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—¿Qué fue eso? —preguntó de inmediato, aferrándose a los brazos de Zayn.

—Creo que fue un disparo, quédate aquí.

Fue entonces cuando los dedos de Niall se enterraron en los desencarnados brazos de Zayn como garras. Las personas que estaban en ese pasillo habían comenzado a correr despavoridas hacia la dirección contraria en la que habían escuchado el disparo.

—No me dejes solo —suplió con ojos grandes y brillantes.

—No puedo llevarte, es muy peligroso.

—¿Y dejarme solo con un lunático armado disparando por aquí no lo es?

Zayn se mantuvo en silencio, sopesando, mientras todos a su alrededor se sumían en el caos.

—Mierda —farfulló—, ese bastardo nunca está cuando lo necesito. Bien, ven conmigo.

El cuerpo de Niall estaba palpitando en puro terror mientras intentaba seguirle el paso a Zayn, esquivando personas y paredes que parecían cerrarse alrededor suyo. Pero no podía imaginar un terror más grande que el quedarse solo mientras alguien disparaba balas como si fueran dulces en Halloween.

—Creo que vino de afuera —masculló Zayn para sí mismo. Niall no pudo encontrar la fuerza para responderle.

Como un niño aferrado a las faldas de su madre, Niall siguió a Zayn a través del disturbio desenfrenado. Ya no escuchaba disparos a su alrededor, sino el chillido de la suela de los zapatos contra el suelo alicatado y los jadeos de las personas que corrían alrededor de él.

Sintió el sol golpearlo en la cara en cuanto Zayn abrió una de las puertas. El ambiente afuera era mucho más tranquilo, y Niall no podía imaginarse por qué.

—¡¿Qué carajos pasó aquí?!

—¡Voy a perder el pie! —lloriqueó una voz a la distancia.

—Niall, quédate aquí.

Antes de que pudiera replicar, Zayn se zafó de su agarre. Niall no sabía a dónde se dirigía, ni tenía intenciones de averiguarlo por miedo a terminar con una bala perforando su pecho, por lo que se abrazó a un pilar cercano que le proveía sombra, pensando que eso le brindaría algo de protección.

—¡¿Qué pasó aquí?! ¡Par de idiotas! —escuchó a Zayn exclamar a la distancia. Nunca lo había oído hablar con tal dureza y severidad. Niall se encogió en su lugar.

—¡Vimos un conejo! Y como las trampas no han funcionado tan bien, pensamos que sería buena idea usar una de las armas —dijo una voz diferente a la que se quejaba adolorida.

—¡¿Las armas que se robaron?! ¡Les dije que no usaran esas cosas! Tienen suerte de que nadie ha venido a matarnos por haberles robado su armamento, no lo pavoneen por toda Inglaterra. ¡Ni siquiera saben usar una calculadora! ¡¿Qué les hizo pensar que podrían usar un arma?!

—¡Lo siento! ¡No hemos comido carne en tantos días! Solo queríamos algo de proteína.

—Juro que, si no cierras la boca Quentin, te la cerraré yo mismo.

—¡¿Podrían dejar de pelear?! ¡estoy a punto de perder la pierna! —exclamó, quien Niall reconoció como Rory.

—Cállate, aun te queda la otra —respondió Zayn.

—¿Qué carajos está pasando aquí? —Niall escuchó la estruendosa voz del General a sus espadas.

Dio un brinco en su lugar, abrazando aún más fuerte el pilar que sostenía. Ni siquiera lo había escuchado llegar.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora