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Ambos respiraban en el mismo espacio, pero ninguno se atrevía a decir ni una palabra. Emma estaba sentada en la cama con ambas manos entre los muslos, evitando a toda costa la mirada de Harry. Lo hizo preguntarse como rayos tenía el coraje de irlo a buscar hasta Irlanda, pero no tenía el coraje de mirarlo a la cara.

Harry solía jactarse que lo único bueno que salió de su tiempo con ella es que había logrado volverse más paciente, pero ella tampoco podía pedirle milagros. ¿Creía que era el maldito Jesucristo?

—¿Vas a abrir la boca alguna vez? ¿O debería ir a comer algo y regresar más tarde?

—¿Qué quieres que te diga?

Harry soltó una risa exabrupta, logrando por fin que lo mirara.

—¿Me estás jodiendo? ¿Te apareces de la nada después de un año y no tienes nada que decir? —Harry se separó de la pared en la que apoyaba su hombro y caminó hasta ella— ¿Cómo demonios me encontraste?

Ella se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa.

—Vi tu dirección en las cartas que le envías a Zayn.

—¿Él te las mostró? O las robaste como una maldita loca.

—Por supuesto que él me las mostró —ella se apresuró a decir, denotando ofensa.

—¿Y por qué coño te mostraría él las cartas privadas que le envío?

—Porque era importante, y no quería decírtelo por medio del correo, así que me ofrecí a venir.

—¿Por qué te ofrecerías tú a venir? —Harry se cruzó de brazos, intentando pararse lo más alto que pudo.

—Quería ver cómo iba tu pierna...

—Eso es mierda...

—Y también tenía que decirte, que tu hermana se apareció en la zona segura hace un par de semanas.

El ceño fruncido en el rostro de Harry desapareció al instante.

—¿Mi hermana? ¿Gemma? —preguntó en voz baja, como si estuviera intentando convencerse a sí mismo— ¿Qué hace ella allá?

—Creo que no soy la indicada para explicártelo.

—Creo lo mismo, lo que me hace pensar en por qué carajos viniste tú y no Zayn.

Emma abrió la boca, antes de que un chillido metálico la interrumpiera de repente. Harry se asomó por la ventana de la habitación de Niall. La puerta metálica del vallado fue abierta y tras ella apareció Niall y su perro, acompañados de una chica del estúpido grupo de la iglesia. Harry la había visto acompañarlo un par de veces, pero nunca había hablado con ella.

—Mierda, vete de aquí —Harry intentó levantarla de la cama y echarla de la habitación.

—¿Y a dónde se supone que me vaya? —Emma intentó hablar entre empujones.

—A Francia, al carajo, no me importa. Solo vete.

—¡Harry!

Y al abrir la puerta, lo vio ahí parado, con sus ojos enormes y esa cara redonda llena de pecas.

—¿Quién es ella, Harry? —preguntó Sam.

Harry empujó a Emma dentro de la habitación una vez más, entrecerrando la puerta hasta que solo su rostro pudo asomarse.

—¿Qué haces aquí mocoso?

—¿Quién es ella? —insistió.

—No te interesa...

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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