5

1.8K 241 128
                                    

Trastorno hipoactivo por déficit de conciencia, había aprendido Niall que era el nombre de la nueva enfermedad que circulaba, o el desorden del zombie, como a él le gustaba llamarle. En la radio escuchó cientos de historias terroríficas camufladas con intelectuales y presuntuosos términos científicos. Su padre era doctor, había escuchado esos términos centenares de veces, no podían engañarlo a él, él no era mundano como los gigantones que lo flanqueaban en la parte trasera de la camioneta.

Ellos charlaban como si nada, sin dedicarle ni un segundo pensamiento a lo que decían en la radio. Pronto cortarían la electricidad para evacuar las plantas, los refugios desbordaban personas y no recibían ya más gente a menos que se tratase de voluntarios humanitarios. Muy pronto un barco saldría desde la costa para llevar a los refugiados hacia Francia y dar cabida a otros más.

Niall no tenía nada más que hacer que escuchar las terribles noticias en la radio. Enfermedades degenerativas, ciudades abandonadas, salidas de emergencia.

No pensó que al despertarse esa mañana acabaría tan deprimido como lo estaba en ese momento. Incluso había olvidado por completo en donde se encontraba, pues cuando en plena oscuridad escuchó sonidos sordos y maldiciones acalladas, recordó que no estaba en su habitación.

Pensó por un segundo que se trataba de Greg, molestándolo muy temprano esa mañana, hasta que escuchó la puerta crujir, y entonces, la voz de Zayn endulzó sus oídos de nuevo. Cayó en cuenta de que se encontraba atrapado bajo las pétreas mantas de la litera de arriba, con un compañero de cuarto desagradable dentro de una base militar.

—¿Listo? —preguntó Zayn.

—En un segundo, estas estúpidas botas no quieres cooperar.

—Tal vez si usaras algunas de tu taya...

—Si el cabrón de Rory no se hubiera llevado las mías no tendría estos problemas. Sé útil y cierra la boca.

A pesar de no poder verlo, Niall supo por el suspiro resignado que se escapó de los labios de Zayn, que había rodado los ojos. Debió haberse dado cuenta de que estaba despierto, pues rápidamente su atención se dirigió hacia él.

—¿Qué hay de ti, Niall? ¿tienes la lista?

Niall tragó saliva a través de su garganta seca y se incorporó en la cama. Mientras se restregaba los ojos con las palmas de sus manos, pensaba en una manera de explicarle a Zayn que no había hecho la lista de las provisiones.

—Pues... realmente no tengo como hacer una lista.

—Oh —dijo acallado, como si por fin hubiera caído en cuenta de—, no puedes escribir ¿cierto?

—Puedo escribir, pero no creo que sepas leerlo —respondió mordazmente, ganándose la risa ahogada de alguien en la habitación.

Niall quería creer que era de Harry, tal vez intentando apaciguar el miedo que sentía hacia él tratando de convencerse de que Harry también reía. Aunque también pudo haber sido cualquiera de los otros dos con quienes compartía el cuarto, y que habían despertado con sus charlas de plena mañana.

Por suerte Zayn no se sintió ofendido en lo más mínimo, pues con actitud relajada le pidió entonces que tomara algo de ropa, zapatos, y se preparara para salir.

—No planeas llevarlo con nosotros ¿cierto?

—Alguien tiene que ayudarnos con la lista de provisiones ¿no?

—¿Y crees que él es indicado? —bramó Harry, su voz sonaba más cercana, así que Niall supuso que se había puesto de pie.

—Hasta ahora, nos ha dado más ideas que tú.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora