noviazgo, y tampoco tendría de bodas. Por esa razón debía ingeniármelas.
—Quiero algo especial —repetí.
—A Katia le gusta mucho Romeo y Julieta —sugirió.
—Lo sé, me lo ha leído hace un mes.
Katia me había leído Romeo y Julieta en una de esas ocasiones en las que no podía, o tal vez no quería, conciliar el sueño. Amaba que lo hiciera, era uno de los mejores momentos que pasaba con ella, y además tenía una manera muy particular de leer.
—Podrías...
—¿Subir por la ventana? ¡Cómo Romeo! —Debo haber gritado tan fuerte que las chicas que estaban sentadas delante de nosotros se giraron.
Julien se quedó mirándome con la boca abierta.
—No creo que sea...
—¡Es una estupenda idea, amigo! —Sonreí.
—Yo decía algo más como una edición especial o ver una película vieja.
Me quedé pensando. La última vez que le había regalado a Katia un libro, además de haberme besado, me había regañado por gastar dinero —como si lo fuera a necesitar en el futuro—, así que al menos esta vez iría por la primera idea de Julien. El libro y la película deberían esperar hasta el aniversario de novios.
—¿Primero la ventana?
Julien sonrió.
—Está bien, es una gran idea. Pero añádele una película.
—Gracias, amigo. —Terminé de tomar mi bebida y al cabo de media hora nos marchamos.
La noche del aniversario le conté mi plan a Ben, pero él me dijo que era peligroso que tratara de subir hasta la ventana de Katia. No me importó, había hecho cosas más peligrosas y había sobrevivido. Escalar la pared trasera de la casa no me resultaría un inconveniente.
O eso pensaba. Porque después de ver una película y de decirle a Katia que me quedaría un rato porque había algo importante que debía hacer, salí al jardín trasero, recogí una rosa y traté —en varias ocasiones sin éxito— de escalar la pared que daba a la ventana de mi habitación.
Tomé una bocanada de aire, agitado. No había creído que se me iba a complicar tanto.
«Una vez más», pensé antes de sostenerme de la gruesa enredadera que había crecido junto a la pared. Entonces comencé a subir, y en el trayecto casi me caigo, mordí hojas porque se me atravesaban y me arañé la cara con quién sabe qué cosa. Pero lo estaba logrando y no podía ser más feliz. ¡Mi plan estaba saliendo!
El corazón se me aceleró cuando Katia gritó, preguntando quién andaba allí.
Seguí subiendo, a pesar de que las piernas me flaqueaban y los brazos me dolían.
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Para siempre en ti [COMPLETA] Versión de Ryder
RomanceEl día en que Katia apareció en mi puerta, fue la primera vez que sentí miedo de verdad. Porque supe, al instante en que la vi, que me enamoraría de ella. Y así fue. Estaba loco por Kat. Y quise ser positivo respecto a ello. Quise creer que ella me...