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El cuerpo de Jaxon era custodiado por Lucas, quien cabeceaba de vez en cuando, mientras sus ojos querías cerrarse con desespero. Eran las seis de la mañana, y el resto estaba reunido en el salón de la casa, conversando, pero desde su lugar, Lucas no podía escuchar nada más que farfulleos.

Abajo estaban todos reunidos en círculo, tensos. Niall estaba sentado junto a la chimenea, abrazándose las rodillas. El resto, miraba hacia el suelo.

Zayn se aclaró la garganta después de severos minutos, ya podía ver el amanecer a través de las cortinas.

—Hay que decidir qué hacer con Jaxon.

—¿Y qué propones? —inquirió Jackie, su voz sonó tan roca que pudo haber pasado por uno de los chicos.

—Quememos el cuerpo. Si su grupo en verdad está buscándolo, será mejor que nunca lo encuentren. Propongo quedarme con otras dos personas a hacerlo mientras los demás se adelantan, los quiero fuera de la ciudad lo más rápido que puedan.

—Suena bien —dijo Quentin— ¿Quién se quedará contigo?

—Harry, por supuesto. Él es la mente maestra detrás de todo este espectáculo. Tal vez le pida a Lucas...

—Yo quiero hacerlo —objetó Jackie, poniéndose inmediatamente de pie.

Zayn la miró con el ceño fruncido y ojos inquisidores.

—¿Por qué?

—Quiero ver al bastardo quemándose.

Zayn simplemente negó con la cabeza y rodó los ojos, finalmente resopló.

—Bien, entonces Jackie y Harry nos quedaremos a deshacernos de él, los demás saldrán en una hora. Recojan sus cosas y despierten a los demás.

Con un aplauso sonoro que sacó a Niall de sus pensamientos, Zayn los excusó a todos, que siguiendo órdenes obedientemente, se dispersaron. Sin embargo, Niall no se movió de su lugar.

La gente pasó frente a él sin notarlo hasta que el salón se vació, pero no podía dejar de pensar en la enorme mancha de sangre que había quedado en la alfombra de su habitación, manchando para siempre el lugar en donde creció. Ahora, cada vez que volviera, si es que lo hacía, no habría más que horrorosos y escalofriantes recuerdos.

Sintió un cuerpo erguirse sobre él, agobiándolo.

—Niall —dijo el General, su voz sonaba apagada y ronca. Estaba cansado.

Niall tragó saliva y levantó la cabeza hacia donde creía, se encontraba Harry. Él no dijo nada, solo se rascó la cabeza sin saber exactamente qué decir.

—¡Harry!

El General miró sobre su hombro, Zayn estaba llamándolo. Mientras Niall esperaba que dijera algo, sentado en el sofá, se rascó la nuca incómodamente.

—Debería... irme —dijo, señalando hacia atrás.

Niall asintió una vez, enrollándose más dentro de su manta. Harry dio un paso titubeante hacia atrás, antes de girarse de lleno sobre sus talones.

El sonido aberrante del escándalo estaba martilleando contra la cabeza de Niall. Los pasos se escuchaban más fuertes y las voces le taladraban los oídos. Cerró los ojos con fuerza, tratando del disipar el sonido, pero esto no pareció hacer nada más que incrementarlo.

Sus parpados le dolían y estaba cansado por la falta de sueño. No sabía que Walter estaba sentado en el sillón frente a él, con las manos amarradas entre las piernas. La soga había comenzado a lacerar la piel de su muñeca, pero el dolor no le impidió sentir lástima por el muchacho exhausto frente a él. Lucía como si no hubiera tenido un buen sueño en semanas.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora