Harry se despertó a la mañana siguiente por el chasqueó metálico que escuchó muy cerca de su oído. Sus ojos se abrieron despacio, intentando adaptarse a la brillante luz que se colaba por las persianas. Por un momento se encontró desorbitado, hasta que recordó donde estaba.
-Levántate -escuchó una voz tosca hablar grave en su oreja. Cuando Harry abrió los ojos por completo, tuvo un encontronazo con los mismos ojos azul eléctrico que creyó que nunca volvería a ver.
Su rostro estaba cubierto por el mismo pañuelo negro que llevaba puesto en la estación de bomberos, el día en que lo conoció. Ahora, con la luz mañanera, podía distinguir perfectamente el color de su cabello, el azul de sus ojos, y notar las pequeñas marcas de estrés que habían crecido en su frente.
Harry puso ambas manos en el aire, solo para demostrarle que no estaba armado.
-¿Estás sordo? -escupió, igual de bajo. Probablemente no quería despertar a Niall.
Entonces, la comprensión cayó sobre Harry como un balde de agua fría. Miró a su lado, y Niall seguía ahí, con las mantas cubriéndolo desde los dedos de sus pies hasta la barbilla, con su cabello castaño apuntando en todas las direcciones y su rostro enterrado en las almohadas. Estaba en la misma cama que él, mientras era apuntado por un arma.
-Levántate, he dicho -repitió el castaño una vez más.
-Amigo, a menos que quieras verme la verga...
Sus ojos azules no pudieron ensancharse más al escuchar a Harry escupir aquellas palabras tan crudas. Sacudió la cabeza, aun luciendo aturdido, y Harry insinuó una sonrisa al ver sus manos temblar alrededor del arma.
-Arriba. No hagas ningún ruido -ordenó el contrario, con la voz en un susurro.
Harry se relamió los labios, y comenzó a levantarse cuidadosamente, procurando no despertar a Niall, quien soltó un pequeño sonido de protesta al sentir el espacio carente de calor y vacío junto a él, pero ronroneó satisfactoriamente al reacomodarse entre las almohadas una vez más.
Harry se cubrió sus partes nobles y avanzó lentamente, siendo perseguido de cerca por el cañón largo de la pistola. No fue hasta que se levantó de la cama que observó sobre el hombro del extraño, rezagado en el fondo, a un hombre más, y reconocería ese cabello rojo flameante en dónde fuera. Tragó saliva y esperó el siguiente movimiento.
El castaño cabeceó hacia la cama, y si tan solo hubiera apartado la vista por un segundo de él, lo habría tacleado y quitado su arma, pero podía estar casi seguro de que Edison no sería lo suficientemente estúpido para venir desarmado, si intentaba algo contra su compañero, seguramente terminaría perforado por cientos de balas, y quizá Niall también.
Harry observó a Edison abrirse paso entre la pequeña caravana, arrodillándose junto a la cama y posando una de sus manos enguantadas fraternalmente sobre el hombro de Niall. Lo sacudió un poco, y Niall se removió en su lugar, pero sus ojos permanecieron cerrados.
Edison intentó una vez más, sacudiendo su hombro más fuerte y llamando su nombre esta vez. Niall entonces se sentó de inmediato en la cama, tan abruptamente que incluso Harry respingó en su lugar.
-¡¿Harry?! -exclamó exaltado. Harry abrió la boca para responder, pero se frenó al observar al castaño frente a él llevarse su dedo índice a los labios, pidiéndole silencio. Harry cerró la boca.
Edison intentó tocarlo gentilmente una vez más, solo para causar que Niall se encogiera de miedo en el otro extremo de la cama.
-¡Harr... -quiso gritar, pero Edison puso su mano sobre su boca.
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voraz; ns
FanfictionUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...