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3

─Te tardaste ─fue lo único que dijo.

─Tuvimos un problema en el trayecto.

¿Es que acaso el hombre de voz gélida y presencia hostil era el tan aclamado amigo de Louis? Niall no se lo podía creer.

─¿Y éstos son? ─preguntó, arqueando una ceja.

─Liam, mi compañero. Y Niall, mi vecino.

Los ojos furiosos del extraño bajaron de inmediato al niño en pijamas escondido detrás del grandulón de cabello ébano y ojos terrosos.

─Acordamos en que solo traerías a una persona contigo. ¿Qué se supone que hagamos con esto?

Niall se paralizó ante las hostiles palabras, impresionado de la manera en la que el hombre las pronunciaba con tal naturalidad, como si Niall no estuviera parado justo frente a él.

─Lo sé Harry, pero no tiene a donde ir, lo encontramos...

─No me interesa.

Harry dio dos pasos hacia adelante, ambos sonoros e imponentes. Se inclinó hacia adelante, apoyando las palmas de sus manos sobre sus rodillas para mirar el rostro agachado de Niall. En cuando sintió la cálida e intimidante respiración sobre su rostro, solo pudo imaginar la inmensidad del hombre al que le pertenecía.

─¿Por qué no me miras a los ojos? ─preguntó, con un falso semblante preocupado─ No soy Medusa, mi mirada no te convertirá en piedra ¿sabes?

─No puedo verlo ─masculló Niall.

─¿Disculpa? Creo que no te oí bien, ¿podrías repetirlo?

─¡No puedo verle, soy ciego! ─exclamó el menor.

─¿Ciego?

Después de un sepulcral silencio, explotó en carcajadas, pero nadie reía con él. Se había enfrascado en un ataque de risa digno del mismísimo guasón, sin embargo, Niall no comprendía. La gente a lo largo de los años lo había compadecido, lo había tratado como un niño, e incluso lo habían mirado con desagrado, pero nadie nunca se había reído del él en su cara.

─Debe ser una broma Louis, estás loco si crees que aceptaremos a un niño ciego, esas caridades déjaselas a Comic Relief o algo por el estilo.

─Comic Relief ni siquiera trata con niños ciegos ─farfulló Niall, quien de inmediato se arrepintió al percibir la seriedad del monstruoso hombre frente a él.

─¿Qué dijiste?

─Nada.

─Eso pensé.

─Por favor ─intervino Liam, listo para abogar por su vecino─, sé que usted es el jefe aquí, pero...

─¿Oyeron? ─preguntó retóricamente─ ¡ahora soy el jefe!

Siguiéndole el juego el resto rio también.

─No te confundas, yo no soy el jefe aquí, y será mejor que desaparezcan a "furia ciega" antes de que los eche a los tres...

─¡Wow! ¿Por qué tanto escándalo General?

Todos se hicieron a un lado, casi por inercia, y entre el cúmulo de personas, se hizo presente un joven delgado y moreno, recubierto de tatuajes y con expansiones en ambas orejas. No era ni la mitad de intimidante de lo que era el amigo de Louis.

—Esa no es manera de tratar a los invitados —dijo, con voz aterciopelada, colgándose del cuello de su amigo más alto.

—Louis quiere verme la cara de idiota y planea que hagamos de las niñeras de un niño ciego.