Niall se despertó ante el sonoro traqueteo del cristal. Todo estaba frío a su alrededor y sus manos se encontraban sujetas detrás del respaldo de la silla de madera en la que se encontraba sentado. Sentía un incómodo bulto en su bolsillo trasero, pero no podía moverse.
—Por fin has despertado —la misma voz gutural y escalofriante le erizó su piel.
Por la manera en la que la voz de Dixon rebotó por las paredes, Niall pudo suponer que se encontraban solos en una habitación vacía, pero, aun así, el constante sonido de algo contundente golpeando contra lo que parecía ser, un cristal, lo continuaba poniendo ansioso.
—¿A dónde me trajiste? —Niall se sacudió, solo para encontrar sus manos atrapadas entre un seguro de plástico.
—¿Acaso importa?
Niall escuchó un arrastrar metálico. Dixon había tomado una silla y la había puesto frente a Niall, al revés. Se sentó con las piernas extendidas y los brazos cruzados sobre el respaldo.
—¿Quién eres? ¿Qué demonios quieres? — preguntó con dificultad. Su cabeza aún le dolía, y los constantes golpes al cristal de la puerta no le estaban ayudando en absoluto. Podía sentir la sangre seca al costado de su rostro, manchando su cabello reseco.
—No me conoces —respondió Dixon con tranquilidad. —Pero yo te conozco bien.
El cuerpo de Niall tembló cuando lo escuchó levantarse de su lugar y comenzar a merodear alrededor suyo. Sabía que su cuerpo estaba siendo mirado.
—Si te tranquiliza un poco, tal vez conozcas a mi hermano. Su nombre era Jaxon...
Los músculos de Niall se tornaron rígidos al instante. Apenas el nombre de Jaxon fue pronunciado por los labios ajenos pudo sentir una ola de terror golpearlo de frente. Empuñó sus manos sudorosas solo para evitar que comenzaran a temblar.
—Curioso. Ustedes se lo llevaron, y cuando intenté rescatarlo, me encontré con su cuerpo calcinado en el patio trasero de tú casa.
Niall se mordió el labio inferior, sintiendo su garganta comenzar a cerrarse y a arder como sus ojos. Estaba asustado, y si Dixon estaban tan loco como su hermano, entonces no sabía con certeza si saldría vivo de esta. Solo esperaba que su hermano encontrase la forma de ayudarlo, si es que no se habían deshecho de él también.
—Fue realmente tonto de tu parte alejarte así de tu grupo. No podíamos acercarnos así como así, nos superan en número y además, aún tienen nuestras armas, pero nos facilitaste el trabajo.
—¿Por qué yo? —un sollozo tembloroso salió de la garganta de Niall.
—Bueno... alguien tiene que decirme quién mató a mi hermano, y quien mejor que el dueño de la casa. Es más fácil amenazar y asustar a un pobre niñito ciego que a un grupo de militares grandes y armados. Tú estuviste ahí la noche que asesinaron a mi hermano, y vas a decirme quién fue.
—¡Nadie! —exclamó Niall, con las mejillas hinchadas y rojas empapadas de lágrimas— Lo mordieron... lo juro, lo mordieron.
Niall graznó cuando sintió unos dedos bruscos enredarse entre su cabello, levantando su cabeza de un tirón doloroso. Niall pudo sentir el aliento cálido de Dixon bañando su rostro, oler la sangre en su ropa.
—Entonces, si lo mordieron, ¿por qué quemaron su cuerpo hasta dejarlo irreconocible? —farfulló cerca de su cara, antes de soltar su cabello de un arrebato— Eres un pésimo mentiroso mariquita. Dime la verdad, porque detrás de esta puerta, hay una horda de muertos hambrientos, dispuestos a arrancarte la carne a mordidas hasta que solo queden tus frágiles huesos como evidencia de que estuviste aquí. Morirás lenta y dolorosamente, y me aseguraré de que agonices hasta el último segundo.

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voraz; ns
أدب الهواةUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...